Algunas reflexiones de filósofos occidentales, Spinoza y Nietzche fundamentalmente, así como otras extraídas de El Libro del Tao, dan fundamento a la noción de lo impolítico. Esta categoría, entendida como un modo de sostener una esperanza parcial que sabe de un sin esperanza estructural, es lo que permitiría mantener una tensión de lo singular de una política con lo universal, sin recaer en él. Hipótesis puesta a prueba en diversas formas de su presentación tanto en el terreno de la política, en sentido amplio, como en el más restringido campo de la amistad. Presentamos aquí un capítulo del nuevo libro de Luis Tudanca, De lo político a lo impolítico (Grama ediciones, Bs. As., noviembre 2006).
Introducción: De lo político a lo impolítico.
Si no hay LA política. Si lo político desaparece, se disuelve y se olvida en cada política ¿qué haría una diferencia real entre las políticas, cada una, una, casi siempre volcadas en intentos de organizar una plenitud?
¿Cómo sostener como política la idea de que toda plenitud se sostiene sobre un trasfondo de inconsistencia?
Esa política, si existiera, apuntaría a lo que permanece de lo político en la invención coyuntural y evanescente de cada vez.
Como dijimos: creación de nuevas posibilidades… pero de cierta manera y no de otras.
La posibilidad de políticas dignas de lo político deberían conducir a sostener la máxima tensión entre ellas mismas y LA política, obtener la mayor distancia posible entre unas y Otra.
¿Es esto posible?
Sí, siempre y cuando no se aspire a recrear la creencia en la existencia de LA política ahora disfrazada de una política.
Esta tensión paradojal es continua: si una política demuestra eficacia se la quiere LA política.
¿Cómo cortar esa dirección aparentemente irremediable? ¿Cómo suspender el pasaje de una a Otra?
Sería algo así como lograr tener una esperanza parcial que sabe de un sin esperanza estructural.
Llamamos a esa particular política: lo impolítico.
Aclaremos antes que nada que con lo impolítico no designamos nada del orden de lo apolítico.
Como mínimo comenzaremos diciendo que lo impolítico es una política que no apunta a LA política y que, al mismo tiempo, o quizás como consecuencia de, intenta recordar, presentar, traer a colación lo político en alguna política circunstancial.
No es indiferencia, ni desinterés por las política pero sí elección de una, restringida, circunscripta.
En esa dirección lo impolítico es transpolítica ya que atraviesa LA política.
A): Lo impolítico propiamente dicho
El pensamiento político de Spinoza especialmente, aunque también el de Nietzche han dado posibilidad de existencia al término aunque no figure como tal en ninguno de los dos pensadores.
Con lo impolítico se designa una "radicalización de la política" o también "una generalización de la política" contra su absolutización o totalización moderna.
El lector encontrará rápidamente que absolutización y totalización son características distintivas de lo que hemos denominado LA política.
Y en este punto ya podemos señalar una paradoja inherente a las políticas: cuando mas tienden a LA política mas se obtiene una despolitización generalizada.
Es que de LA política, imposible, sólo se puede hablar, no se la puede practicar. El espectador ingenuo se desilusiona ante el abismo de lo dicho políticamente y lo consumado en acto.
Despolitización no es solamente primacía y aún autonomía en las sociedades contemporáneas de lo económico por sobre lo político sino también desengaño de LA política e inhibición de una acción que la suplante.
De allí la importancia de lo impolítico que "resiste como ejercicio de desfundamentación, de no totalidad,..." [1]
No hay trascendencia alguna en la perspectiva de lo impolítico, Spinoza hablaría de inmanencia.
Cuando hablamos de trascendencia nos referimos a algo que siempre está mas allá, que permanece oculto, "nunca está dado, sólo puede adivinarse, inducirse, inferirse a partir de lo dado por él", cuando hablamos de inmanencia se privilegia que "el proceso de composición debe captarse por sí mismo, a través de lo que da, en sus datos".[2]
Badiou parece llegar también a la idea de lo impolítico sin llamarlo así cuando afirma por ejemplo: "toda invención política nunca es global sino que, por el contrario, está situada, es local, experimental"[3].
Lo impolítico se muestra así como inmerso en alguna política...siempre que pueda.
Pero ya se vislumbra el horizonte ético de lo impolítico. Volveremos a ello.
Lo impolítico no es representación: se presenta acorde a mi singularidad que se hace extensiva a otros y queda limitada y restringida en su acción a cierta resistencia que no es oposición, ni enfrentamiento, sino fundación y consolidación de espacios mínimos, redes, que no constituyen parte de ningún todo, ni aspiran a ningún todo.
Lo impolítico se vehiculiza en ideas y prácticas descentradas que antes bien buscan resistir, fragmentariamente, en secreto, a la total despolitización de lo público.
Como dice Séneca, citado por Diego Tatián: "evita el poder que ha de dañarle, cuidando ante todo de no parecer que lo evita."[4]
De ninguna manera lo impolítico lleva a un sujeto a caer en el aislamiento o en una vida solitaria que lleve a desentenderse de los otros, los semejantes.
Restringir – no disminuir – la acción es enfocarla y por lo tanto no dilapidar la potencia diría Spinoza.
Insistamos: lo impolítico recuerda, hace presente, vivifica lo político. No lo representa como tal ya que lo político jamás puede ser representado sin que se pierda en la representación. Mas bien lo presenta, pero en matices, detalles, en circunstancias, en instantáneas.
Si a veces consigue mestizar lo político en alguna política, subrepticiamente la induce sin que esta se advierta inducida.
La distinción entre pequeña política y gran política que usa Nietzsche agrega argumentos en la perspectiva de lo impolítico.
La pequeña política siempre se planta siempre entre dos odios mortales lo que la deja entregada a la confrontación, en el límite a la eliminación de uno de los dos polos.
¿No es acaso esta una característica fundante de LA política contemporánea?.
La pequeña política es también afirmación de valores a lo que Nietzsche opone una crítica radical de éstos que son los que dan base a LA política.
Nietzsche pretende atravesar los falsos semblantes de LA política para descubrir los fundamentos de valor, el discurso de valor que aún la funda.
De eso se trata en la gran política: crítica de valores.
En tanto LA política conlleva la idea de totalidad, lo impolítico es el trabajo de de-construcción de esa totalidad.
De nuevo nos encontramos con la idea de resistencia como parcialidad impolítica, en pos de evitar el cierre al que apunta LA política.
De allí que la gran política oriente a organizar individualidad teniendo como condición "el reconocimiento impolítico de la no – totalidad de lo político".[5]
Cuando Nietzsche afirma que las convicciones son cárceles se refiere al tinte absoluto de las mismas que distingue de las convicciones en determinadas circunstancias.
Mientras que la pequeña política se basa en convicciones absolutas, las convicciones en determinadas circunstancias son otro nombre de lo impolítico que transmite la idea de convicción como medio.
Afirma Nietzsche: "... existen muchas cosas que no se alcanzan sino por una convicción. La gran pasión necesita convicciones, las usa pero no se somete a ellas."[6]
Casi nunca este tipo de convicción devendrá enfrentamiento u oposición terminante. Es impropio de esa convicción ya que " no responde a la norma de las oposiciones porque no habría manera de formar una clase que tenga como rasgo lo impolítico"[7]
Lo impolítico traduce una apuesta singular que se quiere general pero en corte con el universal. No hay universal de lo impolítico.
Mientras LA política duerme en el amparo de los universales, lo impolítico apunta a la generalización de...una política que intente poner un límite al desinterés, al desencanto que promueve LA política.
Lo impolítico no es oposición, ni declamación, ni denuncia, salvo de costado, salvo sostenida en un medio decir por lo que si se dice "algo de una forma determinada, quedará una parte que, por este medio decir, se tornará absolutamente irreductible, conservando alguna oscuridad"[8]
Que algo no se esclarezca del todo y permanezca oscuro permite iluminar alguna otra cosa.
No es desvío ni desatención.
Lo impolítico alude a una práctica descentrada, fragmentaria, restringida pero que sin embargo se afirma, por ejemplo, en una eficacia indirecta.
Lo impolítico en esta instancia también se nutre de la sabiduría china antigua.
B): El no – actuar
Nos dejamos guiar en este punto por el Lao Zi, el libro del Tao, para explicarnos este no-actuar.
Desde el arranque hay que subrayar que el no – actuar no es inacción. Es difícil acostumbrarse a la idea de que en el que no actúa nada hay que deje de hacer.
La figura del sabio se impone porque es quien vive en el mundo en un sobrio no - actuar, apuntando a que las cosas se acomoden por sí mismas.
El no – actuar es un actuar sin actuar, un " saber trazar sin presura, responder sin hablar", etc.[9]
El sabio es una figura política que participa en cuestiones de estado que es donde se orienta por estos preceptos.
El no - actuar es lo opuesto al activismo insaciable de objetivos a conquistar. Ofrece una posibilidad de, disminuyendo la injerencia, obtener un pleno rendimiento de la eficacia, producto de retirar a la acción su activismo sin permanecer inactivo puesto que acompaño a lo real a lo largo de su desarrollo.
De allí que anticipamos la diferencia entre una eficacia directa sostenida en el activismo
y una eficacia indirecta sostenida en el no – actuar.
Mientras que en la primera se apunta a una acción directa encaminada a un objetivo en la segunda la acción se diluye, ya no se la percibe ni se la reconoce como acción.
Se deduce la inutilidad e ineficacia de enfrentarse a una situación para forzarla.
Es mejor que el efecto se derive y que uno mismo se retire. Que el efecto se derive "como resultado es algo que pertenece a la consecuencia, y no al proyecto"[10], asimismo en lugar de imponerse uno mismo como autor del efecto y obtener de ello prestigio es mejor que "uno ceda el lugar a los factores portadores del efecto para dejar que obren plenamente".
Es que lo pleno necesita estar impregnado del vacío porque a la inversa, si lo pleno triunfa, la realidad es opaca y uno se atasca en ella.
C): De la cautela a la amistad
Es el pasaje, y los medios para tal fin, de la singularidad al algunos y esta es otra de las formas de presentación de lo impolítico.
Dice Spinoza: " he cuidado atentamente de no burlarme de las acciones humanas, no deplorarlas, ni detestarlas, sino entenderlas".[11]
Esta es una posición sostenida en la cautela, la actitud principal que debería caracterizar al filósofo según Spinoza.
La cautela no es exactamente la prudencia aristotélica pero se sirve de ella especialmente si lo que interesa es el lazo social. Es que allí la cautela es prudencia especialmente referida a la relación del filósofo con los no filósofos.
La cautela también se demuestra como prudencia teórica: es imposible concluir nada si esa conclusión no es consecuencia de premisas evidentes.
La cautela es también lo que Spinoza antepone a la ignorancia, a la impotencia, a la superstición, a la servidumbre, a la soberbia.
Pero ya sea con respecto al lazo social, en la construcción de un concepto o en cualquier circunstancia, la cautela lo es fundamentalmente de las palabras.
Es por ello que a veces se manifiesta como silencio, allí donde Spinoza se sustraía a la polémica en cualquiera de sus formas ya que para él: "la virtud del hombre libre se muestra tan grande cuando evita los peligros como cuando los vence".[12]
Una huída a tiempo revela igual firmeza que la lucha.
Es cautela saber callar no en cualquier momento sino cuando nuestra opinión puede mas perjudicar que favorecer una situación que nos interesa fluya.
Aún en el silencio, en el secreto, la posición es activa, no pasiva y el semejante está en el horizonte de esa posición.
A los destinatarios de sus cartas Spinoza advertía: caute, quia spinoza – cavete spinozam (con cautela, porque tiene espinas – puesto que es espinosa). El sabía al menos que suspender el juicio es una rara virtud.
Decíamos que esta posición no es individualista ni remite a una soledad como forma de apartarse de cualquier vínculo con el otro, con el semejante.
Por el contrario, la cautela implica una dirección a los otros, algunos, no todos.
En ese pasaje nos encontramos con la amistad que, como la piensa Spinoza, es una actitud determinada y asociada con la cautela.
Ambos términos son, en Spinoza, maneras de presentación de lo impolítico.
Con la amistad Spinoza quiere indicar la asociación misma entre los hombres, el medio que los une ya que para este autor un hombre libre procura unirse a los demás hombres por amistad.
Valdría aclarar que libertad hay que pensarla como realización de la potencia, por lo que la amistad pone en juego el par libertad-servidumbre.
Dos preguntas se desprenden de esta primera aproximación: ¿ cómo concebir y realizar una obediencia sin servidumbre?. ¿Cómo se pasa de la soledad al algunos?.
Sólo la segunda podremos contestar en este capítulo, la primera será desarrollada en el siguiente.
Porque si bien es cierto que es " útil a los hombres ante todo asociarse entre ellos y vincularse con los lazos que mejor contribuyan a que estén unidos y en general hacer aquello que sirve para consolidar la amistad,"[13] esta tendencia hacia el otro privilegiada en la amistad también es con uno mismo en tanto intento de lograr, de obtener una relación amistosa con las pasiones, aún con las "malas".
Este movimiento de uno – singularidad – hacia el otro – algunos – y retorno es constante en el pensamiento de Spinoza.
Un ejemplo lo encontramos nuevamente en "La ética.." donde podemos leer " Al deseo por el cual se siente obligado el hombre que vive según la guía de la razón a unirse por amistad a los demás lo llamo honradez"[14]
Se ve el movimiento que parte de un deseo singular que ha "conseguido" amistad con las propias pasiones y que confluye con otros que se supone han pasado por el mismo proceso.
Pero la dirección también puede ser inversa: los otros sirven como polo de atracción a los honrados aún solitarios.
No hay amistad con las pasiones si no se alcanza una posición de desvalorización de todos los valores nos diría Nietzsche, principalmente del bien y del mal.
Para Spinoza no hay el bien y el mal, hay lo bueno y lo malo pero éstos a la vez están restringidos a ser: aumento de potencia, libertad, razón, para el primero y disminución de la potencia, esclavitud, debilidad, para el segundo.
De estas premisas se deduce que la asociación con otros en un esfuerzo común siempre es un acto de libertad.
Pero ese esfuerzo común sostenido en la amistad ¿busca lo semejante o lo diferente?.
Como pregunta Derrida: el amigo ¿ es lo mismo o lo otro?.
Es que la amistad exige una cierta ruptura con lo que llamamos reciprocidad. No hay igualdad, ni simetría en el lazo sostenido por la amistad.
Y es precisamente por este detalle que la amistad en Spinoza es generosidad ya que indica el deseo por el que cada uno se esfuerza, en virtud del sólo dictamen de la razón
en ayudar a los demás hombres y unirse a ellos mediante la amistad.
Derrida cita a Blanchot para recordar que la amistad pasa por el reconocimiento de la extrañeza común.
Es evidente que una cosa es apuntar a lo semejante, a lo Mismo, al narcisismo, a lo especular, a la afinidad, y otra muy distinta es apuntar a lo diferente, lo asimétrico, a lo que escapa a toda identificación, a lo hétero.
La concepción de amistad que se tenga, que se viva en cada caso va a ser muy diferente.
En el primer caso lo demasiado igual conduce a la fraternidad que culmina inevitablemente en la segregación: "incluso no hay fraternidad que pueda concebirse si no es por estar separados juntos, separados del resto..."[15]
En el segundo caso, que es el que mas nos interesa, se trata de lo impolítico encarnado que se plasma en formas de amistad restringida no segregativa en las cuales la singularidad se conserva en la generosidad extensa.
No es pacto, ni contrato, no hay adulación (lo mas contrario a la amistad para Spinoza )
Los amigos no son socios, ni contraen obligaciones. Sólo transitan su amistad en el ex__sistir y...en el pensar lo común que los conversa.
Puede haber distancia con el amigo, no hace esto imposible la amistad y si hay cercanía se necesita que no perturbe el pensar.
Hay que aceptar la paradoja: lo que mas separa empuja al lazo, la lejanía acerca, siempre y cuando haya el entre nosotros que hace posible la amistad y que la hace al mismo tiempo extremadamente precaria.
Precariedad que no hay que leer como dificultad sino como aliento a sostener los pasos que la fundan, sin colmar la distancia.
Se puede tomar como amigo un texto, un escrito si se le aplica lo que Spinoza proponía: torturar al texto para hacerle decir lo que no dice.
En algunos puntos, no todos, encontramos la misma dirección en Badiou cuando afirma que para una verdadera amistad se necesita confianza en un proyecto, fidelidad a esa confianza que implica un imperativo de continuar, de no renunciar a ese proyecto y la comunidad amistosa de los que son fieles, lugar dónde él piensa la amistad se hace consecuencia no siendo nunca punto de partida.
El ser compañeros de la amistad sólo sería posible en una comunidad.
Estas afirmaciones nos dan pie para aclarar un poco este último punto: la idea de comunidad. Será el motivo de nuestro próximo capítulo.
NOTAS
- Tatián, Diego: "La cautela del salvaje. Pasiones y política en Spinoza". Adriana Hidalgo editora S.A. Córdoba Argentina 2.001 Pág.38.
- Deleuze, Pilles: "Spinoza: filosofía práctica". Tusquets editores S.A. Buenos Aires Argentina 2.004.
- Badiou, Alain: Revista Ñ 23 de octubre de 2.004.
- Ibid 1 Pág. 179.
- Cacciari, Máximo: "Desde Nietzsche. Tiempo, arte, política". Pág. 78. Ed. Biblos. Buenos Aires Argentina 1.994.
- Nietzsche, Friedrich: "El anticristo". Pág. 115 Marymar ediciones S.A. Buenos Aires Argentina 1.976.
- Losada, Carlos: "Comunidad – impolítico". Inédito.
- Lacan, Jacques: El Seminario Libro 17 "El reverso del Psicoanálisis" Cap. 7 Pág. 115 Paidós Buenos Aires Argentina 1.992.
- Lao Zi: "El libro del Tao". Pág. 153 Santillana S.A. España 1.992.
- Julián, Francois: "Tratado de la eficacia". Pág. 168 Ed. Siruela S.A. Madrid España 1.999.
- Spinoza, Baruch de : "Tratado político" Pág. 52 Editorial Universitaria S.A. Chile 1.990.
- Spinoza, Baruch de: "Etica demostrada según el orden geométrico" Pág. 310 Ed. Orbis S.A. Barcelona España 1.980.
- Spinoza, Baruch de: Ibid 12 Pág. 319.
- Spinoza, Baruch de: Ibid 12 Pág. 281.
- Lacan, Jacques: Ibid 8 Pág 121.