Noviembre 2011 • Año X
#23
Lecturas freudianas

Angustia y trauma

Osvaldo Delgado

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Raquel Forner - Boceto para el panel derecho de obra en la OEA (1974)
Carbonilla sobre papel. 110 x 60 cm. Jacques Martínez Galería. Gentileza ArteBA Fundación.

Introducción

Este trabajo, se enmarca en el punto II, del curso dictado por Eric Laurent: "Los tiempos de la angustia", que lleva como titulo "Retorno a la angustia anterior a 1926".

El tema preciso que voy a desarrollar es la diferencia entre "Angustia Señal y Angustia Traumática", sus fundamentos y consecuencias.

Para poder desarrollar los fundamentos, se hace necesario ubicar previamente los antecedentes y anticipaciones en la obra de Freud, sin dejar de mencionar el modo en que se presentan al final de su obra.

El propósito que da origen a este trabajo es establecer el fundamento matapsicológico freudiano del denominado "Ataque de pánico", a partir de conceptualizar el estatuto de la angustia.

Esta denominación, que agrupa elementos puramente descriptivos en el DSM IV, reúne dos términos: "urgencia" y "trauma".

Por lo tanto, el objetivo que persigue es ordenar conceptualmente el lugar de la angustia en la obra de Freud, para poder aislar su estatuto, ante esta generalización fenoménica en el conjunto de "las emociones", tal como lo desarrolló Eric Laurent en su curso.

 

Urgencia y Trauma

"Urgencia" es un término que proviene del código médico y refiere tanto a un dispositivo asistencial –la urgencia– como a un modo en que llegan ciertos pacientes a la consulta.

Freud ha descrito la urgencia, por ejemplo en el famoso historial del llamado "Hombre de las Ratas" y más específicamente en un escrito muy temprano que se llama "Observación de un caso severo de hemianestesia en un varón histérico". El relato que hace del modo de presentación de ese sujeto, es un detalle en donde él dice, que se trataba de un hombre que sufría de dolores de rodilla y en la planta del pié, sensaciones en la garganta como si tuviera la lengua atada, música en los oídos, convulsiones leves y ataques de vértigo.

Sin embargo, pese a que Freud destaca esta sintomatología, jamás "la urgencia" tuvo un estatuto conceptual en la obra freudiana ni fue elevado a la categoría de problemática clínica específica.

En la medida en que el psicoanálisis fue avanzando hacia otros terrenos, por ejemplo la clínica con niños, la clínica con psicóticos, las problemáticas que trajo aparejada la fundación del Ambulatorio Psicoanalítico de Viena, etc., y fue avanzando en la dimensión de la terapéutica, se fue encontrando con problemas absolutamente inéditos.

Estas problemáticas nuevas, fueron haciendo que los psicoanalistas tuvieran que dar cuenta conceptualmente, y asegurar la eficacia de su acción a partir de las categorías de la operación analítica en campos totalmente inéditos. En la medida en que cada vez más fue insertándose en los denominados espacios de la llamada Salud Mental.

Por otra parte, "trauma" siendo que también proviene del discurso médico, sin embargo es un término que recorta toda la obra de Freud. Encontramos "trauma" en el inicio, en relación con la "vivencia sexual prematura traumática", como externo a la estructura. Lo vamos a encontrar luego en el giro central de la obra de Freud en 1920, en el texto Más allá del Principio del Placer, como interno a la estructura.

En Freud se va a producir un movimiento, que es la primera ubicación del concepto de trauma como acontecimiento, como un episodio que es externo a la estructura pero que tiene un estatuto fundamental en la causación del sujeto mismo. Podríamos decir que, en términos freudianos ya, desde el inicio de su obra, el trauma aún teniendo el estatuto de un episodio externo, tiene la categoría de estar en la causación del sujeto. La causa misma del sujeto va a estar dada por el trauma. En los primeros textos de Freud nos encontramos con el episodio traumático, la llamada "experiencia sexual prematura traumática" luego un tiempo llamado por Freud de latencia. Posteriormente va a presentarse un representante psíquico, que entra en conexión asociativa con la marca que dejó el episodio traumático, y ese representante psíquico actúa retroactivamente. Ese segundo representante psíquico que entra en conexión con la marca que había dejado el episodio, hace que se genere lo que Freud va a llamar el trauma como perdido, como inasimilable, irrecuperable, lo que quedó es una marca. Esa marca primera, es primera en un sentido, en otro sentido es segunda, porque es el segundo representante, que entrando en conexión lo transforma al otro en primero.

El movimiento que hace Freud es el siguiente: el trauma en la primera época está como episodio, como "experiencia sexual prematura traumática". Tenemos el episodio, pero el episodio en sí mismo no produce ningún efecto. No tiene eficacia. En un período que Freud denomina de latencia va a producirse un representante psíquico, que va a entrar en conexión asociativa con la marca o la huella que dejó el episodio traumático. Este segundo tiempo, en retroacción sobre el primero, va a transformar al episodio en trauma, es a posteriori.

A su vez, va a producir recién en ese momento displacer. El displacer respecto al trauma va a aparecer en el segundo momento y va a producir a este momento retroactivamente como primero, porque recién en el segundo, transforma a esta huella en primero. Este es un concepto fundamental en la obra de Freud. Aquí, en la conexión de estos dos representantes psíquicos va a operar, va a decir Freud, la Defensa Primaria, produciendo como efecto el grupo psíquico separado. Opera la Defensa y produce el grupo psíquico separado y ¿qué es ese grupo psíquico separado, sino el primer antecedente del concepto de inconsciente en la obra de Freud? Pero queda un resto inasimilable, perdido.

Tenemos un segundo momento, un representante psíquico 2 (dos), que por retroacción vuelve a la huella, lo torna 1 (uno). Esto permite la producción de grupos psíquicos separados, o sea una primera escisión que es constitutiva del inconsciente por lo tanto constitutivo del sujeto mismo para el psicoanálisis.

El sujeto para el psicoanálisis es ese sujeto dividido, por eso el trauma está en una relación directa con la causación misma del sujeto. Tiene un valor causal. A partir de que entran en conexión estos dos representantes psíquicos vamos a tener un sujeto representado por ese grupo psíquico separado. Pero queda un resto inasimilable por la cadena de representantes psíquicos.

Cuando Freud construye el concepto de fantasía se le desvanece en la teoría la importancia central del concepto de trauma, en la medida que el trauma va a quedar ligado al episodio, a lo acontecido. La fantasía viene a ocupar el lugar causal que tenía el trauma en el primer momento. Pero aun en esa época la fantasía como Realidad Psíquica vela la practica pulsional, nombrada como autoerótica.

Es el tiempo intermedio entre el trauma de la primera época y el trauma de 1920, porque cuando Freud ubica al trauma en 1920 con la introducción del concepto de pulsión de muerte, el trauma ya no va a ser un acontecimiento exterior a la estructura sino interno a la estructura misma. Se mantiene el concepto de trauma. El concepto de trauma ya no va a referir a ningún episodio, a ningún acontecimiento sino que trauma va a referir directamente a la exigencia pulsional, a la pulsión de muerte. Lo que va a venir a ocupar el lugar del trauma como inasimilable y como aquello que pone a su vez a trabajar al aparato psíquico es el trauma como interno a la estructura, la pulsión de muerte.

Al final de su obra en Análisis terminable e interminable, y en El esquema del Psicoanálisis, se va a presentar el trauma respecto a dos cuestiones. Respecto a lo irreductible al final de un análisis, más allá de los términos del Complejo de Castración como envidia del pene y amenaza de castración, va a quedar lo que en Análisis terminable e interminable llama "un fragmento de agresión libre". Un fragmento de agresión libre es el término fundamental del texto Análisis terminable e interminable para dar cuenta de lo irreductible pulsional en un análisis, más allá del Complejo de Castración. Fragmento de agresión libre, es la irrupción pulsional, lo que queda como no ligado por el representante psíquico. Irrupción, más allá del estatuto de la verdad en la Realidad Psíquica.

Pasemos ahora al otro termino:"Urgencia"

La Urgencia reúne la presencia de un padecimiento sin velo, sin trama, con la cuestión del tiempo. Nombramos el conjunto Urgencia compuesta por dos elementos. Escribimos dos elementos dentro de ese conjunto y uno de los elementos es un padecimiento sin velo, sin trama de representación psíquica; y el otro elemento de ese conjunto es la cuestión del tiempo, la dimensión del apremio y de la prisa. Se presenta descriptivamente como desborde, como verborragia, como desesperación o también como un mutismo inconmovible. Puede también tener el carácter de una impulsión con todos los riesgos que implica tanto para sí mismo como para otros. Implica la dimensión de un acontecimiento que tiene el carácter de algo abrupto para el equilibrio psíquico del sujeto.

El trauma a la altura del texto freudiano Más allá del Principio del Placer, es abordado como irrupción pulsional o inundación económica, exactamente en los capítulos III y IV. Irrupción pulsional o inundación económica. ¿Qué es lo que Freud nos dice en ese texto separando ambas angustias? Es que en la angustia señal se sostiene la representación del sujeto. En vez en la angustia traumática, en la medida en que se produce la inundación económica como emergencia pulsional no ligada, va a implicar la caída de la escena psíquica. En términos de Freud, "atraviesan, perforan" lo que llama la "barrera protectora antiestímulo". ¿Ante qué estímulo? Justamente ante la irrupción de lo pulsional.

¿Qué es la barrera protectora antiestímulo? Es la cadena de representantes psíquicos misma. Es la que le permite al sujeto ligar la pulsión y mantener el equilibrio del Principio del Placer y de este modo mantener la dimensión homeostática del aparato psíquico. Homeostasis paradójica, ya que incluye la tensión deseante.

Es un interno- externo el modo en que Freud aborda el problema del trauma como interno a la estructura. Va a ubicar un interno-externo. Un exterior que es al mismo tiempo lo más íntimo.

Esta irrupción es algo ante lo cual el sujeto no puede responder como habitualmente lo hace. Es una suspensión de los recursos habituales del sujeto.

La irrupción pulsional deja al sujeto sin escena psíquica y es la ausencia de escena psíquica lo que reúne trauma y urgencia. Podemos tomar un modelo paradigmático de la escena psíquica mediante una formación del inconsciente: el sueño. El sueño como un ejemplo paradigmático de escena psíquica. La escena psíquica que nombramos "sueño", se sostiene siempre y cuando, los dos mecanismos fundamentales para la formación de un sueño, condensación y desplazamiento, operen. Porque justamente cuando hay un fracaso de los operadores desplazamiento y condensación, operadores que ligan la pulsión al deseo y mantienen el equilibrio del Principio del Placer, cuando fracasan, hay fracaso de la función del sueño, caída de la escena psíquica, sueño de angustia, despertar.

 

La caída de "la otra escena" y la Angustia

La "Barrera de protección antiestímulo" revela su punto de falla indicando lo pulsional no-ligado.

En el Proyecto de Psicología para neurólogos el resto que deja la "experiencia de satisfacción" (el deseo), realiza el "tratamiento" de lo que dejo como resto "la experiencia de dolor" (el afecto). Este es el antecedente de la diferencia: deseo-pulsión.

El deseo inconsciente busca "ligar" al resto diurno en su cara perturbadora (pulsional) en el trabajo del sueño. Su fracaso produce el despertar.

A su vez, sueño como formación, como manifestación de la Realidad Psíquica, anuda el sentido de los representantes psíquicos, la puesta en imágenes (figurabilidad) y el quantum pulsional (lo hiper nítido en todo sueño).

El fracaso del trabajo del sueño conmueve ese anudamiento y la dimensión de tiempo lógico que le es propia. Específicamente: "el tiempo para comprender" que marca la dimensión de elaboración pulsional.

La caída de la escena psíquica implica la puesta en suspensión "del tiempo para comprender" y puede dejar al sujeto en la posición de:"yo no pienso, soy", propio del pasaje al acto, para arrancar a la angustia su certeza.

La operación analítica, permitiendo la apertura del Inconsciente (yo no soy, pienso), reanuda el tiempo lógico en donde el sujeto puede representarse.

Precisamente, en los momentos de "Urgencia", hay una conmoción de la posición asegurada de la modalidad en el campo de la Repetición por parte del sujeto, ya que los "recursos habituales", ese "equilibrio psíquico" está sostenido en la repetición, marcado, trazado por un encuentro absolutamente contingente en la historia del sujeto que ha tenido para el estatuto de su "guía" en el mundo, como las "Series Complementarias" en Freud lo revelan claramente.

 

Del Trauma a la Angustia

Inicialmente el trauma aparece en la obra de Freud definido por dos caracteres:
a) Accidental: Da cuenta de la experiencia sexual prematura traumática.
b) Inasimilable: En la media que la articulación misma que pone en juego la defensa deja a la escena como irrecuperable.

Estos dos caracteres nombran un límite, ya que formulado como acontecimiento, el retorno se presenta como ajeno.

La posibilidad de desciframiento opera con las representaciones, que se van moviendo en la cadena asociativa hasta cierto límite, ya que la representación inconciliable para el yo es en conexión con esa escena pero que vale como recuerdo.

Si el primer tiempo del trauma es silencioso y tiene un valor potencial, es necesaria una represión posterior por recuerdo para que adquiera el valor traumático -esto es a posteriori-. El "a posteriori" implica que el recuerdo produzca un displacer mayor que el que tuvo la vivencia.

En este punto es lícito conectar el exceso de placer de la escena traumática que retorna en la neurosis obsesiva, con la fuente independiente de desprendimiento de displacer (hipótesis auxiliar, 1894). A esta altura la defensa opera separando la representación del monto de afecto y es el testigo en la producción de lo reprimido inconsciente del encuentro inconciliable con la sexualidad traumática.

El zwang de la representación reprimida sostiene una nueva satisfacción, irreconocible y que se manifiesta como sufrimiento.

Mientras que la representación, vía sustitución ubica al síntoma en el registro de las formaciones del inconsciente, la suma de excitación en tanto exceso habla de la ganancia primaria de la enfermedad. Esto es posible a partir de que, si la suma de excitación en tanto exceso habla de la ganancia primaria de la enfermedad sostiene en su desplazamiento el falso enlace, al mismo tiempo vale como resto, porque la fuente de la que proviene no se agota en la representación.

El éxito de la defensa se corresponde con la constitución misma del inconsciente y su fracaso, en conexión con lo inasimilable, retorna en lo compulsivo del síntoma.

Existe aquí una correspondencia puntual con lo formulado por Freud en el Proyecto de Psicología para neurólogos, en relación a las dos partes en que se divide el objeto particularmente en la experiencia hostil (complejo del semejante).

Sabemos que una parte va a formar el conjunto de caracteres perceptuales constantes que aparecen unidos como cosa (lo inasimilable); mientras que el segundo elemento sobre el objeto es lo que denomina juicio de atribución (los atributos: bueno o malo).

Lo que va a orientar al sujeto en la vía de sus deseos es la cosa, de la cual podemos saber a través de los atributos, sin poder jamás alcanzar el núcleo constante. Posición fija de la cosa que se caracteriza como lo que vuelve siempre al mismo lugar, sosteniendo en lo fallido del encuentro la imposibilidad de cualquier complementariedad.

Los atributos marcan lo que es cualidad. Puede ser entendido por la memoria, por una remisión al cuerpo propio del sujeto, a la propia experiencia subjetiva.

Dicho atributo va a constituir las representaciones, incluidas las primitivas, alrededor de las cuales se va a articular lo que va a ser regulado por el principio de placer-displacer. Por lo tanto se trata de los signos que la alucinación recupera.

Por su parte la experiencia de satisfacción, produce al objeto como perdido, con los referentes conceptuales del Desamparo y el Otro prehistórico.

El recordar-reproductor indica una memoria no orgánica constituyendo el placer de desear.

 

Angustia Señal y Angustia Traumática

Aquí la primer pregunta que nos formulamos es ¿cuál es la relación de la angustia y el Más Allá del Principio de Placer? A partir de aquí la segunda pregunta es respecto a la diferencia entre la angustia traumática y angustia señal.

En Más Allá del Principio de Placer la angustia surge como reacción ante un peligro. Este peligro está determinado por la ruptura de la barrera protectora.

El peligro al nivel de la angustia traumática, es la perturbación económica, producida por un incremento de las magnitudes de estímulo (núcleo genuino del peligro).

El núcleo genuino del peligro nos lleva al Proyecto de Psicología para Neurólogos.

El estado de Desamparo no implica en este texto, como angustia real, una fantasía de amenaza sino claramente una amenaza real.

A nivel de Más Allá del Principio de Placer la inundación económica de magnitudes se articula con el automatismo económico.

La angustia se generó como reacción ante un estado de peligro. ¿Pero, cuál es ese peligro?

Freud lo dice claramente en el Cap. VIII de Inhibición, Síntoma y Angustia; el aumento de tensión de la necesidad frente al cual es impotente.

El incremento de las magnitudes de estímulo en espera de tramitación implica el peligro del desvalimiento psíquico, en relación al período de inmadurez del yo.

En la situación traumática frente a la cual se está desvalido, coinciden el peligro externo y el interno, lo que Freud llama peligro realista y exigencia pulsional.

La situación económica es en ambos casos la misma y el desvalimiento motor encuentra su expresión en el desvalimiento psíquico.

¿Pero, y cuál sería esa experiencia pulsional respecto a la cual la angustia sería una respuesta?

La pulsión de destrucción vuelta hacia la propia persona.

Pero, ¿dónde realiza Freud la articulación que considero fundamental en este desarrollo?

Es en la Conferencia 32 llamada Angustia y Vida Pulsional.

Ahí Freud afirma: que a lo esencial respecto a esa gran excitación que es sentida como displacer y que el sujeto no puede dominar con su descarga, estado en que fracasan los esfuerzos del Principio de Placer, le damos el nombre de instante traumático.

El instante traumático paraliza la función del Principio de Placer y da a la situación de peligro su significación.

La Represión Primaria nace directamente de instantes traumáticos.

Entonces tenemos una línea que ubica:

  • Desvalimiento.
  • Inundación de magnitudes de estímulo - ruptura de la barrera protectora.
  • Respuesta ante un peligro.
  • Exigencia pulsional, como pulsión de destrucción contra la propia persona.
  • Instante traumático, como fracaso del Principio de Placer y base de la Represión Primaria.
  • El Principio de Placer nos asegura contra un daño determinado de nuestra economía psíquica.

¿Qué es lo que de aquí obtenemos?

La angustia traumática es respuesta a la ruptura del Principio de Placer a partir de una exigencia pulsional. Como pulsión de destrucción se sostiene en ese instante traumático, base de la Represión Primaria.

Y desde la misma conferencia realizamos la segunda articulación que Freud propone, formulando que hay un doble origen de la angustia:

  • Del instante traumático.
  • Como señal de que amenaza la repetición de tal instante.

Por lo tanto, la fuente económica de la angustia debe ser netamente diferenciada de la pérdida de objeto, más aún, es la perturbación económica la que da su lugar a la importancia de la madre como objeto y a su pérdida.

La angustia frente a la separación se funda en un desplazamiento de la perturbación económica, al otro que logra impedirla, es "decir a su condición".

Condición, en tanto que si el objeto está ausente, se produciría el desencadenamiento del automatismo económico.

Citemos a Freud en el cap. VIII de Inhibición, Síntoma y Angustia:
"Con la experiencia de que un objeto exterior, aprehensible por vía de la percepción, puede poner término a la situación peligrosa que recuerda al nacimiento, el contenido del peligro se desplaza de la situación económica a su condición", la pérdida del objeto. La ausencia de la madre deviene ahora el peligro.

El lactante da la señal de angustia tan pronto como se produce, aún antes que sobrevenga la situación económica temida.

En esta línea la angustia vale como una función.

¿Cuál?

Ser una señal, para la evitación de la situación de peligro.

Como señal siendo lo fundamental el desplazamiento que se opera. La reacción de angustia desde su origen en la situación de desvalimiento hasta su expectativa implica dos cuestiones:

  • Expectativa del trauma (anticipación).
  • Repetición amenguada de él.

Respecto a la primera decimos: la situación de peligro es la situación de desvalimiento discernida, recordada, esperada. Respecto a la segunda: el yo que ha vivenciado pasivamente el trauma "repite" ahora de manera activa una reproducción morigerada de éste, con la esperanza de poder guiar de manera autónoma su decurso.

Por lo tanto, la angustia en tanto su función como señal, implica tanto la expectativa, como la reproducción morigerada. Se articula a la repetición y al recuerdo.

Entonces esta reacción es una forma de recuerdo, se sitúa en el marco de la historia del sujeto.

El peligro del desvalimiento psíquico se adecua al período de la inmadurez del yo, así como el peligro de la pérdida de objeto, a la falta de autonomía de los primeros años de la niñez.

Precisamente en relación a la angustia señal se va a destacar el lugar central del yo.

El yo, es la sede misma de la angustia y la precocidad del yo no es madurativa, sino por lo contrario, estructural en la medida en que la existencia de la señal en el niño responde a la anticipación que se esboza en la tríada: Desamparo, Otro y llamado; aquello que permite que la estructura del lenguaje se posesione del organismo. La angustia en tanto estado afectivo sólo puede ser registrado por el yo.

En el seminario de La Angustia, Lacan nos dice, que la angustia es la señal en el yo, pero señal para todo sujeto del peligro.

¿Y de qué peligro?

Peligro de ser tomado el sujeto como objeto por el Otro, no como objeto de deseo, sino como el objeto que causó al Otro como deseante en una especie de salto temporal.

Peligro para el sujeto de su desaparición misma como sujeto.

Punto en donde el deseo del Otro vale como goce (objeto del goce del Otro).

Volviendo a Freud diremos: La angustia traumática vale como inundación económica en ruptura del Principio de Placer, que fija ese instante traumático, en donde se sostiene la necesidad de la Represión Primaria misma.

Instante traumático como valor de goce en la estructura psíquica misma, no asimilable por el Principio de Placer. Lugar propio del "Más Allá del Principio del Placer". Punto en donde se sostiene la pulsión de destrucción contra si mismo.

A partir de aquí en tanto señal, "lo temido, el objeto de la angustia, es cada vez la aparición de un instante traumático que no puede ser tratado según las normas del Principio de Placer".

A esta irrupción de goce, del denominado instante traumático, la angustia señal, le da un marco con la repetición-reproducción que como dice Freud, morigera lo vivenciado pasivamente.

La angustia señal se articula con la Represión Secundaria y con la formación de síntomas.

Pero los instantes traumáticos surgen de la vida anímica sin relación con las situaciones traumáticas supuestas, en las cuales la angustia no es despertada, por tanto, como señal, sino que nace basada en un fundamento inmediato (irrupción).

La angustia traumática, por lo tanto, se articula con la irrupción de goce. Paralización, de la función del Principio de Placer en su capacidad de ligar las magnitudes de estímulo; daño en la economía Psíquica, fracaso de las Formaciones del Inconsciente.

Si la Represión Primaria se sostiene en instantes traumáticos para que puedan retornar instantes traumáticos, es necesario que haya una vacilación en la estructura misma de aquello que articula la Represión Primaria y el Masoquismo (pérdida del marco de la pulsión de destrucción vuelta contra la persona)

Si la pérdida del objeto se articula como condición, en tanto señal de angustia, en verdad ausencia de la madre vale como deseo de la madre, como ausencia en relación a una presencia, como deseo de la madre más allá del sujeto. Deseo que hace aparecer un enigma, ausencia que sostiene el Fort-Da. Juego del pequeño con el Otro del significante a partir de la emergencia del deseo del Otro.

¿Qué provoca entonces angustia según Lacan?

"Contrariamente a lo que se dice, no el ritmo ni la alternancia de la presencia-ausencia de la madre y lo prueba el hecho de que el niño se complace en renovar ese juego de presencia-ausencia. La posibilidad de la ausencia es la seguridad de la presencia.

Lo más angustiante para el niño, es justamente esa relación, sobre la cual, él se instituye por la falta que le hace desear, esa relación, resulta ser lo más perturbador cuando no hay posibilidad de falta, cuando la madre le está todo el día encima, y especialmente al limpiarle el trasero, modelo de la demanda, de la demanda que no podría desfallecer" (Seminario 10, J. Lacan).

En el capitulo VIII de Inhibición, Síntoma y Angustia la angustia surge como reacción, ante el peligro determinado por la ruptura de la barrera protectora. La angustia traumática dijimos está causada por la perturbación económica, producida por el incremento de las magnitudes de estímulo.

"En ambos aspectos, como fenómeno automático, y como señal de socorro, la angustia, demuestra ser producto del desvalimiento psíquico del lactante, el correspondiente de su desvalimiento biológico (que ambas reconozcan por condición la separación de la madre no requiere de interpretación psicológica alguna).

La fuente económica de la ausencia, se diferencia de la pérdida de objeto, ya que es la perturbación en sí, la que da importancia a la madre como objeto.

Desplazamiento a la presencia-ausencia del Otro como condición.

El límite, que separa angustia automática y angustia señal, se juega entre la inundación económica y la condición de que de estar ausente (el objeto) determinaría el desencadenamiento del automatismo económico".

El concepto de desamparo del Proyecto es retomado en Inhibición, Síntoma y Angustia, en su articulación con la falta de significación. "No necesita interpretación psicológica alguna" (Inhibición, Síntoma y Angustia).

La cadena de representantes psíquicos, verdadero lugar de la barrera protectora, revela su punto de falla indicando el goce irruptivo (no ligado por lo tanto) que queda por fuera de la cadena.

"La ausencia de significación, en el nivel de la perturbación económica es central. Dicha ausencia de significación, funda esa perturbación económica, como fuera del lenguaje, fuera de la cadena asociativa". Dice Freud: carece aún de todo contenido psíquico.

El "Desamparo" por lo tanto es situado como un sin recursos ante la presencia del deseo del Otro, a merced del Otro.

La perturbación económica, en tanto invasión en el nivel del proceso primario, habla del factor traumático que no puede ser tramitado por el Principio de Placer.

La dimensión económica funda el Más Allá del Principio de Placer y sostiene tanto la temperancia o ligadura como su irrupción, lo no ligado.

Con el marco del "Desamparo" (falla en la cadena, ausencia de significación), la violenta irrupción del trauma, implica la imposibilidad de ligar los volúmenes de estímulos.

Desde ahí es que Freud va a decir que el incremento de las magnitudes de estímulo o acumulación de investiduras son el peligro real en juego en la angustia traumática.

Este peligro, es el que se articula en Más Allá del Principio de Placer al diferenciarse en el capítulo III, terror, miedo y angustia.

Esta última implica un cierto estado expectante que sirve como última defensa; pero "la vida onírica de la neurosis traumática, reconduce al enfermo una y otra vez a la situación de su accidente, de la cual despierta con renovado terror".

La fijeza psíquica del enfermo a la situación traumática permite anticipar la compulsión de repetición. La excitación traumática es formulada tanto como algo exterior, como también interior, indicándose el carácter de la pulsión como algo íntimo, pero exterior (trauma interno a la estructura), que tiene la cualidad de perforar la protección antiestímulo y de abolir en un primer momento al Principio de Placer.

"El apronte angustiado, con su sobreinvestidura de los sistemas recipientes, constituye la última trinchera de la protección antiestímulo" (S. Freud).

Con la abolición inicial del Principio de Placer la tarea que se le plantea al aparato, es ligar psíquicamente los volúmenes de estímulo. Por lo tanto, los sueños traumáticos tratan de dominar el estímulo a través del desarrollo de angustia faltante en la situación traumática.

Ese punto de exterioridad que puede ser representado dentro, tal como lo obtenemos en la experiencia de satisfacción, sostiene el intento de ligazón psíquica de impresiones traumáticas, articulando en el irrestricto imperio del Principio de Placer la ligadura pulsión- deseo. Ligadura por la cadena de representantes psíquicos manteniendo la distancia necesaria, (encuentro fallido) con el objeto perdido.

 

Síntesis y Conclusiones

La Angustia traumática por lo tanto se articula con la irrupción de la pulsión no ligada al deseo. Paralización de la función del Principio de Placer en su capacidad de ligar las magnitudes de estímulo, daño en la economía psíquica, fracaso de las formaciones del Inconsciente.

Esta Angustia nombra la caída de la "otra escena" ya que no operaran sus articuladores.

El fracaso de la ligadura pulsión-deseo suspende la posibilidad de la significación.

Se trata de un padecimiento no causado por un representante psíquico reprimido (como en el síntoma), sino por la ausencia misma de ese mecanismo. Por esto mismo desarticulación del tiempo lógico.

La ausencia de significación es efecto de la perturbación económica por fuera de la cadena asociativa. "Carece aun de todo contenido psíquico" (S. Freud).

Este es el fundamento metapsicológico de lo que hoy se denomina como novedad: "Ataque de pánico".

Significación en suspenso por conmoción de la realidad psíquica es lo que se expresa en el ataque de pánico. Realidad psíquica "freudiana", como la entendió Lacan, un Nombre del Padre.

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