AÑO XV
Octubre
2021
40
Sexuación, lógica y acontecimientos

Sin el corte ¿nos orientamos?

María Cristina Martínez de Bocca

Graciela Hasper - Sin título
1994. Acrilico sobre tela. 86x145 cm

Delirios…

Para esta noche, si bien la idea estaba antes, me planteo una pregunta a partir de lo que dijo J.-A. Miller el 2 de mayo: ¿por qué vías orientarnos, con qué instrumentos "repensar la formación de los analistas en el tiempo presente, analistas de la experiencia de la cultura?" y en medio de una pandemia. Él decía que "el furor actual de la libre autodeterminación de sexo" empuja a "la aspiración al bien-decir total, a que no haya mal-decir".[1] ¿Cómo toca esta "manera de ser" de nuestra época al análisis, que es una experiencia de bien-decir, no todo? Apunta al tema de nuestras Jornadas, el "Otro sexo", porque en la perspectiva lacaniana, Ł mujer, que no existe, se mal-dice. Cada época trata de hacerla existir a partir de cómo goza, cómo vive la pulsión, y ahora es por la vía de una "aspiración". Pienso que un camino para abordar esta cuestión es recurrir al concepto lacaniano de corte.

La multiplicidad de las elecciones sexuales, en nombre de la libertad de elección, no libera a nadie de lo que J. Lacan planteaba: la forclusión del significante de La mujer. Y por esa razón, nos confrontamos al enigma del goce femenino, a-sexuado,para nada "charlatán" ‒como sí es el fálico‒ del síntoma. Más bien se sufre silenciosamente, al mismo tiempo que satisface a los circuitos pulsionales con los que se desmiente y se desconoce ese real. Un real que Lacan abordó interpelando a las mujeres: no hay saber de lo femenino en el inconsciente.

Se lo planteó Freud, guiado por su causa fálica, con la noción de bisexualidad ante el "horror a lo femenino" y Lacan tomó el guante afirmando que no es el padre ni la prohibición lo que hace agujero en la sexualidad. Por eso el tema de nuestras Jornadas va directamente a la cuestión, ya que puede ser un obstáculo difícil de pasar en tanto apunta a alcanzar el vaciamiento del Otro, su inconsistencia. Otro que, en el lenguaje de Lacan, es el Otro sexo, un agujero que puede taponarse de diferentes modos, con los delirios fantasmáticos, por ejemplo, haciendo existir el binarismo de la articulación significante. Lacan decía que había relación sexual solo entre fantasmas ¡el colmo del sentido! Eso rueda fácilmente a la representación fantasmática de Ł mujer. ¿De qué se sirve Lacan para resaltar la función tapón que tiene el saber que segrega sentido? ¿distinguimos la castración freudiana de la lacaniana, cuando lo que prima es el goce en la "relación corporal"?

Una mujercita sabe

Lacan cuestiona el lenguaje cuando dice que es "elucubración de saber sobre la lengua",[2] la que es anterior al saber, lalengua como unarismo lacaniano. A tal punto que si no opera la doble barra que separa el S1 del S2, el corte entre ambos, el saber será solo delirio defensivo y no advendrá en su dimensión de "saber arreglárselas", que es "otro" saber, porque alcanza la punta de un real y se anuda a un hacer. Al subrayar el corte de Lacan con la Lingüística para apoyarse en la Topología, J.-A. Miller cita un ejemplo que trae Lacan en el Seminario 24, a partir de un alumno que quiere hacer el pase por escrito. Le imputa a su alumno pretender así identificarse al saber absoluto. Cómo no recordar ahí lo que Miller subrayaba el 2 de mayo: "aspiración al bien decir total", una figura de La mujer. Pero ¿de qué goce se trata ahí? Lacan se sirve de un recuerdo de su hermanita de dos años y medio que había dicho: "Manene sabe". "En estas palabras Lacan ubica el esplendor de un saber […] que es voluntad de no cambiar. […] Este momento de captación es la noción de esta mujercita que sabe". [3]

El corte reorienta

Me detengo en la frase: voluntad de no cambiar. Goce que se teje con el mismo hilo del esplendor de saber. La causa fálica y el objeto a están involucrados. Pero no muy lejos de la infatuación, ahí donde el analista puede deslizarse, si se encanta con: "el Uno ha muerto viva lo múltiple!"[4] Voluntad de no cambiar, no parar, creer saber sobre el bien universal para el otro, solo lleva a la desorientación, la errancia, el extravío, no por nada llamado "femenino". No se trata de una devaluación del saber elaborado en un análisis, sino de lo que podemos extraer de este ejemplo: es preciso un consentimiento al corte entre S1 y S2, nuevo valor de la castración. La reducción al máximo de la cadena significante permite que el inconsciente deje de ser productor de sentido constantemente. Inmersión en lalengua, lo más propio de cada uno, hecha de trozos sin sentido.

En medio de la oscuridad ¿no es vital para el ser hablante constatar que no hay Otro pero sí hay la letra que bordea el agujero y que hace también a nuestro gusto por el estilo de vida analítica? Lo decía Lacan: "La mujer, insisto, que no existe, es justamente la letra en la medida en que es el significante de que no hay Otro".[5] Este S (Ⱥ) es el único S1 para la Escuela. La posición analizante del analista es también constatar, en un imaginario ya vaciado, que el agujero en el saber implica no ceder en un deseo de cambiar para, quizás ¿delirar un poco menos?

* Presentación en la Noche de la Comisión Científica de las XXIX Jornadas de la EOL Sección Córdoba, el 12 de mayo de 2021

NOTAS

  1. Miller, J.-A., Notas de la Presentación del libro Polémica política, 2 de mayo 2021, ELP, por Zoom.
  2. Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aún, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 165.
  3. Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, Paidós, Buenos Aires, p. 230.
  4. Miller, J.-A., Entrevista con E. Marty sobre El sexo de los modernos, ELP [en línea]. Disponible en https://elp.org.es/entrevista-de-jacques-alain-miller-a-eric-marty-sobre-el-sexo-de-los-modernos/
  5. Lacan, J., El Seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, Paidós, Buenos Aires, 2015, p. 101.