Septiembre 2017 • Año XVI
#33
Ficciones y fantasma

Construcción y atravesamiento

Cecilia Gasbarro

Bajar este artículo en PDF

Azucarera y jarra
Oleo sobre tabla 30x60 cm
Año 2014

Laura Petrosino: Tu testimonio enseña mucho sobre el objeto mirada. Presenta diversos estatutos del objeto en un recorrido que va de la localización hacia la separación…

Cecilia Gasbarro: Sí, el objeto mirada está muy presente a lo largo de mi análisis. En un comienzo aparece en la construcción del fantasma cuando descubro que el saber está dedicado a una mirada que tiene un velo de tristeza. El velo es el fantasma. En ese momento surge un enunciado que constituye un primer paso hacia la separación del objeto. En las vueltas dichas del análisis, el sintagma "una mirada triste" se fue plasmando como la reducción a una fórmula que englobaba muchísimas situaciones de la vida, desde el encuentro con la mirada del padre a la elección del partenaire amoroso; varios sueños en los que aparecía de manera notable la mirada triste, generalmente de un hombre.

¿Entonces este enunciado "una mirada triste" sería una fórmula que lograría localizar el objeto mirada en el fantasma?

Así es. Luego, otro momento importante de mi análisis está signado por un sueño que me despierta sin angustia. Atravieso varias habitaciones vacías hasta llegar a una en la que hay solamente una pequeña pizarra, con unas palabras escritas nítidamente con tiza y en cursiva: "eyes dolorosos". Aquí aparece el equívoco translinguístico que es leído casi inmediatamente luego del despertar: "eyes" equivoca con "hay" y eso me remite a una frase, una broma completamente olvidada hasta ese entonces: "Ai spous q'nscn trsts". Un juego de fonemas intraducible, porque parecía estar dicho en inglés ¡pero no! "Hay sapos que nacen tristes", proposición en la que aparece el síntoma "ser un sapo de otro pozo" junto a la tristeza fantasmática, tocada a partir de entonces por un efecto de inconsistencia. "Eyes dolorosos", aunque tiene su estatuto de non-sense (traducible como tontería en inglés, y a la vez como no-sentido) tiene un cabo de sentido que permite jugar con el equívoco, a la vez que permite introducir un agujero en el enunciado como tal.

¡Muy interesante! En el Seminario 20, al final del capítulo III, Lacan dice: "En el discurso analítico ustedes suponen que el sujeto del inconsciente sabe leer. Y no es otra cosa, todo ese asunto del inconsciente. No sólo suponen que sabe leer, suponen también que puede aprender a leer". [1] ¿Podríamos pensar que este sueño y la lectura que hacés de él dan cuenta de un analizante que ha aprendido a leer?

Sí, claro. Es la lectura de la letra. Produce a la vez sentido y un agujero en el sentido, como te decía antes. Como comenta Juan Carlos Indart en el libro De la histeria sin Nombre del padre I [2] surge el recurso a Otra lengua, que permite decir algo de lo indecible. Es interesante, además, pensar el estatuto del cuerpo en este sueño: una pizarra –pura superficie de inscripción‒ en la que se inscribe una frase que equivoca el enunciado fantasmático.

El analizante ha aprendido a leer y el cuerpo ha devenido superficie de inscripción… En otro testimonio hacés referencia a otro sueño posterior que pareciera dar un paso más…

Sí, se trata de un sueño en el que un miembro del cartel del Pase (yo era pasadora en ese entonces) me muestra una foto de un hombre, en la que se destacan particularmente los ojos. Veo en uno de ellos una minúscula mancha azul, casi imperceptible. Salvo esto, esos ojos nada me dicen. Asocio después ese azul con blue, que en inglés quiere decir tanto azul como triste. La mancha da cuenta de una reducción de la tristeza. La mancha es una cicatriz.

La mancha sería un paso más hacia la separación. Es inevitable pensar en la referencia que hace Lacan en el Seminario 11 a la mancha cuando dice que el punto tíquico, la tyche, en la función escópica, se encuentra al nivel de la mancha. [3] ¡Es un sueño holbeiniano en el que la tristeza ya no tiñe todo el cuadro sino que, reducida a la mancha, pareciera volverse contingente! Dejar de creer en el fantasma permite que la tristeza deje de ser necesaria y se vuelva contingente, es decir, más real.

¡Completamente de acuerdo! Esto se podría decir que se verifica en otro sueño –ya en el pleno período post-analítico‒ en el que hablo por teléfono con una amiga muy querida que ha muerto poco tiempo atrás. Un real que irrumpió en la vida dejándome una impronta de tristeza inexorable. En el sueño, sólo una frase de ella: "estoy muerta"... y silencio, al que consiento. El sueño prosigue: me muestran un pedacito de gelatina azul. ¡Digo que es un ojo separado de un cuerpo al que se le ha extraído el humor acuoso!

¿Podríamos pensar que ese sueño daría cuenta de una separación, de un vaciamiento? Una mirada vaciada de tristeza que ‒parafraseando a Lacan cuando habla del amor‒ podríamos decir que da lugar a una tristeza más digna…

Sí, es una linda manera de decirlo. El atravesamiento del fantasma permitió otra tristeza.

Como diría Jacques-Alain Miller en una fórmula muy poética: "Un análisis consiste en aprender a soñar". Tu recorrido demuestra, a mi entender, una transformación en la manera de soñar. De los sueños que "muestran" una mirada triste a los sueños a ser leídos "eyes dolorosos". De los sueños a ser leídos a los sueños que dan cuenta de una reducción, en la mancha, y luego de una separación, en la gelatina sin humor acuoso. ¡Muchas gracias Cecilia, ha sido un placer!

Gracias.

NOTAS

  1. Lacan, J., El seminario, Libro 20, Aun, Paidós, Bs. As., 1991, p. 49.
  2. Indar, J. C., Benito, E., Gasbarro, C., Klainer, E., Rubinetti, C., Vitale, F., De la histeria sin Nombre del Padre I, Grama, Bs. As., 2014.
  3. Lacan, J., capítulo Vi, "La esquizia del ojo y la mirada", El seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Bs. As., 1986.
El Caldero Online Cuatro+Uno EntreLibros
La Red PAUSA ICdeBA IOM2
EOL Wapol FAPOL Radio Lacan