Marisa Morao nos introduce en la noción de síntoma desde la perspectiva de lo nuevo. A lo largo de su trabajo dibuja las coordenadas del sujeto y el síntoma para el psicoanálisis inseparable del concepto de causa. Su constitución, nos recuerda, se debe a un hecho primordial: el efecto falta. En esta falta se aloja el deseo. ¿Cuál es el estatuto de este agujero para las TCC? La autora intenta responder de qué modo las probabilidades han ido, cada vez más desplazando a la causa.
Introducción
Decir "nuevos síntomas" es poner de relieve que el síntoma persiste, lo neo no lo forcluye, en todo caso intenta extenderlo, localizarlo, interpretarlo. Poner al trabajo "nuevas angustias" es una nominación que rescata a la angustia de su fragmentación en la clínica del DSM. Entiendo así la elección del título de estas Jornadas.
"Las contraindicaciones al tratamiento psicoanalítico" (intervención de J.-A. Miller en el Segundo Congreso Internacional de Psiquiatría en París 1997) indica el nuevo camino para abordar en la clínica lo que llamamos, nuevos síntomas. Se trata menos de anticipar si la naturaleza del problema es accesible al psicoanálisis que de saber si el encuentro con un analista será útil o no, colocando en el centro de la cuestión la versatilidad del objeto psicoanalista. Podemos considerar que es una vía para hacer entrar el malestar en el Psicoanálisis aplicado.
El "progreso de la ciencia"
En la Noche preparatoria de las Jornadas Anuales que nos convocó bajo el título "El privilegio de la angustia y la prueba de alteridad", abordé la relación entre el "progreso de la ciencia", y una de las tendencias de la época a eliminar los síntomas.
En "El Seminario de la angustia" J. Lacan, indica que la causa se constituye por el hecho primordial de que el efecto falta. El deseo, tomado en esta perspectiva, se sitúa como una falta de efecto. Para nombrar el agujero entre causa y efecto hace uso del idioma inglés, afirma "El "gap" entre la causa y el efecto, a medida que es llenado- a esto se le llama "progreso de la ciencia" allí donde es llenado hace desvanecer la función de la causa" [1], (no desconocemos que el desvanecimiento de la función de la causa es razón del empobrecimiento del deseo subyacente en ciertos afectos depresivos actuales.
En una entrevista –imperdible- publicada en el Diario La Nación, el 20 de junio de 2004, George Steiner- especialista en literatura comparada, filosofía, física y matemática- reflexionando sobre los desafíos que hoy enfrenta la cultura occidental, menciona lo que en la actualidad, bajo el nombre de Graal, define en Cambridge el triple horizonte de las ciencias. Destaco el tercer punto, dice: "Y en tercer lugar, y esto es lo que da más miedo, la neuroquímica del yo, de la conciencia. Un gigante como Francis Crick, uno de mis antiguos colegas, descubridor con Watson de la estructura del ADN, afirma que el yo surge de una combinación de azúcar y carbono (…) Sabemos hoy que la neuroquímica afecta a los mas profundo del yo, de aquello que somos (…)" Y señala que en el laboratorio de estudios de la memoria, en Edimburgo, "se habla ya de implantar una memoria completa a los enfermos dañados por el Alzheimer o la senilidad. Uno duda entre alegrarse y horrorizarse". Más adelante extrema el problema y exclama: "¡Piensen en una conciencia preprogramada!".
Hay que decir que el escándalo no es la posición más conveniente para el psicoanalista. El escándalo –tomo la referencia prestada de G. Steiner- en griego, scandalon quiere decir estrépito, estupefacción, desorientación.
El síntoma, ¿se reduce al trastorno?
En Secretos de la psiquiatría, de James L. Jacobson y Alan M. Jacobson, la angustia se encuentra fragmentada en una serie de trastornos y episodios: trastornos de ansiedad, trastornos depresivos, trastornos de pánico, trastornos de ansiedad generalizada, episodio depresivo mayor, etc. En la página 90 se afirma que la serotonina, por exceso o por déficit, participa en la patogenia del pánico (en el DSM-IV el pánico, es denominado también crisis de angustia y forma parte de los trastornos de ansiedad), y las benzodiacepinas son el elemento fundamental del tratamiento del trastorno de pánico. La causa se reduce a un desequilibrio bioquímico y el tratamiento obedece al universal, "para todos eso funciona".
En los casos en los cuales se recomienda un tratamiento psicoterapéutico que acompañe al enfoque biológico -es decir a la farmacoterapia- se observa que el privilegio lo tiene la terapia cognitiva conductual.
En otro libro (vale aclarar que estas fuentes me fueron proporcionadas por colegas psiquiatras de Buenos Aires) Trastornos afectivos: ansiedad y depresión de J. Vallejo Ruiloba y C. Gastó Ferrer, ambos profesores de psiquiatría en la Universidad de Barcelona, se considera -es la posición de Eysenck en 1960 y de Yates en 1973- que el término psicoterapia se aplica a las modalidades derivadas de la terapia psicoanalítica y el término terapia del comportamiento a las que parten de la teoría del aprendizaje. Me interesó destacar la lectura que allí se hace respecto del origen y del procedimiento en ambos "enfoques". En el primer caso el trastorno psicológico tiene su origen en el conflicto intrapsíquico. Los síntomas son, desde esta perspectiva, los mecanismos de defensa del individuo frente a ese conflicto. La psicoterapia tiende entonces, a resolver el conflicto psíquico subyacente, mientras que para el terapeuta conductual los síntomas son el trastorno en sí mismo. De este modo, la terapia se dirige a modificar la conducta del individuo, ya sea la observable como la no observable (como es le caso de los procesos mediadores cognitivos de Beck).
Queda claro que para este enfoque las manifestaciones sintomáticas no tienen lugar. Se intenta pulverizarlas en "trastornos" a eliminar. El síntoma se reduce al trastorno y el sujeto al individuo.
La terapia cognitivo-conductual (TCC), recomendada por el enfoque biológico, plantea la cuestión en términos de individuo y de organismo. La eficacia de los procedimientos de la terapia de conducta favorece la generalización de las conductas "sanas" aprendidas en un contexto terapéutico. La tarea del terapeuta es la de un diagnosticador (educador) que evalúa los procesos desadaptativos y consecuentemente organiza experiencias de aprendizaje que modifican las cogniciones y, a su vez, los patrones de conducta que se correlacionan con aquellas.
Para probar la eficacia de las terapias psicológicas entre las cuales se encuentra la TCC, se realizaron estudios comparativos. Uno de ellos es el programa de investigación sobre tratamiento de la depresión del NIMH en Estados Unidos, llevado a cabo en la década del ’80. Me interesa destacar que las terapias elegidas para estos estudios, son terapias "estandarizadas". Esto significa que pueden ser aplicadas mediante un manual de instrucciones. Entonces, lo que orienta el tratamiento, por ejemplo de la depresión, es este manual mediante el cual se procede a la "identificación pensamientos distorsionados y verificación de su irracionalidad". Se procede luego a un cambio cognitivo.
Ahora, respecto de los pensamientos irracionales o de lo "desadaptativo" (los excesos, los desvíos de la norma del sujeto lacaniano) no se ubica el problema de la causa. En todo caso la causa es tema de investigación del enfoque biológico que la TCC acompaña.
J.-A. Miller, en su Conferencia en Comandatuba definió a la TCC como una práctica de la palabra protocolar y arbitraria que procede a la regulación del síntoma con el consiguiente nivelamiento de sentido. En ese marco señaló que para la Orientación lacaniana la no relación es el principio de una práctica "donde los síntomas no son trastornos, desordenes, porque no hay orden".
El remedio lacaniano
En El Seminario de la angustia, Lacan ubica el lugar de la angustia en el grafo y señala que los momentos de su aparición constituyen una orientación, de allí que la indicación es extraer respecto de la angustia "en qué punto privilegiado ella emerge" [2]. En cuanto al término privilegiado se define como notable, extraordinario o también se aplica a quien disfruta de prerrogativas y beneficios nada comunes. La angustia es un afecto de lo imposible, de allí que su aparición permite orientar la experiencia. Bajo este aspecto, la angustia comporta un beneficio o una concesión, por fuera de lo común – de la norma- en el malestar actual.
En el Seminario La transferencia para Lacan la fórmula es contundente: el deseo es un remedio a la angustia. Bajo esta perspectiva Éric Laurent propone que desangustiar consiste en hacer surgir la pregunta por el deseo "(…) pero ¿cómo? Podríamos decir que la vía regia para interpretar el deseo es hacer consistir el síntoma" [3]
El síntoma persiste
El síntoma persiste a expensas de los tratamientos que intentan eliminarlo. Podemos decir que persiste del mismo modo que la pulsión es una fuerza constante.
El síntoma es la respuesta a la ausencia de programación sexual. Es el tratamiento que se da cada uno para responder al impasse del inconsciente. En "El saber del psicoanalista", la tesis no hay relación sexual se sostiene en la definición misma del goce, el goce es la relación misma del ser parlante con su cuerpo. Para gozar hace falta un cuerpo. Lacan señala que "(...) lo que el psicoanálisis nos muestra, es (...) que es imposible y que hasta un cierto grado, nada indica especialmente que sea hacia el compañero del otro sexo que deba dirigirse el goce (...)" [4] Es por esto, que los lazos son siempre sintomáticos. El síntoma es entonces, síntoma de la no relación sexual.
Cada vez que alguien viene a consultarnos, de alguna u otra manera, pone de relieve de qué modo padece la ausencia de relación sexual siendo nuestra apuesta la localización del síntoma, ¿no es acaso el remedio que ofrece el Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana?
NOTAS
- Presentado en las XIII Jornadas Anuales de la EOL "Nuevos síntomas, nuevas angustias?".
- Lacan, J., El Seminario X "La angustia", inédito, clase 12-6-63.
- Lacan, J., Idem, clase 14-11-62.
- Laurent, E., Ciudades analíticas, Ed. Tres Haches, Bs. As., 2004, pag. 10.
- Lacan, J., "El saber del psicoanalista", Inédito, clase 4-11-71
BIBLIOGRAFÍA
- Lacan, J., El Seminario. Libro 8, Ed. Paidós, Bs. As., 2003, Cap. XXV
- Miller, J.-A "Contraindicaciones al tratamiento psicoanalítico", El Caldero N° 69
- Miller, J.-A., Conferencia en Comandatuba, 2004, inédito.
- Laurent, E., Psicoanálisis y salud mental, Ed. Tres Haches, Bs. As., 2000.
- Steiner, George, Entrevista realizada por Isabelle Albaret y Olivier Mongin, publicada en Diario La Nación –Cultura, Bs. As., 20 de junio de 2004.
- DSM- Brevario, Criterios diagnósticos , Masson, S.A., 1995.
- Jacobson, J y Jacobson, A., Secretos de la psiquiatría, Mc. Graw Hill, México, 2002.
- Vallejo Ruiloba, y Gastó Ferrer, C. Trastornos afectivos: ansiedad y depresión, Masson, Barcelona, 1999.