Julio 2003 • Año II
#8
Destacados

Ciudades psicoanalíticas

Eric Laurent

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Exilio
Madera, óleo.
Diana Chorne

El inconsciente es "Baltimore al amanecer".

Partiendo de esta definicion de Lacan, enunciada durante una conferencia dictada en Baltimore en octubre del ‘66, Eric Laurent despliega con un estilo exquisito, esta fórmula que aparece como una de las definiciones poéticas que Lacan hace del inconsciente y que es homóloga a otra, contemporánea de aquella: "el inconsciente es la política", desarrollada esta última en un curso de J.-A. Miller.

Ambas definiciones pertenecen al Seminario de "La lógica del fantasma", y Eric Laurent relata, paso a paso, el esfuerzo de Lacan por repensar el inconsciente e introducir de otro modo el objeto a.

Partí de la cita que sirve de punto de apoyo al prólogo del poema en prosa de Catherine Lazarus-Matet [1] sobre todo y no-todo, como se dice Gog y Magog . Ella citaba una definición del inconsciente por Lacan, enunciada durante una conferencia en Baltimore en octubre de 1966, en el coloquio organizado por la universidad John Hopkins sobre el estructuralismo.

Esta definición se enuncia en un contexto donde se trata de hacer oír de manera nueva el dicho de Lacan según el cual "el inconsciente está estructurado como un lenguaje". Al principio de su conferencia, Lacan insiste a la vez sobre el hecho que no hay más que un solo lenguaje, la lengua que se habla y que no hay metalenguaje. "[...] cuando digo "como un lenguaje" no se trata de un lenguaje particular como el lenguaje matemático, semiótico, o cinematográfico.

El lenguaje es el lenguaje; no hay en eso más que una variedad - es el lenguaje concreto. Inglés o francés por ejemplo, ese que la gente habla. Lo primero para establecer en ese contexto es que no hay metalenguaje. Porque es necesario que todos los así llamados metalenguajes sean presentados por un lenguaje"[2]. El inconsciente implica una hipótesis, la del sujeto freudiano, que se separa de toda reflexividad de la conciencia. "La pregunta que nos plantea la naturaleza del inconsciente es en pocas palabras que algo piensa todo el tiempo [....] y que lo que piensa está sustraído de la conciencia." Lacan concluye la primera puesta a punto de su pensamiento repitiendo: "La cuestión es encontrar un estatuto preciso a este otro sujeto que es exactamente esta suerte de sujeto que nosotros podemos determinar tomando nuestro punto de partida en el lenguaje". Es allí que ubica la definición poética del estatuto de ese sujeto del inconsciente. Lacan, trabajando al amanecer ve en el espectáculo de la ciudad,separado de toda naturaleza, ritmado por la circulación y el reloj que agujerea con su neón, la noche a cada minuto: "Era temprano esa mañana cuando preparaba este pequeño discurso para ustedes. Por la ventana podía ver Baltimore y era un instante muy interesante, todavía no había despuntado el día. Un letrero de neón me indicaba a cada minuto el cambio de la hora; naturalmente había una fuerte circulación y consideré que todo lo que podía ver, excepto algunos árboles lejanos, era el resultado de pensamientos, de pensamientos activamente pensantes, de allí el rol jugado por los sujetos no era totalmente claro [.:..] La mejor imagen para resumir el inconsciente es Baltimore al amanecer. ¿Dónde está el sujeto? Es necesario plantear el sujeto como objeto perdido." [3]

Suprimamos la palabra imagen, para dar cuenta del uso distanciado que Lacan hace habitualmente de las metáforas. Eso daría: " El inconsciente es Baltimore al amanecer". Esta fórmula aparece entonces como una de las definiciones poéticas que Lacan hace del inconsciente. Ella se aproxima a la definición comentada por Jacques-Alain Miller en su Curso del 15 de mayo 2002, publicada en Mental. Esa otra definición enunciaba "el inconsciente es la política". Las dos fórmulas son homólogas. También son contemporáneas, ésta se enunció justo antes del inicio del año universitario 1966-1967, mientras que la otra, pertenece al mismo año. Distantes, aproximadamente, seis meses, estas dos fórmulas forman parte del Seminario sobre "La lógica del fantasma". Sin duda, es un nuevo esfuerzo para repensar el inconsciente y allí introducir de otro modo el objeto a.

Las definiciones poéticas de Lacan nos reenvían al movimiento de redefinición que ellas acompañan. J.A Miller señalaba que la fórmulas del tipo " el inconsciente, es...", son competencia del psicoanalista ". Sería otra cosa si Lacan dijese "La política es el inconsciente", o "Baltimore, es el inconsciente". J.A.Miller sigue "El inconsciente, se sabe tan poco qué es, él es tan poco representable que es inverosímil y muy arriesgado definirlo, sea lo que sea. A partir del inconsciente: por el contrario, es siempre él, que está por definir, porque no se sabe lo que es. Además nunca aparece en Lacan el definiens sino siempre el definiendum."[5] Por otra parte, él mismo pudo enunciar "el inconsciente es la Alhambra de Granada" [5]. Es una fortaleza vacía a la que no le falta nada, una producción de saber fuera de sentido.

A partir de su Seminario sobre la lógica del fantasma, Lacan debe hacer oír la extrañeza del inconsciente y la nueva aproximación que él propone. En Baltimore se dirige a un público lleno de prejuicios sobre el estructuralismo, las ideas francesas, la lingüística. Es también un público que comprende poco a los practicantes del psicoanálisis. Para separar a su público de los prejuicios que estorban para destapar las orejas enuncia: "El inconsciente es Baltimore al amanecer". En el mismo movimiento, Lacan liga el inconsciente a un lugar, el mismo donde su publico está reunido. Es un lugar estructurado como una ciudad y es un lugar indisociable de una indicación temporal: el amanecer. Cada uno de estos elementos debe ser considerado en su particularidad.

 

La ciudad, puesta en acto del texto inconsciente

En primer lugar, Lacan se dirige a un público diciéndole que el lugar del inconsciente es aquél donde viven aquellos a quien él se dirige. Tú que me escuchas, sabes que estás embarcado, estás en el lugar mismo del inconsciente. Está en ti, tú estás en él, estás sumergido en el inconsciente. Es un lugar de vida. Para que perciban cuanto es un lugar articulado, Lacan elige darle la forma de una ciudad: Baltimore. La metáfora se inscribe plenamente en la tradición freudiana. Freud comparó el inconsciente a una ciudad desde su Traumdeutung hasta Malestar en la cultura. En laTraumdeutung, en el capítulo sobre los procesos secundarios, dice hablando de los sueños diurnos: "Como los sueños, ellas son cumplimientos de un deseo; como los sueños se basan en buena parte en las impresiones de vivencias infantiles; y como ellos, gozan de cierto relajamiento de la censura respecto de sus creaciones. Si pesquisamos su construcción, advertimos cómo el motivo de deseo que se afirma en su producción ha descompaginado, reordenado y compuesto en una totalidad nueva el material de que están construidas. Mantienen con las reminiscencias infantiles, a las que se remontan, la misma relación que muchos palacios barrocos de Roma con las ruinas antiguas, cuyos sillares y columnas han proporcionado el material para un edificio de formas modernas."[6] Esta referencia está desplegada, precisada, luego separada en Malestar en la cultura, siempre con referencia no solamente a una ciudad, sino a la ciudad por excelencia, Urbs. La que se considera eterna. "Con esto tocamos el problema, más general, de la "conservación en el interior de lo psíquico" [...] Desde que hemos superado el error de creer que el olvido, habitual en nosotros, implica una destrucción de la huella mnémica, vale decir, su aniquilamiento, nos inclinamos a suponer lo opuesto, a saber que en la vida anímica no puede sepultarse nada de lo que una vez se formó, que todo se conserva de algún modo y puede ser traído a la luz de nuevo en circunstancias apropiadas, por ejemplo en virtud de una regresión de suficiente alcance. Intentemos aclararnos el contenido de este supuesto mediante una comparación tomada de otro ámbito. Escojamos, a modo de ejemplo el desarrollo de la Ciudad Eterna. [...] Adoptemos ahora el supuesto fantástico de que Roma no es morada de seres humanos, sino un ser psíquico cuyo pasado fuera igualmente extenso y rico, un ser en que no se hubiera sepultado nada de lo que una vez se produjo, en que junto a la última fase evolutiva pervivieran todas las anteriores. Para Roma, esto implicaría que sobre el Palatino se levantarían todavía los palacios imperiales y el Septizonium de Séptimo Severo seguiría coronando las viejas alturas; que el castillo de Sant Angelo aún mostraría en sus almenas las bellas estatuas que lo adornaron hasta la invasión de los Godos. Etc. Pero todavía más: en el sitio donde se halla el Palazzo Caffarelli seguiría encontrándose, sin que hiciera falta remover ese edificio, el templo de Júpiter capitolino; y aún éste, no sólo en su última forma, como lo vieron los romanos del Imperio, sino al mismo tiempo en sus diseños más antiguos cuando presentaba aspecto etrusco y lo adornaban antefijas de arcilla. Donde ahora está el Coliseo podríamos admirar también la desaparecida domus aurea, de Nerón: en la plaza del panteón no sólo hallaríamos el Panteón actual, como nos lo ha legado Adriano, sino, en el mismísimo sitio, el edificio originario de M. Agripa; y un mismo suelo soportaría a la iglesia María sopra Minerva y a los antiguos templos sobre los cuales está edificada. Y para producir una u otra de esas visiones, acaso bastaría con que el observador variara la dirección de su mirada o su perspectiva.

Es evidente que no tiene sentido seguir urdiendo esta fantasía: nos lleva a lo irrepresentable, y aún a lo absurdo. Si queremos figurarnos espacialmente la sucesión histórica, sólo lo conseguiremos por medio de una contigüidad en el espacio: un mismo espacio no puede llenarse doblemente. Nuestro intento parece ser un juego ocioso: su única justificación es que nos muestra cuán lejos estamos de dominar las peculiaridades de la vida anímica mediante una figuración intuible." [7]

Freud termina tropezando con la inadecuación de la ciudad y del inconsciente porque en última instancia, la "ciudad "está allí para reconciliar el espacio y el tiempo. La ciudad sería el espacio en tanto es tiempo concentrado. Pero, en efecto, un lugar no puede llegar a contener la serie de desarrollos que concentra la ciudad en un mismo lugar y por lo tanto el tiempo como tal.

Si Lacan se inscribe en la perspectiva freudiana de la referencia a la ciudad la desplaza singularmente. Elige una ciudad que hasta ahí no está en la cartografía de las ciudades metafóricas en el psicoanálisis. Seguro, ella tiene su leyenda, su mitología popular, es un gran puerto y una gran ciudad industrial cuya zona urbana alcanza a 2,5 millones de habitantes. La profundidad temporal de esta ciudad no es ciertamente comparable a la de las ciudades del mundo Antiguo. Es una ciudad fundada en el siglo dieciocho (1729) que se enriqueció gracias al comercio marítimo lejano. Conoció un gran incendio en 1904 sin embargo guarda numerosas marcas del siglo diecinueve. El puerto, los depósitos y el centro de la ciudad han sido admirablemente renovados en el estilo de recreación histórico-turística que es totalmente actual.

Si el inconsciente es Baltimore, su relación al tiempo no es al tiempo arqueológico. Es un tiempo de menor profundidad, un tiempo en superficie, un tiempo que se combina más fácilmente con el presente, al "bello y vivaz hoy". También se agrega el "amanecer" que anuncia un nuevo día, como Baltimore es una ciudad del Nuevo mundo.

El desplazamiento de la relación del inconsciente al tiempo que efectúa Lacan es del orden de la traducción "estructuralista" del inconsciente freudiano. La estratificación del tiempo que revela el discurso arqueológico es reemplazada por la estratificación lógica que opera la estructura. Por otra parte, la conferencia de Lacan llevaba por título "Of structure as an immixing of anotherness prerequisite to any subject whatever". Eso suena extraño en inglés y en alguna parte en el Seminario sobre la lógica del fantasma, Lacan plantea las dificultades de traducción que encontró en Baltimore. Sin duda habría deseado poder hablar a su público americano como hablaba en su Seminario. Es lo que hará más tarde cuando vuelva, diez años después, a las universidades americanas. En 1966, Lacan les habló de " la estructura como inmixión del Otro, preliminar a todo sujeto posible".

Para Freud, la estructura del inconsciente, el inconsciente como sistema organizado se muestra, de la mejor manera, como jeroglífico o ruinas arqueológicas, impresiones de una civilización enterrada. Esta referencia está inscripta profundamente en el movimiento de la civilización a fines del siglo diecinueve. Es el momento donde los historiadores se hunden en el impacto post-Schliemaniano del descubrimiento de Micenas. La señora Ilse Grubrich-Simitis es la excelente editora del ensayo metapsicológico de Freud encontrado entre los papeles de Michael Balint, titulado " Generalidades sobre la neurosis de transferencia". En su contribución al volumen [8] preparado en oportunidad de la gran exposición sobre Freud organizada en 1988 en la Biblioteca del Congreso, Freud: El conflicto y la civilización, ella presentó algunos descubrimientos encontrados a partir del examen de las notas manuscritas dejadas en el depósito Freud de esta biblioteca. Una de ellas, no fechada, lleva el título: "Citas y analogías". Así está redactada: "Para la actitud correcta hacia el trabajo de interpretación: Burckhardt. Historia de la civilización griega, p.5, el esfuerzo intenso es incluso, el mínimo, para obtener el resultado deseado; una escucha tranquilamente atenta así como una aplicación regular conduce más lejos"

En una carta a Fliess fechada el 30 de enero de 1899, Freud vuelve a hablar de su lectura de Burckhardt, sin confiarle lo esencial: "Para descansar leo la Historia de la civilización griega de Burckhardt que me brindó algunas de las paralelas inesperadas"[9]. La señora Grubrich-Simitis ve justamente en "la escucha tranquilamente atenta" de Burckhardt la fuente de la mal traducida "atención flotante".

La introducción de la obra del historiador comporta otros desarrollos que inspiraron a Freud. Burckhardt puede decir que la investigación acerca de las antiguas civilizaciones vive."de lo que las fuentes y los monumentos nos comunican no intencionalmente,...inconscientemente". Por ahí, él encuentra lo que nombra "el interior de una humanidad desaparecida". Para Michelet, era necesario "resucitar" el pasado. Para Ranke asegurarse de alcanzar "lo que había sido ". Freud, por su "atención de igual nivel", busca continuar la vía del inconsciente, la que se escucha y no se sigue sino entre líneas para captar el interior de un sujeto que no ha desaparecido.

Por lo tanto está Burckhardt que Freud leyó bien, pero también su colega Bachofen. J.J Bachofen, el defensor del derecho de la madre, el autor de Mutterrecht und Urreligion publicado en 1926, nos dejó una pequeña autobiografía donde nos habla de su escucha tranquila del silencio de las ruinas y de la lectura entre líneas de los textos de las civilizaciones desaparecidas. Es así que, les encuentra un sentido nuevo. Dice: "¿ Para explicar mi interés por las tumbas antiguas, debería hablar de epígrafía, de epigramática y de todos estos campos conexos? Prefiero pensar en la alegría que obtuve de mis visitas a las tumbas. Hay dos rutas hacia el saber: la más larga, más lenta, más ardua es la de la combinatoria racional y la más corta, el camino de la imaginación, atravesado por la fuerza y la velocidad de la electricidad. Animada por el contacto directo con los restos del pasado, la imaginación alcanza la verdad de golpe, sin lugar intermediario [....] los cementerios de Etruria del Sur son poco frecuentados. [...] Ellos no evocan sentimientos depresivos como los modernos monumentos a la vida que pasa. Como las ruinas de Roma, sugieren simplemente que un fin necesario sea asignado a toda cosa humana. Ningún sentimiento de dolor perturba nuestra contemplación de un curso natural del desarrollo y estas ruinas recuerdan la fuerza más que la debilidad de la humanidad."[10].

Para Burckhardt o Bachofen, como para Freud, las ruinas forman un texto. Pero también, como para Freud, indican por su silencio la fecunda presencia de la civilización desaparecida. Es en tanto que marca de esta desaparición que el texto admite lo que no está aún o lo que no es más un texto. Hay en el espectáculo de la ruina como una "reserva" del texto, un blanco, un margen de donde el texto podrá ser descifrado. Un texto nuevo podrá surgir de esta presencia del silencio en las márgenes del texto. La estructura de la relación del texto y de la ruina es una relación de extimidad. Es a través del sentimiento de la presencia de la perdida que se devela la forma de la civilización clásica en su carácter "eterno", en el sentido de la forma perdida.

 

La ciudad, lugar de lectura de la modernidad de lo bello

Para reunir la referencia de Lacan "el inconsciente es Baltimore", se nos hace necesario pasar del fantasma erudito del historiador a la visión del poeta moderno por excelencia que Jaques Alan Miller nos comenta de manera tan precisa, Baudelaire.

Es con él que la ciudad moderna se transforma en "alegoría", en "signo", en "bosque de símbolos". Bajo esta perspectiva J.A Miller desarrolló el poema del "Cisne" durante su Curso hace algunos años, y el 29 de enero nos leyó un resumen del Salón de 1846.

Baudelaire hace la experiencia en la ciudad de la presencia de una "belleza nueva".

Walter Benjamín lo dice así en su "Paris, capital del siglo XIX": "El genio de Baudelaire, alimentado de melancolía, es un genio alegórico. Con Bodelaire, Paris se vuelve por primera vez un objeto de la poesía lírica. Esta poesía no es un arte local, la mirada que el alegorista posa sobre la ciudad es por el contrario la mirada desorientada. Es la mirada del vago cuyo modo de vida cubre aún de un brillo apaciguador la desolación a la cual estará pronto dedicado el habitante de las grandes ciudades"[11] "La poesía de Baudelaire tiene esto de única, que las imágenes de la mujer y de la muerte ahí se erigen en una tercera, la de Paris. [....] hay en Baudelaire un sustrato social, moderno que juega un rol determinante en el "idilio fúnebre" de la ciudad" [12] La presencia de la muerte no da acceso a lo eterno de la "forma perfecta" de una civilización como para el primer Freud, Burckhardt o Bachofen. Da acceso a lo eterno a través del momento puro.

La modernidad no cree más en la "forma perfecta" de una civilización, lo que Baudelaire llama "la Belleza de Aquiles y de Agamenon". No hay otro acceso al lado eterno de la belleza sino pasando por el momento, lo efímero. Baudelaire no está solo para revelar este lazo. Giacomo Leopardi inventará el "diálogo de la moda y de la muerte" y Mallarmé tendrá un "Periódico de modas". Es el camino de la melancolía moderna que anuda lo más efímero a lo eterno por otras vías. El "sistema de la moda", según Roland Barthes, conjuga así lo más efímero a la dura duración de la estructura.

La obra de Freud no se acomodará al descubrimiento burkhardtiano del texto oculto. Antes de situar el lugar de la pulsión de muerte en el corazón de la civilización, Freud plantea la experiencia de lo bello tal como el psicoanálisis la descubre, anudada a la muerte. Después del comienzo de la Primera guerra mundial, escribe un texto Vergänglichkeit, redactado en noviembre de 1915 y publicado en 1916. Figuraba en un volumen publicado por la Asociación Goethe de Berlín en homenaje a "la tierra de Goethe". El conjunto está concebido como un relato patriótico sobre el tema de la guerra y la paz. El título es una referencia a los versos 12104 y 12105 del fausto de Goethe: "Alles vergäng liche ist nur ein Gleichniss" ( "todo lo que pasa no es sino metáfora - o similitud" ) .

El texto de Freud comienza así: "Hace algún tiempo, en compañía de un amigo taciturno y de un poeta joven, pero ya famoso, salí de paseo, en verano, por una riente campiña. El poeta admiraba la belleza de la naturaleza circundante pero sin regocijarse... Lo preocupaba la idea que toda esa belleza estaba destinada a desaparecer [...]. Todo eso que de lo contrario habría amado y admirado le parecía carente de valor por la transitoriedad a que estaba condenado. "El paseo sin duda existió. Es probablemente un paseo con Rilke y Lou Andrea Salomé. Lejos de seguir la "desvalorización" del poeta hacia el mundo, Freud considera que lo efímero agrega un valor al mundo, el valor de goce". Al contrario un aumento de valor! El valor de la transitoriedad es el de la escasez en el tiempo. La restricción en la posibilidad del goce lo torna más apreciable" [13]

Freud subraya bien los dos aspectos que evoca lo efímero de la belleza. Por una parte, ella revela la eternidad y la muerte. "La conversación con el poeta tuvo lugar en el verano anterior a la guerra. Un año después, estalló ésta y robó al mundo sus bellezas. No sólo destruyó la hermosura de las comarcas que la tuvieron por teatro y las obras de arte que rozó en su camino; quebrantó también el orgullo que sentíamos por los logros de nuestra cultura, nuestro respeto hacia tantos pensadores y artistas, nuestra esperanza en que finalmente superaríamos las diferencias entre los pueblos y razas.[...] ¿Pero aquellos otros bienes ahora perdidos, se nos han desvalorizado realmente porque demostraron ser tan perecederos y tan frágiles? Entre nosotros, a muchos les parece así, pero yo, en cambio, creo que están equivocados. Creo que, quienes tal piensan y se muestran dispuestos a una renuncia perenne porque lo apreciado no acreditó su perdurabilidad se encuentran simplemente en estado de duelo por la pérdida. Sabemos que el duelo, por doloroso que pueda ser, expira de manera espontánea[...] Lo construiremos todo de nuevo, todo lo que la guerra ha destruido, y quizás sobre un fundamento más sólido y más duraderamente que antes."[14]

Para Freud lo que la guerra había destruido, lo más profundo es el edificio de la primera tópica. Por otra parte, hará el duelo reformulando toda su teoría del duelo. El duelo llevado a su término, él no reconstruirá un nuevo ideal, sino una estructura que querrá más firme para el psicoanálisis, más acorde a su práctica: la segunda tópica.

Podríamos decir que Benjamín encuentra en el spleen Baudeleiriano la Vergänglichkeit freudiana. En los capítulos que él consagra a Charles Baudelaire: un lector de la ciudad, el profesor de literaturas romanas y de teoría de la literatura, Karlheinz Stierle, valoriza el proyecto baudeleriano de "transferencia del fugitivo en un eterno subjetivo que se objetiva y se alcanza en la obra"[15]. Para el pintor de la vida moderna que nombra Baudelaire "se trata, de desprender de la moda lo que ella puede contener de poético en lo histórico, de deducir lo eterno de lo transitorio [...] extraer de eso la belleza misteriosa que allí puede estar contenida, tan mínima o tan liviana como sea. La modernidad, es lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente la mitad del arte cuya otra mitad es lo eterno y lo inmutable [...] [Así se extrae] lo fantástico real de la vida." [16] Stierle subraya la dialéctica de la modernidad. Concluye el descubrimiento de las formas eternas. Podríamos precisar que el estatuto del objeto observado no puede ser más independiente del observador. "La quintaesencia que el poeta extrae del fango de la ciudad es lo eterno, que no puede emanar sino del encuentro con lo transitorio" [17].

 

La ciudad, puesta en acto de la estructura

Lo transitorio, el nuevo mundo dará de eso una versión que conservará Baudelaire. La ciudad según Edgar Poe lo ligará particularmente. La oposición entre las ciudades del antiguo y nuevo mundo pronto será tematizada. Céline opone Nueva York a las ciudades del mundo Antiguo dándole un inquietante carácter de obscenidad, que llegan en oposición al sujeto."Figúrense ustedes que ella estuviese de pie, su ciudad, absolutamente recta Nueva York es una ciudad de pie. Seguro que ya hemos visto ciudades y aún bellas, los puertos y aún famosos. Pero, acaso, entre nosotros, no es cierto que ellas se extienden a orilla del mar o sobre los ríos, sobre el paisaje, esperaron al viajero. Mientras que la Americana no desfallecía, no, allí se sostenía rígida, nada abrasadora, rígida hasta dar miedo."[18]

J.P.Sartre, invitado en 1945 a visitar América, dará explícitamente una versión no celiniana de la ciudad americana. [19] Sobre todo, insistirá acerca del carácter provisional, de desorden, de extensión y de reproducción de lo mismo, no hecho para durar [20]. Concluye sobre lo abierto de la libertad que estas ciudades prodigan:" [...] estas ciudades livianas, tan parecidas aún a Fontana, a los campamentos del Far West, muestran la otra cara de los Estados Unidos: su libertad. Aquí cada uno es libre, no de criticar o de reformar las costumbres, sino de escapar de ellas, irse al desierto o a otra ciudad. Las ciudades son abiertas. Abiertas al mundo, abiertas al porvenir."[21]

El gran cambio vendrá con Claude Lévi-Strauss que desarrolla una aproximación estructural de las ciudades del Nuevo mundo en Tristes trópicos. Hablando del urbanismo de las ciudades nuevas y del desarrollo que les predijo, dice: "En estos cuadriláteros arbitrariamente ahuecados en el corazón del bosque, las calles en ángulo recto al principio son todas parecidas: trazadas geométricamente, desprovistas de cualidad propia. No obstante, unas son centrales, las otras periféricas, algunas son paralelas y algunas perpendiculares a las vías férreas o a la ruta; así, las primeras están en el sentido del tráfico, las segundas lo cortan y lo suspenden. El comercio y los negocios elegirán a las primeras necesariamente provistas; e inversamente, los habitantes privados y algunos servicios públicos preferirán a los segundos o allí serán rechazados. Por su combinación, estas dos oposiciones entre central y periférico por una parte, paralela y perpendicular por la otra, determinan cuatro modos diferentes de vida urbana que transformarán a los futuros habitantes, favoreciendo a los unos, desalentando a los otros, generadores de éxitos o de fracasos. Y eso no es todo: estos habitantes son de dos tipos: los gregarios para quienes una zona tendrá tanto más atractivo que la implantación urbana y será más avanzada, los solitarios inquietos por la libertad; y un nuevo contrapunto se organizará complicando al primero. En fin, hay que hacer lugar a los factores misteriosos en juego dentro de tantas ciudades, expulsándolos hacia el oeste y condenando a sus barrios orientales a la miseria o a la decadencia. Simple expresión, quizás, de ese ritmo cósmico que, desde sus orígenes, penetró la humanidad de la creencia inconsciente que el sentido del movimiento solar es positivo, el sentido inverso negativo". [22]

De la combinación de las oposiciones sobre un enrejado dotado de un simple sentido de orientación, Claude Lévi-Strauss predijo el desarrollo de un mundo y las elecciones de los sujetos que producía. La estructura de la ciudad que concibe no supone un sujeto puramente racional. Precisamente, la ciudad es un dispositivo estructural porque permite leer las elecciones inconscientes irracionales de estos sujetos. " La vida urbana ofrece un extraño contraste. Aunque representa la forma más compleja y más refinada de la civilización, por la excepcional concentración humana que ella realiza sobre un pequeño espacio y por la duración de su ciclo, precipita en su crisol de actitudes inconscientes, cada una infinitesimal pero que, en razón del número de individuos que los manifiestan, en el mismo acto y de la misma manera, son capaces de engendrar grandes efectos." [23]

Se trata ahí de un inconsciente pre-analítico, pero deviene legible, por una suerte de mecánica estadística, en la estructura de la ciudad. Un autor brasileño creyó poder deducir el gusto por el estructuralismo de Lévi-Strauss del impacto experimentado en las grandes ciudades sin profundidad histórica donde Lévi-Strauss residió, San Pablo luego Nueva York. Lévi-Srauss le responde en el prefacio de un libro donde publicó sus fotos de San Pablo. "El autor de un libro recientemente dedicado a San Pablo emplea mucha ingeniosidad para demostrar la tesis según la cual la revelación del estructuralismo me habría surgido del contacto de San Pablo y Nueva York. Seis años separan estas dos experiencias: no se comprende bien como una revelación podría tomar un tiempo tan largo Aunque admirando la sutilidad del autor, que invoca la ausencia de dimensión temporal propia de las ciudades del Nuevo mundo, pondré finalmente lo que él pone al comienzo. El estructuralismo - para no buscarle ancestros más alejados - se remonta a Goethe y Whilhelm von Humboldt, luego se separa en dos ramas que conducen, una a Arcy Wentworth Thomson, la otra a Saussure, Benveniste, Troubestkoï, Jakobson.

Soy el producto de esta larga historia y si algunas intenciones me condujeron por el camino correcto, se lo debo sobretodo al espectáculo de la naturaleza. La verdad es que el estructuralismo explica mi interés por las ciudades y me las ha hecho ver bajo un ángulo que, para simplificar, se podría calificar de morfológico." [24] Un poco más lejos, C.Lévi-Strauss evoca una invitación que se le hizo de la ciudad de Londrina que había visto en 1935 con tres mil habitantes. "La carta de Londrina me aseguraba que la ciudad se estaba desarrollando según la manera prevista en el capítulo XII de Tristes trópicos. Me gustaría subrayar aquí que mis especulaciones no hubieran sido posibles si el simple hecho de vivir en San Pablo, de atravesar la ciudad a pie durante largos paseos, no me hubiera ejercitado para considerar el plano de una ciudad y todos sus aspectos concretos como un texto que, es necesario, para comprenderlo, saber leer y analizar." [25]

Para Lacan también es la estructura que le permite interesarse en la ciudad tomándola bajo un "ángulo morfológico". La ciudad del Nuevo mundo se presta bien a la percepción de un fetichismo de la mercancía que intenta ser dominado, organizado por el enrejado del desarrollo de la red de calles cortándose en ángulo recto. Este dispositivo inventado en Grecia de Asia por un Milesiano ha sido el índice de una utopía pitagórica, de una puesta en acto de la estructura.

Al modelo matemático milesiano habría que agregarle ahora el modelo de Robert Lucas, premio Nobel de economía, recientemente complicado por Ivar Ekeland. [26]

 

La ciudad, puesta en acto del no todo

Ahora retornemos a la indicación de tiempo sobre "el amanecer". La indicación es crucial. Subraya primero que nosotros no estamos en el espacio del sueño o de la "preparación del sueño". Se trata del despertar del "amanecer". Lacan se instala en este espacio para trabajar, para preparar su conferencia. Aquel que trabaja parte a la búsqueda de sus pensamientos. Los encuentra en el exterior, delante de él, como pruebas en acto. El punto de vista de esta subjetividad exteriorizada ex-sistente no es sin embargo fenomenológico. Los pensamientos en acto que se leen frente a la visión de la ciudad no reenvían a un sentido definido. No le responden, no son su objeto. Simplemente, están en el exterior como en el interior, ya ahí como pensamientos sin que haya una subjetividad individualizada para tomarlos a su cargo. Que sea el sueño o el trabajo, el espacio del inconsciente es el de los pensamientos ya allí, en potencia o en acto.

El despertar es un punto de atravesamiento pero no introduce al mundo de la percepción haciendo olvidar al sujeto del inconsciente que se manifestó en el sueño "en todos los lugares". La indicación de tiempo es más precisa aún. Nosotros estamos "antes de despuntar el día" y la presencia del tiempo está encarnada por el neón que pulsa repetidamente. Es una noche que no está estrellada. La luz es la del tiempo del reloj universal. La temporalidad no es "en profundidad", ella es en "superficie" testimoniando que el inconsciente es espacio-tiempo. No hay significante fuera de la pulsación temporal, el tiempo es una pulsación significante La luz se presta especialmente bien a esta indicación, ella ha venido a encarnar una cuantificación nueva. Propicia para señalar que nosotros estamos en un campo donde "eso piensa todo el tiempo" [27]

El tiempo no es solamente el tiempo de estratos acumulados, el que es el aliado de la meditación de Burkhardt. Estamos, en este espacio-tiempo, confrontados a una estructura donde el observador mismo está inmerso. Su punto de vista está relativizado, marcado en todas partes por el tiempo del que él mismo tiene el estatuto de una representación. El sujeto del inconsciente está en todos los lugares y no adhiere a ninguno. Está en la pulsación misma del significante, haciendo el tejido mismo de la repetición. El neón es uno de los lugares mismos del sujeto. Pero por otra parte, está también en todas partes en esta confrontación extática con los pensamientos en acto.

En esta situación la topología y el tiempo se anudan alrededor de la a-topia subjetiva. El sujeto es a la vez " objeto perdido" [28] en el movimiento mismo de su ex - stasis y completado por esta pérdida. Lo que nosotros escribimos $<>a. La meditación del "amanecer" nos reenvía a la indicación dada en el texto. "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis" sobre los accesos posibles al Otro en la experiencia cotidiana. "El deseo, el hastío, la oración, la vigilia (quisiera que se hiciese alto en ésta puesto que Freud se refiere a ella expresamente por la evocación en la mitad de su Schreber de un pasaje del Zaratustra de Nietzsche) el pánico en fin, están ahí para darnos testimonio de la dimensión de ese Otro sitio, y para llamar sobre él nuestra atención, no digo en cuanto simples estados de ánimo que el piensalascallando * puede poner en su sitio, sino mucho más considerablemente en cuanto que principios permanentes de las organizaciones colectivas, fuera de las cuales no parece que la vida humana pueda mantenerse mucho tiempo." [29] EL párrafo de Nietzsche al que Lacan hace referencia se sitúa antes del "amanecer", justo antes, ya que lleva el título "Antes de la salida del sol". [30]

¿Es al padre, es a Otra cosa que se dirige Zaratustra? Se dirige al firmamento estrellado en la tradición kantiana, que aislaba la ley moral y el firmamento estrellado como las "dos instancias donde el sujeto pueda ver figurada la heteronomía de su ser, por poco que él las contemple "con asombro y respeto." [31] Lejos de leer en ese cielo y en la ley implacable del orbe de los planetas la presencia del orden del universo o la encarnación del superyó, en la víspera del héroe nitzscheano no hay ninguna sorpresa o respeto; quiere ser a sí mismo su propia ley, obtener su propia certeza, volverse sujeto de una certeza. "He aquí mi bendición: estar sobre cada cosa como su propio cielo, como su techo redondo, su campana azul y su certeza eterna." [32]. Esta declaración se considera el llamado más radical a Otra cosa, más allá de la bendición y de la blasfemia ya que ella quiere enunciar la autonomía radical del sujeto en una vía que no es más kantiana. "En verdad, bendigo y no blasfemo cuando enseño: encima de toda cosa, hay el cielo azar, el cielo inocencia. Oh! cielo encima mío, cielo puro y alto! Esto es ahora para mí la pureza, que no exista la eterna araña de la razón tejiendo eternamente su tela " [33] El cielo para Nietzsche, se considera la puesta en acto de un real donde no hay otra ley que la presencia de la existencia de un sujeto en la pura contingencia de su existencia.

La ciudad que Lacan presenta en 1966 es una ciudad que se lee con el matema del fantasma $<>a, es un inconsciente que se lee gracias a la estructura ya allí. Testimonia de pensamientos en acto, articulados y fuera de sentido. Es una "significantización" de la actividad, del goce que circula en las ciudades.

Lacan hará un paso más en su lectura de la ciudad cuando pase de la ciudad leída a la ciudad letra, máquina de refractar el significante. J.A.Miller dedujo en su artículo sobre la biología lacaniana otro movimiento que está presente en la enseñanza de Lacan después de Aún. Entonces, se trata de considerar lo que llama la "corporización del significante". "Es una estructura completamente diferente de la [...] sublimación de la cosa hacia el significante [...] la corporización es, por el contrario, el significante [...] volviéndose cuerpo, fragmentando el goce del cuerpo y haciendo desbordar el plus de goce, [...] hasta hacer brotar de eso el goce, el plus de goce que allí es virtual." [34] Esto es lo que Lacan verá en 1973 cuando viaje a Japón. Dirá en su "Posfacio al Seminario XI ": "No comprendí sino después eso que lo sensible ahí recibe de esta escritura que del on-yomi al kun-yomi repercute el significante al punto que él se desgarra de tantas refracciones, para lo que el más pequeño periódico, el pendón del cruce satisfacen y apoyan." [35]

Lacan muestra en esta refracción la oposición entre el significante como semblante y el vacío cavado por la escritura. Opone dos dimensiones, dos regímenes, dos registros del decir: el significante y el escrito. El escrito puede guardar un lazo con el significante o perderlo. Se sostienen en conjunto por el discurso. Si lo protege, entonces, " la escritura está en lo real la erosión del significado, lo que agradó del semblante en tanto que él hace el significante." [36] Pero este lazo puede perderse: "Nada más diferente que el vacío cavado por la escritura que el semblante. El primero es pliegue listo siempre a recibir el goce, o al menos a invocar su artificio." [37]

Cuando el lazo se rompe, la ciudad aparece entonces como imperio del vacío, cavado por la escritura, el lugar de la ceremonia donde el sujeto, determinado por la letra, los arrastra "Según nuestras costumbres, nada comunica menos de sí que un tal sujeto que, a fin de cuentas, no esconde nada. No queda más que manipular: ustedes son un elemento más del ceremonial donde el sujeto se compone justamente del poder de descomponerse." [38] El cuerpo se vuelve puerta de entrada del significante vacío de sentido. Entonces se logra una lingüística no más de la palabra, sino del escrito. La ciudad refractando el significante es una ciudad donde "lo que no cesa de pensar" "no cesa de leer" como un sistema funcionando sin punto de capitón. La ciudad de Baltimore es aún un sistema donde un punto de capitón podría funcionar. La ciudad de Tokio, donde todo se maquina, se presenta como un sistema regido por una lógica del no-todo. No hay necesidad de más-uno para sostener el conjunto. Entonces la traducción se presenta como sin fin, tentativa de suturar la significación sin poder alcanzar una lengua o una referencia "fundamental". Con la eficacia propia de la letra, el tapón de la "lengua fundamental" saltó. En la época de Baltimore, el significante puede tomar al cuerpo una función para desplegar su máquina. En el relato del "Viaje a Tokio", el cuerpo no alcanza a dar una función a la letra. Intenta en vano proveer un argumento a la función. "Corporiza" sin capitón. Es lo que Lacan llama la " traducción perpetua hecha lenguaje" [39] El único capitón en eso es la ciencia. Al final de "Lituratterre" Lacan evoca Tokio y Osaka. El surgimiento de China como futura hiperpotencia aún del siglo veintiuno nos conduce a continuar. La imagen del funcionamiento del inconsciente litoral hoy, eso sería las luces de neón de la calle de Nankin en Shangai acompañadas por la voz en off, en traducción perpetua, tatuando el cuerpo de un plus-de-goce inaudito.

 

ANEXOS

Anexo I

Sarte J. Villes d’Amérique. New York, ville coloniale. Venise, de ma fenêtre. Paris. Monum. Ëditions du patrimonie, 2002.

« ¿Cuáles son las impresiones de un Europeo cuando desembarca en una ciudad americana?" Primero, se dice que algo se le había organizado. No se le habla sino de los rascacielos, se le presentaba Nueva York, Chicago como las" ciudades de pie". Ahora bien, su primer sentimiento, por el contrario, es que la altura media de una ciudad de los Estados Unidos es muy sensiblemente inferior a la de una ciudad francesa. La inmensa mayoría de las casas no tiene más de dos pisos. Aún en grandes ciudades, el inmueble que tiene cinco pisos es la excepción." (p.23)

"Provisorias y frágiles, informes, inacabadas, son visitadas por la presencia del inmenso espacio geográfico que las rodea. Precisamente porque sus bulevares son rutas, ellas parecen siempre etapas de las rutas. No oprimen, no encierran: nada es definido en ellas, nada es detenido. Ustedes se sienten, a primera vista, que vuestro contacto con ellas es provisorio: o bien ustedes partirán, o bien ellas cambiarán alrededor de ustedes.2(pp.30-31)

 

Anexo II

Ekeland I., " La forma de las ciudades" para la ciencia nº 305, marzo 2003, p.10. "[...] la configuración de equilibrio donde nadie tiene interés en mudarse se sitúa entre la ostentación total y el aplastamiento completo. En un artículo extremadamente interesante, R.Lucas y su alumno Esteban Rossi-Hansberg mostraron que, si se supone que la ciudad es circular[...], entonces una (o muchas) configuración de equilibrio existe[...]no obstante, todas las ciudades no son circulares, comenzando por Chicago que está construida en el borde del lago Michigan. [...] hemos localizado una debilidad del modelo de Lucas-Rossi-Hansberg [...]. En el nuevo modelo, los costos del transporte son monetarios: la renta disponible de cada uno es igual al salario que le paga su empleador descontado de los costos de transporte. En cambio, cada uno debe cumplir ocho horas de trabajo efectivo. Esta modificación aparentemente menor cambia completamente la estructura matemática del problema. En efecto, se puede entonces adherir a una teoría matemática que conoce un gran impulso en la actualidad (pero que ni Robert ni Esteban, economistas uno y otro, no tenían razón de conocer),la teoría del transporte optimo. Se llega, entonces, a resolver todos los problemas en suspenso evidentemente, al mostrar la existencia de configuraciones de equilibrio para las ciudades de forma cualquiera, y al tratar las preguntas nuevas, tal como la influencia de la red de transporte sobre la estructura interna de las ciudades".

Traducción: Clarisa Kicillof

NOTAS

* Nota del T: Lacan utiliza la palabra. pense - sans - rire , se respetó la versión castellana de la cita.

  1. Lazarus - Matet C.,"Baltimore au petit matin - c’est Patou". Elucidation n 05 6/7, Paris. Navarin,avril 2003,pp.66-68.
  2. Comunicación hecha por Lacan al Simposio internacional del John Hopkins Humanities Center en Baltimore (USA). "Of Structure as an inmixing of an Otherness Prerequisite to Any Subject Whatever", aparecido en The Languages of Critiscism and the Sciencess of Man : The Structuralist Controversy. Dirigida por R.Macksey y E. Donato, Baltimore y Londres. The John Hopkins Press,1970.pp.186-195. Las intervenciones d Lacan fueron hechas en inglés y en francés. La transcripción y la traducción son anónimas.
  3. Ibid
  4. Miller j -A., "Intuitions milanaises". Mental, nº11, Paris.NLS, diciembre 2002,p.12.
  5. Cf.Miller J -A., « Retour de Granade ». La Cause freudienne, nº33, Paris, ECF, mayo 1996, pp. 7-15
  6. Freud.S.,La interpretación de los sueños, Amorrrtu ed.,1986 Tomo V. (Procesos secundarios)
  7. Freud.S., "Malestar en la cultura" Amorrortu editores., 1986 tomo XXI
  8. Grubrich-Simitis I. , "Nothing About the Totem Meal!", Freud: Conflict and Culture, New York,Alfred A. Knopf, 1998, pp.17-31.
  9. Freud.S
  10. Bachofen J - J.,Mith, Religión & Mother Right. Princeton, Princeton University Press. Bollingen Series., p.13.
  11. Benjamin W., « Paris, capitale du XIXe siècle » DEuvres III, Paris, Gallimard, coll.Folio, p.58.
  12. Ibid., pp.59-60.
  13. Freud. S., « La transitoriedad ». Obras Completas. Vol XIV.(1916 [1915] ) Buenos Aires, Amorrortu ed 1986, p309.
  14. Ibid., pp.310-311.
  15. Stierle.K, La capitale des signes, Paris et son discours.Paris, ediciones de La Maison des sciences de l’homme., 2001,p.432.
  16. Baudelaire C, « Le Peintre de la vie moderne ».Deuvres complètes. Paris, éd. Claude Pichois, La Pleïade, tomo2,pp.694, 695,697. Citado por Stierle K., op.cit.
  17. Stierle K., op.cit.p.449.
  18. CélineL - F., Voyaye au bout de la nuit. Paris, Gallimard, coll.folio, 1952, p.184.
  19. Cf.anexo I: Sartre J - P., Villes d’Amérique New York, ville coloniale. Venise, de ma fenêtre. Paris, Monum, Éditions du patrimonie, 2002.pp.23.
  20. Cf. anexo I : Ibid., pp.30 - 31.
  21. Ibid.,p.31.
  22. Lévi - Strauss C., Tristes Tropiques, Paris, Plon, 1955, p.136.
  23. Ibid, p.137.
  24. Lévi-Strauu C., Saudades de Sao Paulo, Sao Paulo Companhia das Letras, 1966. pp.12-13. Morfología es ahí un homenaje al título del gran libro de d’Arcy Thomson On Grwth andForm.
  25. Ibid.,p.16.
  26. Cf. AnexoII : Ekeland I., "La forme des villes…" Pour la Science, nº305, marzo 2003, p.10.
  27. Cf. nota 2 « […] quelque chose tout le temps pense »
  28. Cf. nota4 « […] Il est nécessaire de poser le sujet comme objet perdu
  29. Lacan J., « De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis". Escritos 2 Argentina, Siglo XXI editores, 1985, p.529.
  30. Ibid., p.529. nota a pie de página nº 14.
  31. Lacan J., " Observación sobre el informe de Daniel Lagache ", Escritos, op.cit., p.663.
  32. Nietzsche F., Ainsi palait Zarathoustra, traducido por Marthe Robert. Le club français du livre, repris en 10/18, Paris, Christian Bourgeois, 1985,p.156.
  33. Ibid.
  34. Miller J - A., « Biologie lacanienne et événement de corps », La Cause freudienne, nº 44, febrero 2000,p.57.
  35. Lacan J., « Postface au Seminaire XI « . Autres écrits, Paris, Seuil, 2001., p.505.
  36. Lacan J., « Lituratterre », Autres écrits, op.cit.p.17.
  37. Ibid., p.19.
  38. Ibid., p.20.
  39. Ibid.,p.20.
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