AÑO XV
Octubre
2021
40

Manual para mujeres de la limpieza

De Lucia Berlin

Silvana Facciuto

Un libro debería impactar, producir al menos una marca, dejar al menos una cicatriz, de esas que ubican el corte y lo que se hizo con eso, que hubo lastimadura y que, aunque uno se empeñe, no desaparece. Nueva piel recubre, pero nunca es la misma, nunca se vuelve al comienzo.

Lucia Berlín no cierra, no recubre los cortes, los muestra, al igual que los arreglos. Cuando creemos que ya está, que ya lo vimos todo, los vuelve a abrir para dejarnos mirar un poco más. ¡Y el final! ¿Cuánto tiempo tardará cada uno para recuperarse? Es el último what if… pero la repetición lleva al mismo lugar. Decir algo del final, arruinaría el viaje: "Todo lo bueno o malo que ha ocurrido en mi vida ha sido predecible e inevitable, en especial las decisiones y los actos que han garantizado que ahora esté completamente sola".[1]

Se me ocurre que hay al menos dos modos de abordar este libro. Podríamos abrirlo en cualquier página, avanzar o retroceder hasta un punto final, hasta un nuevo título y leer cada cuento como uno. De este modo, podríamos recortar la historia de una mujer, una voz particular. Son mujeres que hacen y deshacen, que sufren, aman, arruinan, planchan, limpian. Ocupan, al parecer, todos los lugares que históricamente han sido otorgados a las mujeres: madre, esposa, hija, nieta. Y todas las profesiones también: enfermera, maestra, mujer de la limpieza, telefonista. Resume todos los semblantes sospechosos que el Otro recomienda. Con esta técnica de lectura, uno podría pensar que Lucia Berlín escribe con simpleza pero también con dureza de cada una de esas mujeres y narra lo que cada una tiene para contar.

¿Son historias que solemos escuchar? Algunas seguramente si, otras certeramente no. Tocan el cuerpo, los cuerpos, la religión, la maternidad que no llega a recubrir para nada. Hay amor, pasión, locura, excesos propios y ajenos, y hasta un filicidio como única salida posible. Por momentos todo parece lejano, de golpe y sin saber cómo estamos tan cerca que podríamos pensar que entendemos lo que pasa. Entendemos a esa madre que tiene que pedirle dinero al hijo para comprar licores, a esa niña que responde a las demandas locas del abuelo, a las hermanas que odian y perdonan para volver a odiar a su madre. Y de pronto, Lucia Berlín cambia de dirección, brusca e imperceptiblemente y el punto que estábamos mirando se aleja y "lo femenino insiste como un real imposible de saturar".[2]

Ahora bien, y esto nos llevará a un recorrido diferente: ¿qué pensarían si yo les dijera, spoiler alert, que cada una de esas mujeres es una sola mujer, que cada una de esas voces cabe dentro de una sola? Una sola voz, pero también algo de la Una-sola que se pone en juego y que jamás podrá entrar en el universal. Una ola (así sin s, porque lo inmenso y profundo del mar también juega su partida) que no puede confundirse, complementarse ni fundirse con ninguna otra.

Este libro es extraño y se pierde, te pierde. Es infinito, no cierra, no limita, a veces choca. La última historia que nos cuenta resignifica todas las anteriores, ubica las marcas, marcas en el cuerpo, en la historia, marcas de goce, pero no cierra. En eso se parece mucho a un análisis. De golpe aparece algo que reescribe la historia una y otra vez hasta que ya no se puede más. Pero la historia no termina. Lo predecible y lo inevitable.

Podríamos pensar que Lucia Berlín nos muestra la construcción de una mujer, una, que hizo con esas marcas lo que pudo. No se queja, no reivindica, no niega. Solo exagera a veces, nos dice. Nos muestra todo el tiempo que no hay forma de decir ella en su historia, hay una y una y una.

Ingenuamente diríamos, ok, construye entonces una mujer, y cada parte nos va a dar una pista, una guía, un orden, como esos puntos numerados que si uno sigue con un lápiz terminan descubriendo una imagen. Pero no se confundan, los puntos de este libro están mezclados, faltan, se mueven y se escriben en distintos lenguajes y códigos. ¡Y eso cuando algo pueda escribirse! Nuevamente… ese último cuento… "¿Qué más me he perdido? ¿Cuántas veces en mi vida he estado, digámoslo así, en el porche de atrás y no en el de adelante? ¿Qué me habrían dicho que no alcancé a escuchar? […] Son preguntas inútiles".[3]

Paso a paso y cada vez, nos enfrentamos a que la totalidad no existe, y que cada mujer, la protagonista, pero también las otras, una por una está siendo y haciendo con lo contingente de su historia. Una palabra, un sonido, el frío que cala los huesos. ¡Y el humor! Oscuro... Alguien por morir que piensa: ¡nunca volveré a ver un burro!

Lucia Berlín aclara que es su vida, pero exagerada, retocada, rehecha. Un relato con las licencias de escritora. No importa si son verdaderas o no porque la historia es lo que se cuenta. Son cuentos, no infantiles, sino ficciones que buscan hacer algo con el vacío que existe. No da sentidos, ni siquiera se preocupa en buscarlos. Por momentos asoman identificaciones, pero rápidamente se deshacen.

No hay respuestas a los porqués que podemos formularnos, no hay explicación, solo relato, corte y cicatriz.

NOTAS

  1. Berlin, L., Manual para mujeres de la limpieza, Penguin Random House, Buenos Aires, 2017.
  2. Brousse, M.-H., Lo femenino, Tres Haches, Buenos Aires, 2020, p. 25.
  3. Berlin, L., Manual para mujeres de la limpieza, op. cit., p. 414.