AÑO XV
Octubre
2021
40
Dossier 20 Aniversario- Virtualia #40

Virus, pandemia y algo más

Luis Tudanca

Graciela Hasper - Sin título
2009. Acrilico sobre tela. 127x165 cm

La naturaleza y lo fuera de la naturaleza

Jacques Lacan aseveraba que: "… la naturaleza se caracteriza por no ser una, por eso se la aborda mediante un procedimiento lógico".[1] Si es necesario recordar esto es porque se nos olvida que la naturaleza tiene sus leyes, sus reglas, su lógica. Cualquier abordaje de la misma descarta la posibilidad de pensarla desde el punto de vista de un desorden, la naturaleza no es inescrutable.

El psicoanálisis recupera mucho de la lógica pero deja caer la naturaleza. El parlêtre se afirma fuera de la naturaleza. ¿Dónde observamos con claridad eso? En el terreno de la sexualidad: "… el llamado hombre se distingue de lo que parece la ley de la naturaleza, en la medida en que en el hombre no hay relación naturalmente sexual…" [2] Pero dicho esto, Lacan inmediatamente agrega: "… pero cuidado con decir que el sexo no es nada natural…" [3] Es que decir eso supone que habría conductas sexuales "naturales" y otras desviadas, antinaturales.

El problema entonces es caer en esa dicotomía, en esa dialéctica: lo natural-lo antinatural. Si decís que hay algo antinatural es porque partís de la base de que hay algo natural y viceversa. Se nota el sesgo segregativo de esa concepción que, con Lacan, deberíamos ubicarla como la "mala manera" de leer. La "buena manera" es la que "no se priva de usar(lo) lógicamente" al sinthome.[4] Pero ya estamos en el terreno de las respuestas individuales, singulares, en el "uno por uno". En cambio, cada vez que hagamos referencia al término naturaleza hablaremos de un todo del cual se discute aún hoy cuán abarcador sería.

Intentaré leer la pandemia actual teniendo en cuenta la lógica… lacaniana y por fuera de cualquier razonamiento que se sospeche dicotómico. Eso permitiría una "buena manera" de abordar el tema que nos aproximaría a captar algunas consecuencias.

Lo real sin ley…

Jacques-Alain Miller subraya la importancia que adquiere en la última enseñanza de Lacan lo que dio en llamar lo real sin ley.[5] Si nos sostenemos un poco en esa idea podemos distinguir, como hace Miquel Bassols, entre el coronavirus y la pandemia. Él lo dice así: "El coronavirus es un real que sigue una ley que la ciencia está intentando descifrar lo más rápido posible para obtener antivirales y vacunas eficientes".[6] Además, agrega: "… la epidemia nos plantea un real sin ley, un real inherente al sujeto que vive en el lenguaje".[7] Este último real es el que Lacan aseguró "que está definido por ser incoherente…" [8]

Retomando el escrito de Bassols, diré que el real de la ciencia es dócil, amable a la ley, a la escritura posible y su traducción en una fórmula matemática. Pero el real inherente al psicoanálisis, el real inherente a un sujeto, es un real sin ley y este atañe a la pandemia como propagación social del virus. De allí que debamos esperar incoherencia, ya que siempre en algún aspecto ese real sin ley se vuelve imposible de prever, de dominar.

Pero además Lacan afirma que ese real sin ley es impropio. ¿Qué nos quiere decir con eso? "Impropio" proviene del latín improprius que significa ajeno, extraño. Decimos de alguien que tuvo una actitud impropia cuando la misma no estuvo a la altura de las circunstancias.

Vemos ya, desde el psicoanálisis, la debilidad de semejante definición. ¿Quién juzga que algo es impropio? Lo impropio para alguien puede ser lo más propio de otro o de uno mismo. Pero además: ¿impropio de qué? Impropio para ser realizado, dice Lacan. ¿Qué sería realizarlo? Darle un sentido. Lacan habla de "to realize", realizar, llevar a la realidad efectiva. Pero esa realidad efectiva es nuestro mundo imaginario, lleno de sentido. Y Lacan sigue pensando que lo real y el sentido se excluyen.

Lo real como impropio para ser realizado sería lo contrario de lo simbólico del lenguaje que realiza, dentro de su alcance, y produce sentidos y sentidos y ficciones. Jacques-Alain Miller afirma que "… lo real no es un orden, sino más bien un caos, ya que está hecho de elementos dispersos, desparejos".[9]

Finalmente: no hay que precipitarse en pensar que lo contrario de lo impropio es lo propio. Lo impropio es lo impersonal de cada "personne". Si el deseo del analista es un deseo impuro está sostenido en lo impropio, en su impropio singular. Allí donde Heidegger proclama la autenticidad, el psicoanálisis encuentra en lo inauténtico un real que atraviesa todo el tiempo el semblante de lo auténtico.

Conclusión: lo impropio es lo más propio de cada quién. ¿Se podrá darle un uso como resultado de un análisis?

…y la pandemia

Hoy estamos en las consecuencias de la pandemia, en qué hacer con eso, uno por uno. Eso nos lleva a las distintas respuestas de los parlêtres antes el virus, la modalidad de cada quién en cómo habitar su casa, la forma en que tratamos los cuerpos y sus goces, la manera en que el aislamiento es tolerado o no. Se verifican respuestas muy diferentes y singulares.

Los esfuerzos de las distintas variantes del discurso del amo (más o menos cuarentena, mayores o menores controles) apuntan a regular ese real sin ley, poner orden en el desorden de las singularidades incoherentes, de los cuerpos impropios. Es fácil aventurar un fracaso en cualquier orientación que se fije. Es que hay que aceptar el desarreglo estructural en el que estaremos no sabemos cuánto tiempo más.

En el mientras tanto, no hay perspectiva común ni se vislumbra alguna salida mejor que otra. Quizás:

… será necesario […] uno por uno, contribuir a elucidar cómo deben ser elaboradas las prácticas de restricción colectiva a las que consentimos, para que sean vivibles […] testimoniando las buenas maneras de responder a ello.[10]

Cuerpos hablantes

La multiplicidad de sentidos que ha generado la pandemia, vehiculizados a través de cantidad de explicaciones de todo tipo efectuadas por diferentes disciplinas, taponan lo que he intentado circunscribir como un real sin ley, el real propio del psicoanálisis.

En cada época, cada vez que se intenta dar cuenta de un acontecimiento social a través de una proliferación de sentidos debemos sospechar que el trasfondo a partir del cual se organiza esa respuesta es un agujero real. Ninguna ideología ni política circunstancial evita, en la sociedad contemporánea, lo que Miller llamó "burbujas de certeza".[11]

La pandemia ha generado distintas burbujas de certeza que "corresponden a (un) repliegue sobre un significante amo cualquiera al que el sujeto se aferra".[12] Y este proceso ocurre porque "el estatuto fundamental de la subjetividad en nuestra época es la angustia".[13] Pero ¿de qué angustia se trata? De aquella que Lacan define como "… el sentimiento que surge de esa sospecha que nos asalta de que nos reducimos a nuestro cuerpo".[14] Esa es la angustia de la pandemia en la época del Otro que no existe.

¿Pero dónde está la dificultad principal, la más primaria, en el aislamiento? ¿De qué nos aislamos? ¿Solamente del virus? Nos aislamos de los lazos sociales en cuerpo y hay allí también una clave: se interrumpe, se nos corta la idea de que estamos en un mundo, la idea de que "los cuerpos imaginen el universo".[15]

Eso es el cuerpo hablante, un "fuera de la naturaleza" que se imagina que el universo es solamente la imagen de su cuerpo inflado, que posee un imaginario hecho de imagen corporal. Y Lacan piensa que si nos caemos de eso, si por algún motivo esa disposición queda cuestionada, ocurre que

… el mundo ‒por más que la unidad de nuestro cuerpo nos obligue a pensarlo como universo‒ no es mundo, por cierto, sino in-mundo.[16]

El mundo de la pandemia es in-mundo. Podemos llamar a eso malestar en el in-mundo, otra manera de hablar del malestar en la civilización. Si se nos descompone la imagen corporal, si algo sacude lo imaginario corporal, aparece el cuerpo mismo como in-mundo. Si hay algo de afuera, exterior ‒como en este caso la pandemia‒, que nos da miedo es porque ese exterior haría surgir el cuerpo que no es solamente imagen, el cuerpo-carne, el cuerpo real.

Lo diré así: la pandemia nos hace a cada uno un Joyce en potencia. De allí las distintas respuestas subjetivas a la misma. Pero algo las une: cómo rehacer el mundo vivible de cada quién que es una manera de decir cómo rehacer el cuerpo como tal.

La práctica analítica en pandemia: la ausencia del abrazo

M.-H. Brousse se pregunta: "¿Cómo abordar la soledad que el confinamiento realiza mediante la noción de cuerpo hablante y ya no por la de sujeto al lenguaje".[17] Eso implica subrayar una diferencia entre la noción de cuerpo hablante y la de sujeto:

No se opone, pero a cada uno, un campo diferente. Quizás incluso conviene distinguirlo del término parlêtre que evoca todavía la falta en ser más que la carne, la repetición más que el acontecimiento de cuerpo.[18]

Además, nos dice que lo real se desarrima de la imagen. Desarrimar es apartar una cosa a la que está arrimada. Es obvio que podemos referir el desarrimar a los cuerpos, pero aquí se trata de que lo imaginario se desarrima de lo real… y de lo simbólico. En términos de la última enseñanza: desanudamientos posibles.

La autora concluye: "La soledad que experimentamos, por limitada que sea, devela la importancia de nuestros abrazos". Y se permite jugar con los términos abrasamiento (quemar y convertir en brasa) y el abrazo que falta. En la pandemia.

El término abrazo resume así las dificultades inherentes a la práctica analítica hoy. Hay los significantes de la asociación libre como siempre y, sin duda, el corte interpretativo. No hay mucho de qué preocuparse si limitamos la cuestión a esa perspectiva.

Noto la dificultad en otro aspecto de la cuestión. Llamarlo abrazo implica subrayar, como M.-H. Brousse insiste, una ética del cuerpo hablante. Abrazar es arrimarse. Difícil hacerlo por teléfono o por imágenes.

El abrazo, en la variante que emerja, siempre relativo a una contingencia singular, anuda.

En ese punto, ya no importan las palabras…

NOTAS

  1. Lacan, J., El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidós, Bs. As., 2006, p. 12.
  2. Ibíd., p. 13.
  3. Ibíd.
  4. Ibíd., p. 15.
  5. Miller, J.-A., clase 3, "El uno solo", inédito.
  6. Bassols, M., "Indeterminación y certeza", Crónicas N° 21, Boletín Grama Ediciones.
  7. Ibíd.
  8. Lacan, J., clase del 8 de marzo de 1977, "L´insu que sait de l´une-bevue s´aile à mourre", inédito.
  9. Miller, J.-A., Sutilezas analíticas, Paidós, Bs. As., 2011, p. 141.
  10. Laurent, E., "El Otro que no existe y sus comités científicos", Lacan cotidiano N° 874, 19 de marzo de 2020. Disponible en <http://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC-cero-874.pdf >
  11. Miller, J.-A., "Intuiciones milanesas II", "Sobrevolando Lacan Cotidiano". Disponible en < elpsicoanálisis.elp.es >
  12. Laurent, E., El reverso de la biopolítica, Grama, Bs. As., 2016, p. 246.
  13. Ibíd., p. 253.
  14. Lacan, J., "La tercera", Lacaniana N° 18, Grama, Bs. As., 2015, p. 27.
  15. Ibíd.
  16. Ibíd.
  17. Brousse, M.-H., "Soledad de los cuerpos", Lacan Cotidiano N° 883 [en línea]. Disponible en http://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC-cero-883.pdf
  18. Ibíd.