AÑO XV
Octubre
2021
40

Cometierra

De Dolores Reyes

Guido Coll

El argumento que inaugura la Conversación Virtual Internacional de la AMP, comienza del siguiente modo: "Se celebra en un momento en el que, por doquier, surgen voces de mujeres, rompiendo un silencio que viene de lejos. Legítimamente proclaman su deseo de igualdad y de libertad, denuncian las injusticias sexistas y las violencias infligidas a las mujeres. El psicoanálisis juega su partida en este movimiento".[1]

Sin dudas, Cometierra [2] refleja de manera precisa y preciosa el tiempo en el que el psicoanálisis juega su partida. La voz de una mujer que rompe el silencio y escribe de forma cruda, pero también con una prosa elegante las injusticias sexistas y las violencias infligidas a las mujeres.

Un barrio del conurbano bonaerense es el contexto donde una niña con una madre muerta y un padre preso trata de existir. Un extraño arreglo pulsional que se fija desde su temprana infancia, ligado a la desaparición y la muerte de su madre, le da un nombre, Cometierra, y una singular capacidad onírica. Un nombre que le viene del Otro. Así lo dice Pomeraniec: "Ella nunca dice yo soy Cometierra. Empieza a ser llamada de esa forma por la gente del barrio; son los otros quienes dicen: ella en vez de rezar está haciendo esto de comer tierra cerca del cuerpo de la madre…" [3]

Así empieza, por la madre, una serie de mujeres y un arreglo con su nombre. Come la tierra que estuvo en contacto con mujeres que desaparecieron y pueda verlas, entrar en contacto con ellas y saber si fueron torturadas, violadas, asesinadas, o acaso, se encuentren secuestradas.

Desde allí, Dolores Reyes, con un género entre el realismo mágico y el policial, teñido de un manto onírico, presenta una serie de casos con finales diversos donde la pregnancia de las imágenes a partir de los relatos de la protagonista es inevitable.

En el medio, el amor. Con un chico, con otro, otra mujer, con el hermano, y la angustiante experiencia de tener un cuerpo e inventar una vida.

Esa línea argumental es solo la puerta de ingreso a mostrar la vida de una mujer, que podrían ser muchas o podrían ser todas.

Algo más. El padre que no aparece pero está. Impactante ese juego, que sobre el final al modo de un witz nos sorprende y de un modo lacaniano ‒servirse de este para prescindir‒ permite, no sin angustia, ir más allá. ¿Cómo? Con la clave de lectura que desde el título nos invita a pensar. La tierra como metáfora del origen, el lugar en el que se asienta la existencia, y el nombre. El nombre que a modo de injuria la signa: "Levántate, cometierra, levántate de una vez".[4]

Por eso mismo, la tierra como barrio, como geografía, como topos, es también el lugar propicio para hacer de un destino necesario uno contingente, que se refleja en el capítulo que cierra la novela. La protagonista, arriba de un colectivo decide partir y dice: "… pensé que yo también quería, ahí afuera, un nombre para mí".[5]

NOTAS

  1. Alberti, Ch., "La mujer no existe". Argumento de la Gran Conversación Virtual de la AMP [en línea]. Disponible en https://www.grandesassisesamp2022.com/
  2. Reyes, D., Cometierra,Editorial Sigilo, Buenos Aires, 2019.
  3. Pomerianec, H., "Dolores Reyes y la Historia de Cometierra, la mujer que tiene el don de saber dónde están los seres queridos que faltan", Infobae, 2019 [en línea]. Disponible en https://www.infobae.com/cultura/2019/05/26/dolores-reyes-y-la-historia-de-cometierra-la-mujer-que-tiene-el-don-de-saber-donde-estan-los-seres-queridos-que-faltan/
  4. Reyes, D., Cometierra, op. cit., p. 14.
  5. Ibíd., p. 173.