Noviembre 2008 • Año VII
#18
Actualidad de la AMP América

Hacia el Encuentro Americano - "Sobre el Síntoma y el lazo social"

Guillermo Belaga

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Martha Zuik

Actividad en la Catedra "Freud", Facultad de Psicología, UBA. Martes 5 de agosto de 2008

Para comenzar a trabajar el tema del IV Encuentro Americano, en consonancia con esta actividad en la Facultad de Psicología, voy a proponer pensar la cuestión del "síntoma y el lazo social" desde dos vertientes:

1) La inscripción del síntoma en el lazo social: las lecturas de Freud y Lacan del Malestar en la civilización
2) El síntoma es el lazo social

 

1) El síntoma y el malestar en la civilización

A lo largo de su enseñanza, tanto S. Freud como J. Lacan, han logrado vincular las nuevas formas del síntoma con el malestar en la cultura de su época.

Los conceptos con que fueron renovando la misma, tuvieron en cuenta los síntomas actuales, las formas con que se iban presentando, a los fines de que el psicoanálisis fuera una práctica efectiva, y por lo tanto una teoría a la altura de la Sociedad en que se desarrolla.

En suma, este deseo de Freud y Lacan, se tradujo en una política del psicoanálisis, en una política del síntoma, que siempre intenta localizar al sujeto y sus modos de lazo social.

Por lo tanto,en principio, surge que el contexto determina la forma del síntoma, y así ubicar la envoltura formal del mismo resulta fundamental para la cura. La práctica del psicoanálisis, entonces, primero implica inscribir el síntoma en el lazo social en donde se manifiesta, para luego seguir su huella hasta un límite, que se invierte en efectos de creación. En ese recorrido se recortará el acontecimiento, se develará la irrupción que muestra que no todo es programable, se verificará la repetición de una satisfacción imperiosa y sufriente. En definitiva, se arribará a "hacer" con lo inconveniente de un real que no cesa de insistir. Alcanzando finalmente una invención, que conjuga una nueva narración con lo singular del goce, en donde el sujeto verifica otra forma de vivir el lazo social.

En este sentido, un texto que Freud escribe en 1908, ilustra el modo en que era sensible al "malvivir" de su época. En "La moral sexual ‘cultural’ y la nerviosidad moderna", comprobamos su respuesta a los nuevos síntomas que marcaban el cambio de siglo, el paso del XIX al XX.

En este trabajo, polemiza en torno a las causas del síntoma más celebre y extendido por entonces: la neurastenia. Al respecto, resulta interesante señalar que lo que se denominaba de esta forma en esa época, equivale a lo que ahora se clasifica como "depresión".

En ese momento, la neurastenia descripta por un norteamericano llamado G. Beard, era el síntoma paradigmático que señalaba el crecimiento y la propagación de la enfermedad nerviosa como un fenómeno social.

Este psiquiatra que había introducido el término en 1879, habla de una neurastenia traumática (producida por "agotamiento nervioso o sobresalto moral") que designa un estado –que sin duda tiene una extrema familiaridad con los síntomas actuales–, caracterizado por fatiga física y psicológica permanente, acompañada de malestares diversos y variables tales como: impotencia sexual, cefaleas en casco, dispepsias, vértigos, angustia, temores, emotividad, pérdida de memoria, imposibilidad de concentrarse, abulia, insomnio, etc.

Lo interesante, y que puede resultar simpático, es que este cuadro era considerado por Beard típicamente norteamericano y masculino, consecuencia del ritmo de vida vertiginoso y extenuante de los habitantes de la sociedad industrial.

Al poco tiempo, la neurastenia, fue muy bien recepcionada en Europa debido a su halo de modernidad.

Es en ese contexto que Freud interviene. Recordemos, que ya había argumentado contra lo formulado por Beard en 1895, cuando plantea separar de la neurastenia, la "neurosis de angustia". Luego, en 1908 retomará sus críticas, dando una respuesta del psicoanálisis al malestar de la civilización, y distinguirlo de las otras lecturas que se hacían del mismo. Así, polemiza con Binswanger, y Krafft-Ebing, poniendo distancia de ellos porque formulaban lecturas causalistas afines al higienismo y a la biologización del individuo.

En cambio, ¿qué es lo que formula Freud como factor causal?

Hacia el Encuentro Americano "Sobre el Síntoma y el lazo social"En principio, define que "nuestra cultura descansa totalmente en la coerción de los instintos", y que dicha renuncia pulsional a favor de los sentimientos familiares y del desarrollo de la cultura es el principal factor etiológico. Como subrayó J.-A. Miller, lo que impacta es que Freud describe la vida moderna, las fatigas que implica, la sobreestimulación, etc. destacando un factor único, una determinación esencial: la monogamia, la exigencia monogámica.

Así, esboza una teoría del goce sexual en la civilización, que comprende tres estadíos: primero el acceso libre al goce. En segundo lugar, la restricción del goce, que está permitido solo con fines de reproducción. En tercer lugar, el goce sólo permitido en el marco del matrimonio monogámico. No deja de tener hoy por hoy algo divertido, pero Freud con estos argumentos, logra aislar lo que es la neurosis. Es decir lo que es neurotizante: el esfuerzo para hacer existir la relación sexual y el sacrificio de goce que ello comporta.

En suma, Freud esboza una teoría del goce sexual como nudo de lo que conforma el lazo social.

Por lo tanto, el énfasis en la exigencia de la monogamia y la regulación de la vida sexual a partir de la misma, explican mejor los síntomas de época, ya que como dice al finalizar su texto: "el limitar la actividad sexual de un pueblo, incrementa en general la angustia vital y el miedo a la muerte, factores que perturban la capacidad individual de goce".

En conclusión, cuando Freud dice que hay síntomas sociales, situando el matrimonio como un síntoma social, está vinculando (la neurastenia, la depresión, etc.) las nuevas formas del síntoma con el problema del goce, como fenómeno repetitivo (a satisfacer). Es decir, en términos lacanianos, con lo real que insiste, que no cesa de no inscribirse.

Este imposible, es lo que condiciona que cuando se establece una relación, será siempre una relación sintomática. En otras palabras, no hay vínculo que no pase por la vía del síntoma.

Desde esta perspectiva, la orientación lacaniana nos pone frente a una nueva lectura del "malestar en la cultura", y de la relación entre el superyó y el síntoma.

En principio, el momento freudiano del psicoanálisis fue el momento de la queja por el derecho a gozar, relacionado al reino de un orden social autoritario, jerárquico, reglamentario, incluso disciplinario y en el que el psicoanálisis estaba en una situación donde se esbozaba como "resistencia" y reverso de este discurso. Preconizando la liberación del deseo, la salud por la pulsión.

Era la época, como explica Miller, en que la que la inserción social se hacía primordialmente por identificación simbólica. Ahora estamos en la época en la que el Otro ya no existe, donde no se encuentra un Ideal del Yo consistente que ordene las identidades sociales. Sino que su cara gozante, el superyó, ha tomado la forma de lo definido por Lacan como el ascenso al "cenit social" del objeto a. Esto significa, que la inserción social se hace menos por identificación que por el goce. En otras palabras, la situación actual se caracteriza por un nuevo imperativo superyoico, una voz que llama a ser "todos consumidores!" y ordena la relación social.

Pero, este universal que empuja a la satisfacción, a su vez produce una realidad dominada por la falta-en-el-gozar. Es aquí donde el síntoma es la consecuencia de la imposibilidad de estructura del sujeto para lograr una satisfacción plena.

Justamente es lo que, Lacan, afirmaba en los 70 en "Televisión": que la intrusión del objeto plus-de gozar provoca un nuevo síntoma en la civilización.

 

2) Síntoma y lazo social

Como Freud lo muestra con su ejemplo de la monogamia, no hay nunca el buen goce. Una manera de poder entender esta idea, es partiendo de que en el nivel de las pulsiones parciales, de su satisfacción no es evidente el campo del Otro, la cultura, el lazo social. Es que las pulsiones parciales se satisfacen en su recorrido en forma autoerótica.

Miller lo esquematiza del siguiente modo:

Explicando que por eso Lacan sitúa el objeto (a) en la intersección entre ambos campos: si se mira del lado PP, el objeto (a) es goce. Si se mira del lado del Otro, es sentido.

Con lo cual, el objeto (a) es aquella parte del goce de las pulsiones parciales que se puede involucrar en la cultura.

Hay que recordar, que no es todo el goce, sino que el objeto (a) es la parte elaborada por lo simbólico, luego de la pérdida de Das Ding.

Das Ding -> a

Es decir, la pérdida de Das Ding (la Cosa) deja como efecto un plus de gozar.

Esta operación fundamental que Freud denomina "Juicio de atribución", la describe en su trabajo de "La negación" (1925). Así, mediante este paso llama la atención sobre un punto esencial para entender la constitución y las paradojas de la cultura y el lazo social. Freud sitúa como condición previa, un vacío, un hueco, la pérdida de Das Ding, y luego la afirmación del rasgo unario, y la presencia del objeto plus de gozar.

En este sentido, existe la comprobación clínica de la falta de la Behajung, de la atribución primera, es el caso de la esquizofrenia. De esta manera, surge el llamado esquizofrénico como el sujeto que no está enganchado en ningún discurso, en ningún lazo social. Es el grado cero del lazo social, o como lo formula J.-A. Miller: todos los discursos, lo universal del delirio, el lazo social, sólo son concebibles sobre el esquizofrénico, a partir de su posición subjetiva fuera del discurso.

Al respecto estudiando los fenómenos psicóticos en el presidente Schreber, Freud planteó diferentes modos en que el síntoma es un ensamblaje como respuesta a la disyunción radical entre las palabras y los cuerpos.

Asimismo, la pérdida de Das Ding, establece el principio mismo del vínculo social neurótico, que tiene como fundamento la demanda. La demanda al Otro por el objeto que contiene, o el hacerse demandar por el Otro el pago de la deuda que se le debe. Es lo que ha llevado a decir a Lacan que la neurosis depende de las relaciones sociales.

Desde esta misma perspectiva, frente a este vacío como real topológico, el síntoma es nuestro recurso para saber que hacer con el Otro sexo, por cuanto carecemos de una fórmula de la relación sexual entre los seres sexuados.

En conclusión, con estas definiciones que acentúan la vertiente libidinal, pulsional del síntoma, arribamos a un hallazgo ético fundamental de Freud, luego más acentuado por la lectura de Lacan, que el síntoma es por un lado, algo que impide que las cosas marchen, que se atraviesa al sentido que tenían las mismas, y por otro, que facilita la vida del sujeto.

BIBLIOGRAFÍA

  • Freud, S.: Obras completas, Amorrortu ed.:
    -La moral sexual ‘cultural’ y la nerviosidad moderna" (1908).
    -Conferencia 23: Los caminos de la formación de síntoma (1917).
  • Lacan, J.:
    -De nuestros antecedentes (1966), Escritos I- Siglo veintiuno ed., Bs.As. 1985.
    -El seminario. Hacia un significante nuevo (1977), en Colofón 25, Granada, 2005.
  • Miller, J.A.:
    - Tres conferencias brasileñas sobre el síntoma, en El síntoma charlatán - 1ª Ed.-Paidós, Bs. As., 1998 pp. 13-53.
    - El partenaire-síntoma –1ª ed.- Bs.As.: Paidós, 2008.
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