Diciembre 2001 • Año I
#4
Dossier

Desde París hacia la Escuela

Silvia Elena Tendlarz

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Julieta Espósito
Nocturno. 2005.
Técnica mixta sobre lienzo. 130 x 160 cm.

Al momento de la fundación de la EOL, Silvia Tendlarz vivía en París. Allí la encontró esa "brisa" que menciona, surgida a partir de la creación de la Escuela Europea de Psicoanálisis y el llamado a los psicoanalistas argentinos a participar de un coloquio compartido. Estando "fuera" y al mismo tiempo "dentro", nos relata como participó de este movimiento, hasta retornar a Buenos Aires en 1993.

En los confines del siglo XX, apenas comenzando los años 90, el París del psicoanálisis era una fiesta. No faltaban los motivos. Superada la desgarrante crisis de la Escuela de la Causa Freudiana, una nueva Escuela emergía en el horizonte europeo: la Escuela Europea del Psicoanálisis. Una brisa de aire fresco hacía palpitar los corazones. El psicoanálisis dejaba de ser un refugio de unos pocos y se volcaba al mundo creándose así el torbellino que desembocaría en la creación de otras Escuelas.

En el mismo número de Uno por Uno (14/15; noviembre de 1990) en el que aparecía el dossier presentando a la EEP, una convocatoria a los colegas argentinos no se hacía esperar. La EEP invitaba a participar al primer Coloquio del CIPA (Círculo internacional de los psicoanalistas argentinos) el 2 de febrero de 1991 para examinar cuestiones atinentes a los movimientos institucionales argentinos (refundación del Simposio, las elecciones de la SABA, la política del Campo freudiano en Argentina) y comentarios relativos a la naciente EEP en España. Algunos argentinos de España y de Francia participamos de esa reunión expectantes por reanudar un lazo de trabajo con los psicoanalistas argentinos, y participar así de algún modo, a distancia, de los acontecimientos que podrían desembocar en una nueva Escuela. El resultado de este Coloquio fue una transformación: el CIPA dio lugar a la inauguración de la CIPA (Comunidad de Intercambios Psicoanalíticos Argentina-Francia de la EEP). A pedido de Miller, me ocupé de redactar las Actas de ese Coloquio (publicadas en un número especial de Uno por Uno junto a los trabajos argentinos presentados). Esta tarea me permitió seguir con mayor atención los debates de lo que hasta entonces desconocía. Me encontré así, gracias a la intervención oportuna de Miller, fuera y al mismo tiempo dentro, por este sesgo de escucha, de aquello que se iba gestando hacia la Escuela.

El Coloquio intenta ocupar un lugar éxtimo que apuntara al debate en torno a la Escuela por venir en la Argentina. No tenía ningún poder por sí mismo sobre la comisión argentina compenetrada en esta tarea. Se trataba simplemente de dar un paso más hacia una salida que emergiera de un trabajo colectivo.

El "laboratorio de imposibilidades" argentino invocado por Jorge Alemán fue puesto a tambalear. Se trataba de dilucidar –indicaba Miller– si la creación de la Escuela y su tensión con los grupos obedecía a este "laboratorio de imposibilidades" o si se trataba de un obstáculo imaginario. En definitiva, lo que estaba en juego era la concepción del fin de análisis y la puesta en funcionamiento del dispositivo del pase. Cuestiones estas de absoluta actualidad en el debate europeo, en particular con la "Pregunta de Madrid" en la que se examinaba el "pase a la entrada" que buscaba relanzar el funcionamiento del dispositivo del pase y permitir la entrada de nuevos miembros a la enclaustrada ECF.

Siguiendo esta orientación, Eric Laurent enfatizó en su presentación la soledad a la que desemboca el sujeto en el final del análisis que en realidad está poblada de otros. La particularidad de la Escuela es que permite crear un espacio de soledades de los que no han renunciado a dirigirse a otros.

La "hora cero", como se llamó a este Coloquio, no fue el momento de concluir. Se intentó promover un debate a partir de la diversidad, que redujera las contradicciones reales que se presentaban frente a la creación de la Escuela en Argentina, para hacer posible alcanzar un momento de concluir.

Ese momento no se hizo esperar. El "movimiento hacia la Escuela" siguió su recorrido y las nuevas fuerzas y el ímpetu originados con la creación de la EEP dieron su pequeño granito de arena a un logro eminentemente argentino: el acuerdo colectivo que posibilitó la creación de la Escuela. Recibimos en Europa este nacimiento con alegría y nos inscribimos en la EOL desde nuestros respectivos lugares de residencia. Eso posibilitó que dos años después pudiera incluirme sin problemas en una Escuela a la que ya pertenecía desde su creación.

Las "soledades pobladas de otros" de aquellos que transitan por el psicoanálisis en Argentina pueden tener ahora su ámbito propio. Es así que la Escuela de la Orientación Lacaniana festeja hoy con júbilo sus primeros diez años.

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