Julio 2005 • Año IV
#13
La opinión ilustrada

Para acabar con la Utopía evaluadora

Luc Miller

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Thereza Salazar - 2002
Vía Rosa
180 x 100 cm

El autor pone de relieve la forma totalizante de la cultura de la evaluación. Una cultura que promete eliminar el malestar de la mano de la figura del evaluador. Éste se presenta "...como un producto de consumo corriente, a buen precio, confiable, y accesible a todos."
Los evaluadores proponen: "...una conversión al alcance de todo el mundo, sin pre-requisito ni esfuerzo intelectual. Tal como el agujero negro atrae hacia ella, y en ella, en proporción a su vacuidad substancial."
¿En qué se apoya usted, qué le parece antitético a la Evaluación? Con este interrogante, el autor, invita a tomar una posición.

"En cuanto a las terapias psicoanalíticas, fueron evaluadas de manera muy incompleta, en base a datos de difícil interpretación". De este modo, matiza un psiquiatra infantil hospitalario, director del laboratorio "Innovación metodológica en salud mental" de la universidad de París XI.

Extraje estas líneas de la página "Psicología" de le Monde del 9 de marzo. En ella se recogen las afirmaciones del bioestadísta, miembro del equipo de peritaje colectivo del Inserm que editó: Psicoterapia, tres procedimientos evaluados.

Son opiniones sin ninguna perspectiva. ¿Son en verdad moderadas, esas palabras de una autoridad sorprendentemente abierta y poco autoritaria?

Sólo son apaciguadoras para un lector no advertido de la cultura evaluadora.

 

1

Del otro lado del Atlántico, la "Investigación en metodología y evaluación" es hoy una disciplina establecida, como lo atestigua la lista de Centros e Institutos universitarios que se dedican a ella. (cf.: http://www.eval.org/EvaluationLinks/University.Centers.htm)

En Francia, esta Utopía nociva merece ser mejor conocida para ser combatida mejor.

Quien leyó al Profesor M.K. Trochim, de la Universidad de Cornell, reconocerá en sus palabras, de entrada mesuradas, el engranaje infernal de la Evaluación: "We will openly acknowledge our limitations and recognize that what we learn from a single evaluation study, however welldesigned, will almost be equivocal and tentative" ("Admitimos abiertamente nuestras limitaciones y reconocemos que lo que aprendemos a partir de un estudio de evaluación individual, aún si está bien diseñado, será equívoco y tentativo" Research Methods Knowledge Base, 2002, accesible en la red).

No es inesperado, pues, que el evaluador reconozca con humildad la inadecuación de su trabajo, al mismo tiempo que atesta con autoridad que no podría ser más que parcial y pasajero.

 

2

Una fórmula del mismo Bernard Falissard concluye el artículo de Le Monde: "El informe de los expertos es un punto de partida."

Minimizar el alcance de una primera evaluación, hace aceptar mejor su principio. Se trata de comenzar suavemente el proceso repetitivo infinito de la Evaluación, cuyo modelo es el bucle en feed-back (retroalimentación) de la teoría del automatismo. (cf.Cybernetics or control and communication in the animal and the machine, 1948, Norbert Wiener, y las conferencias Macy del mismo año, Circular Causal and Feedback Mechanisms in Biological and Social Systems.)

El estudio evaluador se presenta como un producto de consumo corriente, a buen precio, confiable, y accesible a todos. Desafía toda competencia. Se hace fuerte por garantizar a quien financia, al resolver las dificultades que encuentra, un resultado autorizado a un precio ridículo. Se factura a bajo precio, por su carácter único repetitivo, sin presupuesto para la infinidad de repeticiones a las que se compromete.

Anti-elitista por populismo, la cultura de la evaluación propone una conversión al alcance de todo el mundo, sin pre-requisito ni esfuerzo intelectual. Tal como el agujero negro atrae hacia ella, y en ella, en proporción a su vacuidad substancial.

La Evaluación es una forma totalizante: todo es cuestión de Evaluación y la Evaluación es cuestión de todo el mundo.

 

3

El pasaje de la Síntesis completa del informe de los expertos Inserm es de la misma hechura: "En psicoterapia, las medidas de la eficacia de una terapia reposan a menudo sobre características subjetivas. Aún para las características subjetivas, se puede recurrir a un sistema numérico que permita cuantificar una mejoría clínica (a partir de cuestionario o de escalas). Es verdad que la validez de esas medidas es más fácil de demostrar si esas últimas fueron adaptadas a la psicoterapia estudiada."

¡Bajo la cobertura de una concesión, se afirma que la validez de la numeración de la subjetividad está demostrada!

¿En qué se apoya usted, qué le parece antitético a la Evaluación? Encontrará que ya ha sido desnaturalizado para evaluarlo, como fue mi experiencia.

Uno de los fundadores de la Evaluación es doctor en matemáticas. La "Key Evaluation Cheklist", que opera sobre todo sujeto como "evaluando", según su fórmula, constituye la referencia. Y bien, Michael Scriven recientemente osó aplicarla al espíritu crítico: le bastó situar el juicio evaluativo en el corazón de ese concepto para explicar cómo se deja medir por el "múltiple-rating item" (Critical Thinking:Its Definition and Assessment, A.Fisher y M.Scriven,1997).

 

4

Más intrigante para mí resultó saber que ese Bernard Falissard, talentoso propagandista de la evaluación, era un camarada politénico.

Confieso un a priori favorable hacia aquellos que se separan aunque sea un poco de los caminos trillados al salir de nuestra Escuela. Visitando su página personal en Internet, fui de sorpresa en sorpresa, hasta descubrir sus dos informes en el "Taller de clínica contemporánea y de investigación en psiquiatría" ( telecargables).

El primero, Lo informalizable y la semiología psiquiátrica, fechado el 18 de octubre de 1997, concluye con Lacan, presentado como una salida a los impasses epistemológicos de la formalización en psiquiatría.

El segundo está enteramente dedicado a Lacan. Comienza por estas frases reveladoras del contexto: "Qué idea bizarra interesarse por Lacan. Son necesarias sin embargo algunas palabras de justificación."

B. Falissard toma partido por Lacan en contra del cientificismo de Sokal y Bricmont. Los dos físicos, teóricos de humor estudiantil, encontraron cómico reconocer palabras familiares a sus oídos al hilo de palabras referidas de Lacan, de quien no conocían, comprendían, ni deseaban comprender nada. (Imposturas intelectuales Odile Jacob, 1997).

Conozco ese efecto cómico desde hace tanto tiempo como el que llevo hablando de matemáticas con mis amigos literarios.

¿Cómo, este fanático de la epistemología psiquiátrica, llegó a hacerse especialista de medir la subjetividad en salud (Masson, 2001)? ¿Cómo, este crítico vigoroso del cientificismo puede haber adoptado la cultura exaltada por Trochim?

La cultura de la Evaluación tiene la vocación de absorber en su circularidad toda resistencia de un problema o de un individuo. Su fuerza reside en la repetición. El evaluado recalcitrante evaluará a su vez, o a falta de algo mejor se autoevaluará. Con la medida del psicoanálisis, esta auto-evaluación es una máquina de ahogar el deseo.

Falissard se dice, en Le Monde, "convencido de que el psicoanálisis es de un valor inestimable para una pléyade de citaciones de sufrimiento psíquico". Apostemos que sabrá reconocer, cuando lea el próximo libro blanco del Campo Freudiano sobre el Informe del Inserm, que el psicoanálisis es inevaluable, y romper así con la cultura de la evaluación, que no ofrece a su respecto más que un impasse epistemológico.

 

5

El evaluador no representa a nada ni a nadie. Se identifica a la mano ciega de la objetividad. Su autoridad no es jamás reconocida por aquellos que evalúa, ya que una elección semejante constituiría un sesgo en la medida. Se presenta como el puro instrumento del poder discrecional político o económico, dejándolo descargarse en la inviolabilidad del peritaje. Aunque sea portador de un auténtico proyecto de sociedad, el evaluador no asume ninguna responsabilidad social.

Trochim escribe orgullosamente: Cowardly reluctance of the evaluator to undertake a decision-making role (...) protects the evaluator from taking responsability for making decisions that should be left to those who have been duly-authorized –and who have to live with the consequences." ("El evaluador cobardemente reacio a tomar el papel de quien decide (...) queda protegido así de tomar la responsabilidad de decidir la cual debe quedar para aquellos que han sido debidamente autorizados –y que tienen que vivir con las consecuencias.")

La cultura de la evaluación es conquistadora "Our evaluation culture must continually strive for greater understanding of the ethical dilemmas posed by our research. Our desire for valid, scientific inference will at times put us in conflict with ethical principles ... We need to be ready to deal with potential ethical and political issues posed by our methodologies in an open, direct, and democratic manner." ("Nuestra cultura de la evaluación debe luchar de modo continuo por una mayor comprensión de los dilemas éticos planteados por nuestra investigación. Nuestro deseo de una inferencia válida, científica nos pondrá a veces en conflicto con principios éticos…Necesitamos estar preparados para manejar cuestiones éticas y políticas planteadas por nuestras metodologías de manera abierta, directa y democrática.")

 

6

El momento evocado por Trochim ha llegado, aquí, en casa, en Francia.

El Forum de los Psys ha propuesto al debate político la cultura de la evaluación. No la dejemos dominar nuestra cultura, ni denigrar impunemente lo que se le escapa por naturaleza.

 

7

Lo que es verdaderamente precioso no tiene precio.

14 de marzo de 2005

Traducción: Miriam Chorne

NOTAS
* Luc Miller es matemático.

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