Enero 2016 • Año X
#31
Consecuencias de la ultimísima enseñanza

Consecuencias de la última enseñanza de Lacan en relación a la Ética

Carlos Jurado

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Uno x uno

Lacan inicia su seminario XX con la clase que Jacques-Alain Miller tituló "Del goce" diciendo "Sucede que no publiqué L¨ Etique de la psychoanalyse (La ética del psicoanálisis). En esa época, era de mi parte una forma de cortesía –después de usted, se lo imploro, se lo empeoro…- Con el tiempo descubrí que podía decir algo más sobre el asunto."[1] Pocos párrafos después Lacan ubica el tema del que va a hablar a lo largo del año "No me voy despegar de esa cama, y recordaré al jurista que, en el fondo, el derecho habla de lo que voy a hablarles- el goce" [2]. Entonces, si adelanta que podía decir algo más de la ética del psicoanálisis y en ese curso no va a hablar del deseo sino del goce, ¿nos lleva a pensar que ya no se trataría de estar la altura del deseo? ¿De qué se tratara entonces?

En el seminario "La ética del psicoanálisis" encontramos los principios esenciales para una posición ética, el primero que toma es que la felicidad no es una promesa analítica, y continúa, "La ley moral es aquello por lo cual, en nuestra práctica analítica en tanto estructurada por lo simbólico, se presentifica lo real"[3]. Lacan encuentra a través de la ética del deseo lo que nos guía al encuentro con La Cosa. Propone la lectura del "Proyecto de una psicología para neurólogos" con la Ética a Nicómano, que relaciona la conducta ética con el bien y el placer. "Lo central fue situar una disyunción entre das ding e inconsciente, que define dos campos heterogéneos: lo real y lo simbólico respectivamente. Esa disyunción tiene como consecuencia ubicar en el más allá la cosa, campo del goce real y el inconsciente, o sea las cadenas significantes del lado del principio del placer-principio de realidad. Miller propuso que la enseñanza de Lacan estuvo orientada en la búsqueda de la articulación entre dos campos, el del goce real del lado del das ding, y una lógica de lo simbólico del lado del sujeto." [4]

En el año 1963, Lacan escribe el texto "Kant con Sade", lo primero que sorprende es que en el segundo párrafo de su escrito sostiene que el tocador Sadeano se iguala a los lugares de las escuelas filosóficas griegas, tanto el Liceo, la Academia o la Stoa como el tocador Sadeano son lugares donde se rectifica la ética. La primera parte del texto está dedicada a demostrar que Sade es el paso inaugural de una subversión de la cual Kant es el punto de viraje. "La filosofía en el tocador" es una obra de Sade del 1796 y "La crítica de la razón práctica" Kant la escribe en 1788, Lacan dice que "concuerdan" y, no solo eso sino que el texto de Sade da la verdad de la Crítica. El tocador Sadeano pone al desnudo lo que Kant encuentra con su ética, es una propuesta práctica de la filosofía kantiana.

En el panfleto llamado: "Franceses un esfuerzo más si quieren ser republicanos" podemos encontrar –siguiendo un texto de Anahí Mallol- las siguientes propuestas: "Abolición de todo culto. Destrucción de los prejuicios, lo que implica: Subsumirse a las leyes de la naturaleza, lo que se ha repartido más equitativamente entre los hombres, aquella ley a la cual el hombre obedece siempre que obedece a sus impulsos, es decir, dejarse ir por la pendiente del placer y el interés personal. El hombre debe realizar todas las acciones tendientes a su placer o bienestar y rechazar las demás.

Sade sostiene que hay que cambiar las costumbres heredadas de un régimen autoritario que emparejaba el poder temporal de los soberanos y el poder moral de la iglesia. Por eso desliga a las relaciones amorosas y sexuales de cualquier idea o ejercicio de posesión (todos los hombres han nacido libres, todos son iguales, y lo mismo vale, dice Sade, para las mujeres, todos pueden tener todos los compañeros sexuales que quieran, nadie puede negarse al acoplamiento cuando le sea solicitado- es deseable, dice, y eso quiero, que el goce de todos los sexos y de todas las partes de su cuerpo les esté permitido" [5]. Sade mantiene una ética libertina, tiene raigambre iluminista y el tema principal del Marques se juega en términos de la libertad sin límites de la razón humana.

Kant parte de una división que realizó entre sensibilidad y razón, afirma que el objeto de deseo y todo lo que gira en torno a la felicidad no puede constituirse como imperativo moral, la única posibilidad de que el objeto de deseo y la felicidad lleven a una formulación ética es a partir de las máximas, pero estas nunca dan como resultado lo que le interesa a Kant que es la ley universal, las máximas no pueden ser universales porque el objeto de deseo no puede ser para todos el mismo, con lo cual se ve dentro del desarrollo de la crítica como el deseo comienza a ser un obstáculo para la ética.

La profunda subversión Kantiana está situada en separar el bien, das Gute, del bienestar, das Wohl. La ética se desarrolla sacrificando todos los objetos que Kant llamó patológicos, es decir los objetos del Bienestar.

Se ve la pretensión de Kant por borrar los objetos patológicos, los objetos del bienestar, aunque esa empresa lo deja en una paradoja que solamente se pudo ubicar con el descubrimiento del psicoanálisis, esa paradoja es que excluidos todos los objetos, hay uno al cual el sujeto queda sometido, es la voz del super-yo, esto es lo que nunca había podido ser leído antes en la ética Kantiana. No es casualidad que Freud pueda identificar al super-yo con el imperativo categórico.

Lacan construye una perspectiva Ética para la experiencia del psicoanálisis basada en el deseo, aunque en el seminario XX vuelve a la Ética a Nicómano para saber en qué se satisface ese goce cuyo soporte es el lenguaje, que son los universales, el Bien, lo Verdadero, y lo Bello. Al inicio de la clase Aristóteles y Freud: la otra satisfacción, hay un párrafo muy difícil de leer en el cual Lacan muestra la satisfacción articulada al lenguaje y deja situada otra satisfacción, la de las necesidades que opone a las otras. Me apoyo en Miller para tratar de pensar ahí dos goces distintos. Con el escrito que encontramos en la contratapa del Seminario XIX dice ""Hay Uno". Es el corazón del presente seminario, este aforismo, que pasó desapercibido, completa el "No hay" de la relación sexual, al enunciar lo que hay". "Desvaloriza el deseo y promueve el goce" [6]. Entonces el cambio de axiomática que circunscribe implica que la primacía del Otro quedara subvertida, ¿y qué viene a su lugar? Miller ya lo había anticipado en su Curso "El ultimísimo Lacan" diciendo que hay una sustitución del Otro por Un-cuerpo, en donde queda implicado el goce.

Para concluir, mi trabajo propone repensar la Ética a partir de un viraje en la enseñanza de Lacan que Miller ubica en el seminario XIX, a partir de situar dos lógicas distintas, No hay relación sexual es aquella dimensión en la que la castración del goce produce una falta y el deseo, y por otro lado "Hay Uno" en donde prima el goce y castración y el deseo brillan por su ausencia, entiendo que esta novedad Lacaniana exige repensar la Ética -entre otras cosas- porque no se agotaría en estar a la altura del deseo sino que tiene una imbricación con el goce y es lo aún queda por esclarecer.

NOTAS

  1. Lacan, Jacques; "Seminario XX", Pag 9. Paidós, Bs As
  2. Idem, pag 10
  3. Lacan, Jacques: "Seminario VII", pag 30. Paidós, Bs As
  4. José Ernesto Matusevich; "El estallido de género". Inédito
  5. Mallol, Anahí; citado del texto presentado en Lecturas de Biblioteca, Sección Eol La Plata en 2015.
  6. Miller, Jacques-Alain, contratapa Seminario XIX, Paidós, Bs As
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