Se le reprocha a Freud el ser demasiado difícil y no hablar la lengua de todos. Y bien, Lacan es tan difícil como Freud, y tanto mejor. Nos pone, en efecto, al trabajo de las exigencias de la investigación del psicoanálisis. En esta perspectiva, una frase extraída del Seminario XXIII de Lacan, El sinthome, había sido evocada durante una noche preparatoria del VII Congreso de la AMP sobre Semblantes y sinthome. Concernía al lugar que tiene el falo como semblante en el dispositivo para el tratamiento de lo real, y por ende la relación del falo al sinthome en el fin del análisis. En este seminario, Lacan dice que le corresponde al falo «verificar [lo] real»[1].
Más exactamente escribe : «El único real que verifica cualquier cosa es el falo en la medida que es el sostén de la función del significante» que «crea todo significado». Y agrega : «Es aún preciso […] que sólo él verifique ese real »[2]. Estas dos fórmulas tienen el aire de oponerse y forman un quiasma. Por un lado, el falo es dicho «real» y « el único real que verifica cualquier cosa», por el otro, él es el único en «verificar [lo] real».
¿Cómo, en principio, el falo podría ejercer esta doble función, por una parte, de «real que verifica cualquier cosa», y por otra de «verificar [lo] real»?
El falo hace hablar
El goce infinito está interdicto a quien habla como tal y la marca de ese sacrificio, del cual el principio es simbólico, es el falo –aun si la función que ahí se sacrifica es imaginaria. El goce mortificado por el significante es reducido a ser encarnado por el significante-límite del falo que va así a nombrar el desierto del goce[3].
Así, el falo no denota ningún objeto. Él «se articula sólo con hechos de ausencia»[4]. La única denotación [Bedeutung] que se puede dar al falo como « sostén de la función del significante»[5], es una significación[6]. Nosotros no hablamos, en efecto, más que bajo la condición del falo, porque no podemos enfocar al objeto como tal. Así, decir que el falo «verifica cualquier cosa», es decir que él permite cualquier significación.
A este respecto, el falo, como todo semblante, puede ser dicho «auto-referencial»[7], es un semblante «dándose por lo que él es» y poniendo en función la verdad en la significación.
¿Cómo, entonces, el falo podría «verificar [lo] real», si no hay nada detrás el falo en tanto que significante del goce absoluto interdicto, si no se alcanza jamás lo real que ex-siste al sentido, si la referencia se sustrae, si, finalmente, lo real no se religa a nada [8]? ¿Cómo, además, Lacan puede decir que no hay más que el falo para verificar lo real?
Verificar lo real, lo entiendo aquí como verificar qué hay de lo real, verificar la distinción y la articulación de lo simbólico y de lo real, es decir verificar la distinción entre símbolo –que gira en redondo- y síntoma que, en lo simbólico, es lo que tiene que ver con lo real. Sin el falo, en efecto, simbólico y real se recubrirían sin articularse.
Sin el falo, también, imposible impedir que «todo lo simbólico [sea] real [9]» como en la esquizofrenia, que lo real «hable» al sujeto en la psicosis. La castración es asunto de lenguaje.
Función fálica y goce sexual
Sin duda hay que abordar también esos enunciados de que el falo «verifica cualquier cosa» y que él «verifica [lo] real», a partir de la lógica de la función fálica, en las fórmulas de la sexuación.
Para su escritura de la función fálica, Lacan ha tomado como modelo a la función lógica de Frege[10]. Esta función se especifica de un lugar vacío, x, que denota el argumento que viene a llenar este lugar. Mientras este lugar vacío es ocupado por un objeto (que puede incluir a personas) dicha función produce una significación susceptible de poseer o no una referencia y un valor de verdad. La función del falo va entonces a devenir en Lacan «función fálica» : Φ(x), representando x a los seres que se ordenan o no bajo esta función.
Si no hay posición sexuada más que por relación a la función fálica, esto no implica por ello un dualismo hombre/mujer, o que la diferencia de los sexos se reparta un espacio de sexuación ya circunscripto. En «O peor», Lacan señala «esta bipartición a cada instante huidiza […], del hombre y de la mujer [11]». Y en « Los no-incautos yerran », habla « de opciones, dichas de identificaciones sexuadas [12]». Así hombre y mujer valen como semblantes.
Lo que entonces quiere decir la significación del falo es simplemente que somos todos castrados, y, esto, aun si hay, como lo dice Lacan, treinta y seis estructuras de castración diferentes[13]. Tantas como sujetos, diría yo. La función fálica formula la castración generalizada y deja al objeto a su función de semblante «a-sexuado» de goce sustitutivo.
Si la función fálica sitúa al sujeto por relación al goce sexual, es porque el falo verifica para cada uno y para todos lo real del goce sexual, en tanto que dicho goce es el efecto de lo no inscribible de la relación sexual. A esta no-existencia de la relación sexual[14] el falo la causa y la oculta a la vez. A este respecto, el goce fálico es un goce que parodia el goce efectivo logrado, el que permanece extranjero al discurso – el goce que sería el de la relación sexual, si esta existiera.
El falo es ciertamente un semblante, pero aquí se lo puede decir semblante en dirección de lo real, orientado por la inexistencia de la relación sexual.
El falo, residuo que no habla
Es otra perspectiva, heterogénea esta vez, sobre el falo la que va a ser ahora considerada con la formulación entera de Lacan : «El único real que verifica cualquier cosa, es el falo[15]».
Si planteamos, con el último Lacan, que el goce está por todas partes en el parlêtre, que goce del cuerpo y lenguaje se conjugan, podemos plantear la cuestión : ¿este goce es susceptible de ser negativizado o puesto en función por el falo ? ¿Los semblantes están en condiciones de atrapar cualquier cosa de lo real ? En efecto, lo real que el goce señala hace obstáculo a la función «para todos».
¿Entonces como entender la fórmula de Lacan : « el falo, único real » ? El falo es dicho aquí real, pero es « lo real, sobre todo en tanto que se lo elide […] esto no es la ex-sistencia de lo real [16]». En tanto tal, el falo es significante del goce Uno, imposible de negativizar. También, es « un objeto privilegiado sobre el que uno no se engaña [17]», como lo dice Lacan en 1977. El falo, en efecto, no es sujeto y no habla –es la histérica la que lo quiere hacer hablar ; el falo no está en la verdad mentirosa.
Si uno no se engaña sobre el falo, es que entre los semblantes, él es para el parlêtre el único que, como lo real, sitúa en el orden de la limitación lo simbólico y lo imaginario. En esta perspectiva, el falo se aísla en un análisis como significante del goce más singular, sin relación al Otro, sin « común medida [18]», como lo ha formulado Leonardo Gorostiza. A partir de ahí, cada uno pondrá en función lo sexual de manera diferente en su sinthome.
Aquí, el falo es un semblante ostentando ser real, « haciéndose tomar él-mismo por lo real [19]».
Falo y pase
Para concluir, digamos que el falo, principio de la significación, ha podido verificar la distinción de lo simbólico y de lo real. Agente de una función « para todos », ha podido también verificar la orientación de lo simbólico por lo real.
Pero él verifica también lo que, de lo real, no se rinde a lo simbólico, lo que, de lo real, reenvía al sujeto a lo indestructible de su goce. Es este residuo real el que verifica finalmente que ha habido análisis en el pase, «sea lo que sea » este fin de análisis.
Si el falo ha podido ser pensado como una medida del goce, en esta nueva perspectiva él señala lo que, en este goce, no consiente a la medida. Él es el pecado, el sin[20] que se reencuentra en el término sinthome.
Es entonces como funcionamiento en torno de este goce singular, pero cernido por la interpretación, después soltado, fluidificado por el lado de la incidencia real del síntoma, que se edifica el sinthome del fin de análisis. Es esto lo que testimonia la experiencia del pase.
Traducción: Viviana Fruchtnicht
NOTAS
- Lacan J., Le Séminaire, livre XXIII, Le sinthome, Paris, Seuil, 2005, p. 118.
- Ibid.
- Cf. Lacan J., Le Séminaire, livre XVIII, D’un discours qui ne serait pas du semblant, Paris, Seuil, 2006, p. 148.
- Lacan J., Le Séminaire, livre XX, Encore, Paris, Seuil, 1998, p. 40.
- Lacan J., Le Séminaire, livre XXIII, Le sinthome, op. cit.
- Dans Le Séminaire, livre XIX, « Ou pire », leçon du 19 janvier 1972, inédit, Lacan corrige le terme de « signification » qu’il avait utilisé pour « Bedeutung », en reprenant celui de « dénotation », terme introduit par Claude Imbert, traductrice de Frege, la « dénotation » étant alors opposée au Sinn, le sens. [En en Seminario, libro XIX, «O peor », lección del 19 de enero de 1972, inédito, Lacan corrige el término de « significación » que había utilizado para « Bedeutung », retomando el de « denotación », término introducido por Claude Imbert, traductora de Frege, oponiéndose entonces la «denotación» al Sinn, el sentido].
- Miller J.-A., « L’orientation lacanienne. De la nature des semblants », enseignement prononcé dans le cadre du département de psychanalyse de l’université Paris VIII, leçon du 26 février 1992, inédit. [Miller J.-A., « La orientación lacaniana. De la naturaleza de los semblantes », curso pronunciado en el marco del departamento de psicoanálisis de la universidad Paris VIII, lección del 26 de febrero de 1992, inédito].
- Cf. Lacan J., Le Séminaire, livre xxiii, Le sinthome, Paris, Seuil, 2005, p. 124.
- Lacan J., « Réponse au commentaire de Jean Hyppolite », Écrits, Paris, Seuil, 1966, p. 392.
- Lacan se réfère aux « Écrits logiques et philosophiques » de Frege, parus en France aux éditions du Seuil en 1971. [Lacan se refiere a los «Écrits logiques et philosophiques » de Frege, publicados en Francia en ediciones del Seuil en 1971]
- Lacan J., Le Séminaire, livre XIX, « Ou pire », leçon du 10 mai 1972, inédit.
- Lacan J., Le Séminaire, livre XXI, « Les non-dupes errent », leçon du 14 mai 1974, inédit.
- Lacan J., « Propos sur l’hystérie », Quarto, n° 90, juin 2007, p. 10.
- Lacan J., Le Séminaire, livre XXI, « Les non-dupes errent », leçon du 12 février 1974, inédit.
- Lacan J., Le Séminaire, livre XXIII, Le sinthome, op. cit.
- Lacan J., Le Séminaire, livre XXII, « r.s.i. », leçon du 11 mars 1975, inédit.
- Lacan J., « Propos sur l’hystérie », op.cit.
- Gorostiza, L., « Le gnomon du psychanalyste », La Cause freudienne, Paris, Navarin/Seuil, n° 74, p. 42.
- Miller J.-A., « L’orientation lacanienne. De la nature des semblants », [1991-1992], enseignement prononcé dans le cadre du département de psychanalyse de l’université Paris viii, leçon du 26 février 1992, inédit. [idem nota n° 7].
- N. de T.: "sin" corresponde a "sinn" en alemán, "sens" en francés, " sentido" en español. Ver nota al pie n° 6.