Enero 2016 • Año X
#31
Soledades

Lunares de Soledad

Débora Nitzcaner

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Ivana Bristiel

Yayoi Kusama es una artista japonesa de 87 años de edad que comenzó su carrera artística en la década de los años cincuenta. Su arte ha sido un modo de anudar lo que sus crisis alucinatorias produjeron en ella, y que atribuyo a los malos tratos sufridos en su infancia. Así nació el concepto que llamó redes de infinito, grandes superficies cubiertas por lunares que constituyeron desde entonces su elemento plástico más característico, su insignia de identidad.

En 1957 abandonó Japón para vivir en Estados Unidos, sin embargo regresó de manera definitiva a Japón en 1973 y cuatro años más tarde se internó voluntariamente en un hospital psiquiátrico cerca de Tokio. Su reclusión no le impidió continuar con su estudio muy cerca del hospital, donde aun produce obras muy reconocidas que participan en exposiciones y muestras de arte en todo el mundo

Ha sido una precursora ya que se convirtió en la vanguardia del Pop art, entre otros movimientos. Se agrupó en performances y protestas escandalosas para su época, en los que pintaba a participantes desnudos con lunares, que llamó la "Gran Orgía para Despertar a los Muertos´´ que presentó en el MoMA, así como también presidió una "Boda Homosexual" que revoluciono en una Iglesia de Nueva York.

Su obra impregnada de contenido autobiográfico se destaca principalmente, como escritora, en los libros de cuentos y poesía que escribió. En su libro Acacia olor a muerte[1], Ryu Murakami describe sus escritos como una pesadilla hermosa. Él encuentra que sus textos son intensos y alucinantes ´´ dice que son los que necesitamos para volver a la realidad.

¿Quién es Yayoi Kusama? Desde muy temprano ha experimentado alucinaciones con tendencias suicidas. Confiesa que cuando era pequeña sufrió de abuso físico por parte de su madre, bajo la desmesura de un relato dramático. Es así como en uno de sus cuentos Suicidio doble en el Monte de los Cerezos[2], narra sobre un anciano que vivía cerca del tren a quien llama ´´consejero del suicidio´´ ya que ayudaba a morir a aquellos que decidían suicidarse en ese monte. El personaje principal es una niña que daba de comer a ese anciano en tanto eso le daba una causa a su propia existencia y evitaba su propio suicidio.

El detalle autobiográfico se encuentra en la retrato de su infancia, donde aparece una madre que para ella encarnaba la histeria congénita, y endonde describe como los hijos no se salvaban, ya que terminaban con ´´algún tipo de neurosis´´. Motivo por el cual la madre debió ir al departamento de neurología o a un hospital dedicado a enfermedades mentales[3].

Con un determinismo importante sobre lo que había sido ese hogar, ubica en su ficción las ausencias del padre y palizas de la madre ubicadas como el motivo del sufrimiento de esa niña de 10 años. Un sufrimiento sin límites que, dice Y. Kusama, si no llegara a conocer otro mundo su estado mental iría escalando en males hacia la ´´neurosis de la falta de seguridad´´ o el trastorno obsesivo-compulsivo´´. Una niñez tan perturbada, escribe, que finalmente evoluciono en una enfermedad nerviosa, donde su boca se le cerraba ante la idea de hablar sobre lo que le pasaba en su casa, una niña que ´´preferiría ser llevada a una institución de servicios sociales´´ para ser mejor cuidada.

De qué tipo de miedo se trataba es la pregunta que se hace Yayoi Kusama, en ese cuento. La distancia entre ella y la ficción carece de separación. En sus relatos el vacío y el silencio son significantes permanentes…´´todo lo que permanecía a la deriva en ese espacio era el solitario silencio de un corazón vacío´´[4]. ¿De qué soledad nos habla Yayoi Kusama?

Lunares de Soledad es el título que elegí para referirme al tratamiento que esta artista le dio tempranamente a su exceso de goce, al cubrir superficies y cuerpos desnudos con lunares, los cuales se convertirían en la marca personal de su trabajo. Las "redes infinitas", como ella las llamaba, eran extraídas directamente de sus alucinaciones. Fue a la edad de diez años que incorporó en una obra estos lunares, en un dibujo realizado en 1939 de una mujer japonesa vestida con un kimono, que se cree que era la madre, está cubierta y oculta por manchas. Su decir sobre las Redes Infinitas demuestra la infinitud de un real que la invadía:

…El lunar tiene la forma del sol, que es símbolo de la energía del mundo y de nuestra vida, y tiene también la forma de la luna, que es la quietud. Los lunares no pueden estar solos, como sucede con la vida comunicativa de la gente, dos o tres o más lunares llevan al movimiento. Nuestra tierra es sólo un lunar entre los millones de estrellas del cosmos. Los lunares son un camino al infinito. Cuando borramos la naturaleza y nuestros cuerpos con lunares, nos integramos a la unidad de nuestro entorno. Nos volvemos parte de la eternidad…[5]

Para Lacan lo que habla solo tiene que ver con la soledad, así lo definido en el Seminario Aun, para referirse al carácter radicalmente solitario del ser hablante, a lo estrictamente singular de su respuesta ante la imposibilidad lógica de escribir la relación sexual en lo real. Para élesta soledad, en ruptura del saber, no sólo puede escribirse, sino que además es lo que se escribe por excelencia, pues es lo que ´´de una ruptura´´ del ser deja huella.[6]

Al lado del inconsciente que habla -dice Miller- está lo singular del sinthome, donde eso no habla a nadie. [7] Yayoi Kusama con su arte enseña sobre la soledad existencial de un sujeto, sobre su imposibilidad de sosegar los fenómenos alucinatorios que la irrumpían. El lunar como el símbolo de la vida y en su diferencia con la quietud de la luna. Entonces, los lunares pintarlos en serie si bien fueron un camino al infinito, hacer arte de ello le permitió al mismo tiempo limitar la infinitud y hacer de su cuerpo una unidad. ´´Lo lunares no pueden estar solos´´ existen cuando se reúnen, cuando pueden enlazarse unos con otros, hacer cadena a partir de ese Uno suelto.

¿De qué se trata aquí? Lacan ha enseñado que Joyce alcanzó con su arte el sinthome, lo que indica que hubo un lazo con algo particularen la medida que éste se enlaza con el inconsciente y lo imaginario se liga a lo real se trata con algo de lo que surge del sinthome [8]

El traumatismo significa que el goce, nombre de lo real en la enseñanza de Lacan, se presenta en todo ser de lenguaje, lo que conduce a plantear la soledad del sujeto en lo que hace a su goce. ´´Lo real hay que buscarlo´´[9]es el modo en que Lacan dice que lo real gobierna una vida y entonces, hacia allí dirigirse.

Es el agujero de lo real lo que antecede el surgimiento de lo traumático. Si el principio no hay relación sexual, fue anunciado en el Seminario De un discurso que no fuera del semblante, en el siguiente, en…o peor el intento de Lacan es ''hay que escribir esa no relación sexual"

Volver posible su goce, es lo que el arte de las redes infinitas le propone como sentido a ese real parasitario invadida desde su infancia. Los cuerpos con lunares permiten escribir, inventar una relación posible. Es un modo de tratamiento a un goce que le retorna, itera: …Los lunares no pueden estar solos, como sucede con la vida comunicativa de la gente, dos o tres o más lunares llevan al movimiento…

El sinthome se repite sin que podamos hacer nada al respecto… es lo que viene a subrayar la iteración…, nos trasmite Miller. Lo que itera es estacionario[10]. Aquí nos advierte que el sinthome al mismo tiempo que demuestra cómo se singulariza en la invención, por el otro lado demuestra aquello que no alcanza a corregir: lo estacionario, fijo, parasitario.

Yayoi Kusama cuando pinta lunares, se arma un cuerpo.

NOTAS

  1. Yayoi Kusama, Acacia olor a muerte. Ed. Mansalva- Malba, Bs As 2013.
  2. Idem, pág 95
  3. Idem pág 107
  4. Idem, pág 92
  5. Kusama, Yayoi (1978), Manhattan jisatsu misui joshuhan, Tokyo: Kosakusha, p. 124.
  6. J. Lacan, El Seminario. Libro XX. Aun, Bs As, Ed. Paidós, pág. 145.
  7. J-A Miller, Los cursos psicoanalíticos "Sutilezas analíticas". Bs As, Ed. paidós, pág 106
  8. J. Lacan, El Seminario, Libro XXIII El Sinthome, Bs As, Ed. Paidós, pág 54.
  9. Pag 68
  10. J-A Miller, Curso El Ser y el Uno, clase 15 de junio del 2011.
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