Febrero 2008 • Año VII
#17
Dossier: El empuje al hedonismo en la civilización contemporánea

Las dos soluciones del hedonismo contemporáneo

Pascal Pernot

Bajar este artículo en PDF

Hacia dónde vamos
100 x 170 cm
Diana Chorne

Cierta sintomatología que prevalece en nuestra época, consecuencia de la condición del Otro, de la inoperancia de los semblantes, encuentra pretendidas soluciones que son tributarias de diferentes corrientes del hedonismo griego. En este trabajo, dichas soluciones analizadas corresponden a las terapias cognitivo-comportamental y a un nuevo aparato tecnológico, el QPM (Quantic Potential Measurement), que más allá de sus diferencias coinciden en el intento de desconocer lo real y el goce como factores causales. Por el contrario, es el tratamiento de esto lo que diferencia al psicoanálisis.

El diario Le Monde del 8 de agosto de 2007 se hacia eco del uso por los practicantes de la Salud Mental y del coaching de un aparato, el Quantic Potential Measurement, que a través del envío de una pequeña descarga de corriente eléctrica en el cuerpo determinaría directamente el gráficode « la personalidad, la inteligencia emocional, las marcas dejadas por la experiencia, las aptitudes sociales ». Bajo el término de motivación, la causalidad subjetiva podría ser visualizada, medida, por le trazado de la actividad bioelectrónica del organismo. El QPM permitiría una ganancia de tiempo y de precisión en el diagnostico diferencial de la « depresión », evitando el obstáculo de « los largos tests declarativos ». He aquí el rasgo fundamental: evitar que el sujeto hable, que el practicante no esté en juego, en fin, que el lenguaje no venga a constituir un artefacto entre el fenómeno eléctrico natural causal y su puesta en evidencia.

Pertinentemente dubitativa, la periodista del diario Le Monde se dirige, para dar argumentos a una crítica, al presidente de una Asociación de terapia cognitivo-comportamentalista, para quien el veredicto es doble: ausencia de validación científica y uso de elementos psicológicos, semblantes engañosos que podrían permitir suponer un saber al practicante. Esta crítica reposa en la creencia en la ciencia para tratar la causa subjetiva, con sus valores de verdad, verdadero o falso, para reabsorber lo real. Se funda en la creencia en un saber objetivo, no engañoso, del practicante de las TCC: lo opone por un lado al QPM, a la captación directa de un pretendido « fenómeno », y por otro, al saber hacerse semblante de la causa del psicoanalista. La crítica incluye el rechazo de la dimensión transferencial, del Sujeto supuesto al Saber como motor de una cura, que conduce a la experiencia de un real al cual ningún objeto más allá de su semblante es atribuible.

La actualidad del debate QPM-TCC no es más que el aggiornamento de la cuestión que agitó a la Grecia antigua entre los discípulos platónicos o aristotélicos de una causa abordada a partir del logos, de la lógica, de las ciencias y por otro lado a los que a la manera de los cirenaicos o los cínicos, bajo el nombre de hedonistas, oponen el bien soberano de la evidencia natural a la construcción dialéctica del soberano Bien y de la causa de las Ideas. Lejos del esplendor del logos adulado por Platón en el Philebo (29.30) para oponerse a los cínicos (46), hoy, en la era del Otro que no existe, ¿cómo situar el hedonismo? Las TCC nos presentan una de sus figuras contemporáneas. Hagamos un pequeño retorno para poder situarlas mejor.

 

La contención de Ptolomeo

El hedonismo antiguo, que apuntaba a la certidumbre inmediata del placer natural cortocircuitando el logos, terminará por consumirse en la alternativa entre la realización suicida de un goce sin limites en Hegesias y la evolución hacia un hedonismo temperado de racionalidad en Epicuro.

De Sócrates, Arístipo de Cireno conserva el « conócete a ti mismo », para transformarlo en un sensualismo solipsista a través del cual la experiencia del sujeto es llevada a la certidumbre individual del placer, a la búsqueda de la menor tensión, a la homeostasis. El lazo social y las instituciones son denunciados en su carácter de ficciones de semblantes. Atístenes va hasta la no creencia en la posibilidad de conjugar sujeto y predicado, hasta la reducción de la pertinencia del lenguaje en el uso del nombre propio, hasta el insulto.

La identificación de Diógenes al perro[1] lo hace conducirse como un animal, mordiendo a quienes le dirigen la palabra o dejando deyecciones como signo de su paso. ¿Cómo en esta perspectiva el sujeto haría discurso de la reducción de su ser a la búsqueda de certidumbre objetivada en el placer? Para el hedonismo antiguo el discurso es un error en la naturaleza del ser. Sin embargo no hay sino universo de discurso. El retiro del mundo es su resultado, en tanto que los primeros cineraicos y cínicos, al comienzo discípulos de Sócrates, se apoyan en el irónico cuestionamiento mayéutico para transformarlo en un ataque sarcástico del uso mismo del lenguaje. La nosología hedonista, en su denuncia de los semblantes, se propone como una doctrina intelectual de lo que en el sujeto psicótico es la elección del Unglauben freudiano. En tanto que sabiduría solipsista del rechazo de las apariencias y de la identificación al resto objetivado desarrimado del logos, se propone como una ascesis frente a lo que para el melancólico es goce e identificación al ser de desecho. El hedonismo antiguo, que evoca el comentario de la frase de Valéry por Lacan (¿Quien soy? Soy en el lugar desde donde se vocifera que « el universo es una falla en la pureza del No-Ser » […] Este lugar […] se llama el goce[2]) encontrará históricamente una contención exterior. Luego de una epidemia de suicidios al comienzo del segundo siglo A.C., Ptolomeo primero, fundador en Macedonia de la dinastía griega de los Lagidios, prohibirá la difusión de la enseñanza de Hegesias que hacia de la muerte por inanición el único acto valido para un sabio.

Más allá de su continuación epicúrea que no se dedica al mismo rechazo del logos, el hedonismo volverá a brillar con los modernos del lado del utilitarismo benthamiano. Este se apoyaraá en la prevalencia del valor de uso blandido por los cínicos que ridiculizaban el valor de cambio, y que lo rechazaban de hecho por su valor de ficción. Habiendo visto un niño beber en una fuente con la palma de la mano, Diógenes explicaba su decisión de desembarazarse del bol en que comía y bebía como una puesta en acto de la doctrina de lo naturalmente útil. La política de lo útil se conjuga aquí al rechazo de los artificios y no espera más que las premisas de la economía de mercado para declinarse de una nueva manera en el uso de los semblantes a beneficio del Amo. Para el hedonista el rechazo de la cuestión de la causa deja lugar a la única preocupación por lo útil. Es hoy el argumento « fuerte » de las TCC contra la causa analítica.

 

Retorno a la actualidad

Lacan lo señala en El Reverso del Psicoanálisis, la consideración de la marca, del rasgo unario en la elaboración del saber marca un giro fundamental. En consecuencia, el saber « se purifica » de la ambigüedad con la ilusión de un co-nacimiento[3] natural, de una con-naturalidad del saber en « la aprehensión de un pretendido mundo ». Es a través de la distinción entre lo que se encuentra bajo el significante para advenir objeto del logos con lo que seria la esencia de la Cosa que Aristóteles abre la vía de la lógica. El saber se elabora a partir de las necesidades formales que articulan las representaciones y se libera de la espera de una aprehensión natural. La ciencia naciente renuncia al conocimiento para construir un saber. El artefacto que pretende evitar el QPM no es sino el efecto de estructura, condición de elaboración de ese saber. Por esta razón, podría parecer evidente poner en serie a los dos protagonistas del debate que el diario Le Monde nos transmite haciendo de los partidarios del QPM los herederos de los cortocircuitadores hedonistas de los semblantes, y oponiéndoles los practicantes de las TCC, partidarios fervientes de una práctica que tiene como referencia a la lógica del lenguaje. La distribución de roles es otra y es en tanto participante de un hedonismo relooké al siglo veintiuno que situamos a las TCC. ¿A qué lógica del lenguaje se refiere su práctica?

 

El resto no traducido y la no-contradicción

Tomemos las cosas a partir de la perspectiva analítica. En 1896 Freud precisa la novedad de las relaciones del sujeto al lenguaje que él inventa. La concatenación de las representaciones deja entre ellas el hiato de un « defecto de traducción », al cual él da el nombre clínico de represión y que produce « un resto, un excedente de satisfacción no traducido en imágenes verbales ». Es esta satisfacción éxtima al lenguaje que, desde las cartas 46 y 52 a Fliess,es situada como causal e inductora de la compulsión a la repetición. La falla es de estructura. La entrada en el lenguaje implica una pérdida en la que Lacan reconoce el plus-de-gozar a recuperar, el vacío a llenar por los objetos adaptados por adelantado para obturar, ligando al cuerpo el goce a repetir, objeto perdido freudiano renovado bajo la forma del objeto a. Conectado desde el principio al rasgo unario, y luego articulado por las necesidades de organización formal de las representaciones, el saber se sitúa del lado del goce. El lenguaje expulsa el ser hablante fuera de la naturaleza, el goce se impone a él, irrevocablemente intratable. Allí donde Sócrates intenta demostrar dialécticamente al cínico que el saber y el placer no pueden prescindir el uno del otro y que la sabiduría propone « la vía mixta, mezcla jerarquizada de ambos », el psicoanálisis a través de la práctica de los cortes de lalengua apunta a que el sujeto, dividido entre el saber y la falta, construya su responsabilidad de su régimen de goce.

Las TCC intentan excluir la perspectiva de la falta y del plus de gozar en el lenguaje. Solo retiene los límites de las representaciones, sin los intervalos de la falta de traducción. Borrando la confrontación a la solución de continuidad, la cura TCC se reduce a una tecnología utilitarista del lenguaje para servir a una doctrina del rechazo de la causa. Si se puede situar a las TCC en continuidad con la lógica Aristotélica, es en tanto que para Aristóteles está excluido abordar los equívocos y las negaciones modales, el fuera de sentido. El principio de no-contradicción (Metafísica Gama.3, 4) necesario para asegurarse del sentido excluye las posibilidades de la lógica que Freud trata con la denegación y toma en cuenta con las formaciones del Inconsciente que traducen la represión y la repetición de goce.

 

La norma, con el puñal en la yugular!

J . Cottraux, teórico reconocido de las TCC en Francia, sitúa como paradigmático el caso de una conductora de autobús agredida con un puñal durante su trabajo. El clínico, con el gesto de pasarse un cortapapeles por la garganta, dirige una asociación que da la fórmula « estoy intacta y he sobrevivido ». Así, con un pensamiento agradable restablece el placer allí donde había « stress post-traumático ». No hubo ninguna interrogación sobre el diagnóstico a pesar de lo que el autor señala como un sentimiento difuso en lo que retorna del Otro a la paciente, ni indicación en lo que concierne a la repetición: a los 18 años fue víctima de una violación bajo amenaza de un cuchillo en el cuello luego de haber sido, a los 12 años, objeto de abuso por un padre alcohólico y ante la elección de un marido según este modelo de hombre violento. EL impacto de las intervenciones del clínico no se interroga tampoco, ni el sueño en el que él es asociado al padre de la paciente y la obliga a recostarse en el diván para hacerse un pieircing. La evolución de la paciente parece favorable porque durante un tiempo retoma su trabajo y presenta resultados dentro de la norma a un cuestionario sobre la « depresión ». He aquí lo que da a esta forma de hedonismo contemporáneo su vestimenta cientificista : la cuantificación del tiempo y del número de sesiones, los ejercicios de asociación entre una palabra y una sensación de placer, la consideración estadística de las respuestas de la paciente en relación a una curva de resultados, sin ninguna relación con el sujeto. Para Cotraux la causa de los psicoanalistas no es más que un agregado de ficción que conviene evitar cuando la obtención de placer puede ser más útilmente protocolizada.

 

Soluciones para la melancolía

Sigamos un momento más a Cottraux : él declara que « Francia es melancólica ». A falta de situar las causas, son solamente razones estadísticas reducidas al país y concernientes a la confianza en la evolución económica o al consumo de antidepresores lo que lo llevan a esta conclusión. Asocia este hecho a la constatación personal de una contradicción en la cual estaría tomado el hombre contemporáneo: « las apariencias son engañosas, es mejor parecer que no ser nada ». J.-A. Miller y E. Laurent en el curso la Orientación lacaniana 1996-1997 esclarecían la modificación estructural contemporánea del Otro que no existe. « Los sujetos no son mas los incautos del Nombre-del-Padre. Saben explícitamente ignorándolo que el Otro no es mas que un semblante. […] Desde allí, la época actual ve inscribirse en su horizonte […] la sentencia de que todo no es más que semblante […] y en el movimiento de una desmaterialización […] el hecho que el sentido de lo real advenga una cuestión”[4].

¿Esto permite saludar el advenimiento de una época melancólica? Reservemos el diagnóstico clínico para el caso por caso subjetivo, por la elección del Unglauben y la identificación a la Cosa, a lo que no está tomado en el discurso del Otro, a la « hemorragia interna » y « la aspiración por el agujero del psiquismo » que Freud evoca en el manuscrito G. Sin embargo la época podría ser llamada melancólica a causa de la inconsistencia del Otro, de su derrumbe implosivo, del develamiento generalizado de los semblantes.

La era del Otro y de sus semblantes ha estado atravesada por una estructuración en discursos de las posiciones respectivas del sujeto frente a los significantes S1, S2 y a lo imposible, a, que hace punto de consistencia, agujero en esta organización lógica. S1 en el lugar del agente para producir un objeto de goce en el discurso del Amo; la división subjetiva que prevalece en búsqueda de un saber en la histeria; real imposible al mando para la producción de un significante nuevo en el discurso analítico.

La era del Otro que no existe se acompaña, J.-A ; Miller lo recordaba en Comandatuba, del ascenso al cenit del objeto a como plus-de-gozar. Sin embargo esto opera sin que los semblantes S1 ni S2 ni su efecto subjetivo, el antiguo upokeimeinon de Aristóteles, encuentren su lugar en un discurso articulado. Fuera del psicoanálisis, en el que Lacan formalizó el S(A), el significante del Otro barrado, cuando el Otro deja de existir, solo subsiste en un sitio localizable el plus-de-gozar como agente iniciador y el sujeto queda separado del semblante y del saber. Hay que recordar aquí la constatación de J. Cottraux: « en un periodo de apariencias engañadoras, vale mejor parecer que no ser nada ». El hedonismo contemporáneo propone la solución de una obstrucción del agujero causal por una representación del placer aprendida por condicionamiento. Es el parecer feliz. Entre las dos guerras mundiales, W. Lippmann en los Estados Unidos consideraba que para asegurarse de una democracia sana (lo que significa: hacer circular perfectamente las leyes del mercado, es decir, evitar la depresión económica) se capitalizaría el uso exclusivo de información positiva destinada a la población. Proponía el manufacturing consent que se puede traducir literalmente como manipulación del consentimiento. En el mismo sentido, se podría decir que las TCC proponen el manufacturing gapless look, la manipulación del parecer sin agujero causal. El agujero, la falta de traducción en la cadena significante son considerados como la depresión, el vacío a llenar a nivel del lenguaje. El hedonismo contemporáneo pone en función el imperativo « goza ! », donde prevalece el tapón del plus-de-gozar, en el uso terapéutico de la técnica del llamado hipnotizador a un semblante de feliz recubrimiento de lo real.

En el mismo curso de El Otro que no existe y sus comités de Ética, J.-A. Miller define una civilización como « un sistema de distribución del goce a partir de los semblantes ». Recuerda que en el « paisaje del Apocalipsis » de lo « simbólico contemporáneo […] el rol que el psicoanálisis debe sostener no sufre de ninguna ambigüedad. Lo que le corresponde realizar es indicar lo real ».

En la era del Otro que no existe, el hedonismo propone dos « soluciones ». El QPM de hoy o los aparatos del tipo que el futuro multiplicará, ilusiones de un naturalismo fuera de discurso; y las TCC u otras manipulaciones que condicionen los semblantes, encantamientos de gapless y manufacturing de individuos normalizados. De esto se distingue el psicoanálisis que toma en cuenta lo real y el goce, los cuales, a pesar de su perspectiva de homeostasis, las dos « soluciones » precedentes no pueden obviar.

Para retomar la frase de Lacan, el hedonismo no anula la falta y el deseo, « lo aplasta »[5] y frente al goce no propone un acto pacificador o inventivo, sino una postura doctrinaria de « apatía »[6].

Lo que orienta el análisis es lo real donde el objeto a se construye como perteneciente al modo de gozar del sujeto, allí donde ha sido vivida la falta en el Otro y formalizada su existencia.

Pascal Pernot es psicoanalista, miembro de la ECF (Ecole de la Cause Freudienne), y de la AMP (Asociación Mundial de Psicoanálisis).
Traducción: Fabián Fajnwaks

NOTAS

  1. El término de cínico proviene del gimnasio del perro blanco Cinosargo donde Atístenes había elegido residir junto con los esclavos liberados y los hijos ilegítimos.
  2. Lacan J., Escritos II. Siglo XXI. Buenos Aires. 1975. P. 800.
  3. N. del T.:El autor hace aquí un juego de palabras en francés entre « connaissance » (conocimiento) y « co-naissance » (co-nacimiento, nacer con).
  4. Revista La Cause freudiennne n° 25, p.8.
  5. Lacan, J. Seminario El Deseo y su Interpretación. Clase del 10.06.59, Inédito.
  6. Lacan J., Le séminaire, Livre XVII, L’envers de la psychanalyse, Paris, Seuil, 1991, p. 56.
El Caldero Online Cuatro+Uno EntreLibros
La Red PAUSA ICdeBA IOM2
EOL Wapol FAPOL Radio Lacan