Julio 2014 • Año XIII
#28
Estudios

El aire como objeto; una epidemia del siglo XXI

Gabriela Basz

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Guillermo Belaga - Sin título
2012 - Técnica mixta s/papel (detalle)

"La erogeneidad respiratoria está mal estudiada, pero es evidentemente por el espasmo como entra en juego" [1].

El juego de la asfixia (choking game) ha sido considerado epidemia tanto por el Center for Disease Control de los EE. UU. como por la Sociedad Argentina de Pediatría.

En Salta, Argentina, hubo en 2010 una serie de muertes de adolescentes relacionadas con el juego de la asfixia, que consiste en provocar hipoxia cerebral para vivir una
experiencia de éxtasis. Juego muy siglo XXI: un estudio canadiense de 2007 encontró videos con 279240 visitas en los que se evidencia un 55 % de episodios convulsivos.

Las indicaciones de Lacan respecto de la erogeneidad respiratoria permiten precisar el fundamento pulsional de estas prácticas y avanzar en la elucidación del aire como objeto en la clínica.

Es notable que todos los indicios que da Lacan en el Seminario X para considerar al aire como objeto no culminen con su inclusión en la serie que él mismo amplía agregando la voz y la mirada.

En la última clase del Seminario, dentro de las variables con las que opera Lacan en ese momento, el aire ocupa un lugar fundante, grado cero de la serie que instala una topología de bordes en el cuerpo.

Lacan valora el texto de O. Rank "El trauma del nacimiento" que trata del fundamento fisiológico de la angustia.

El ruaj es destacado por Lacan como fundamento existencial, y el afecto experimentado como tal, que recorta primordialmente el estatuto del objeto. Este límite objetivo entre el sostenimiento de la vida por oxigenación materna y el inicio del reflejo respiratorio, se subjetiva al precio de la angustia y hace del aire el objeto que instala una topología de borde primordial.

El aire como presencia de su falta, o como experiencia cenestésica, es la realización clínica de su condición de objeto.

Lacan cuestiona a Jones - pág.322 del Seminario X- cuando éste relativiza el peso de la respiración argumentando que ella es "habitual".

Pero ¿por qué Lacan no ubica al aire en la serie de los objetos (a)? La hipótesis es que su esfuerzo es fundar el estatuto del objeto en la lógica del deseo y de la demanda; y en este sentido el carácter primordial, pre-estructural, del aire lo pone fuera de toda serie.

A partir de la elucidación que Miller efectúa de la muy última enseñanza de Lacan, se valida el uso objetal del aire en la clínica.

Se abre así el camino para considerar que el aire es objeto pertinente al inconsciente no transferencial. El estatuto del ataque de angustia y la angustia real le conciernen íntimamente.

Si para Lacan es el afecto que no engaña, es porque ya con Melanie Klein el psicoanálisis había validado su carácter instituyente.

Es en su articulación con el hablar que conviene considerar al aire como objeto pulsional, a condición de no desconocer que lo pulsional del aire como objeto es secundario respecto de su estatuto como objeto del inconsciente real.

En "Los divinos detalles" Miller se pregunta cómo el goce es interesado por la castración, cómo llega la castración al goce y propone un esquema donde ubica lo que llama una caja negra entre el goce y la castración, negra porque nada puede precisarse respecto de cómo funciona: Hay en la entrada goce y se sale con la castración [2]

Si la castración realiza una pérdida, ¿cómo entender el goce en esta lógica? y Miller se contesta: "Debemos suponer que este goce primario es pleno, positivo, incluso natural y por eso mismo misterioso". Agrega que se lo puede calificar, a este goce primario como un todo, completo, goce al que llamó Lacan Uno para indicar que es anterior a la relación con el Otro.

Miller muestra que el Edipo que Freud considera el cómo del funcionamiento de esta caja negra sufre distintas transformaciones en Lacan para quien la castración cambia su estatuto en la medida en que no sólo es separada del Edipo sino de todo régimen simbólico.

Lo que hay en la caja negra es pre-estructural, se trata de lalangue sin ley.

El ejercicio efectivo de lalangue es una emisión sonora que tiene como efecto la escansión espasmódica del flujo respiratorio, que separa al aire como objeto. Objeto no de la demanda ni del deseo, sino de la angustia. Y es en tanto tal que podemos entender cómo ese goce primario, positivo, pleno, incluso natural, es intervenido no ya por la palabra en tanto significante sino por la emisión efectiva de trozos de lalangue.

Así considerada es angustia de castración no edípica, ya que la maquinaria de lalangue está antes que todo régimen.

Condición para que en tanto afecto, la angustia "transforme el goce en causa del deseo" [3] procurando el lazo al Otro desde el Uno.

El aire como objeto permite iluminar un poco la caja negra de Miller.

Para Lacan el afecto es efecto en el cuerpo de la incidencia de lalengua.

Por otra parte el lenguaje, en tanto estructura, es un verdadero aparato de goce que instala un régimen regulatorio con el que interviene a lalangue. Inscriptas en ese régimen las cuerdas vocales vibran de placer trabajando para el amo estructurante.

De ese goce primario queda un resto irreductible que acompaña toda emisión de palabra. Toda emisión de palabra es pulsional en tanto hay satisfacción en la alteración, en la interrupción del ritmo respiratorio que necesariamente acompaña el hablar.

El ritmo respiratorio está siempre disponible para ser afectado por lo simbólico y lo imaginario. ¿Qué otra cosa es el suspenso - el de Hitchcock y el del casino, el del disparo desde el punto del penal, el de la revelación de un informe histopatológico, el de la intuición de una inminente intervención del analista, o el del diálogo amoroso - cuando corta el aliento?

Las fantasías de emparedamiento, la excitación sexual con apnea provocada, las claustrofobias, las descargas del bostezo, los fantasmas de ahogo, el suspiro, el soplo vital, los quejidos, las aspiraciones e inhalaciones toxicómanas, la angustia concomitante de la disnea y la disnea concomitante de la angustia siempre implican acontecimientos de cuerpo.

Es notable la gran aceptación de las prácticas orientales que tienen en la cinética respiratoria su eje argumental y fáctico.

La perspectiva teológica del Cristo Pneumático da cuenta por esa vía de la eficacia de la ceremonia litúrgica en tanto acto [4].

El aire, captado en su condición de objeto, es un resto de la operación metafórica por la que el organismo es sustituido por el cuerpo, cuerpo libidinal que es el que el sujeto puede tener, con el que se habla y se goza y donde los acontecimientos de cuerpo pueden no ser una constante tormentosa y dislocada del organismo.

NOTAS

  1. Lacan, J., "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo", Escritos 2, Siglo XXI Editores, Bs. As., 1987, p. 797.
  2. Miller, J.-A., Los divinos detalles, Editorial Paidós, Bs. As., 2010, p. 186.
  3. Miller, J.-A., La angustia lacaniana. Editorial Paidós, Bs. As., 2007, p. 88.
  4. Agamben G., Opus Dei, la arqueología del oficio, Adriana Hidalgo, Bs. As., 2012, p. 67.
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