Octubre 2019 • Año XVIII
#37
Dossier 50 años de “Nota sobre el niño”, Octubre 1969.- Otros Escritos

Cuando el niño aparece como un objeto en lo real

Elena Levy Yeyati

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"Mancha"
145 x 190 x 110 cm. - Hierro, madera, papel
Diana Klainer

En Otros escritos Jacques-Alain Miller decide publicar “Nota sobre el niño”[1] -manuscrito que Jacques Lacan entregó a Jenny Aubry en octubre de 1969- como una única nota.[2] En 1983 el escrito había sido publicado por J. Aubry como dos textos inéditos en el anexo de su libro Enfance abandonné.[3] En 1986 se publicó en Ornicar? como “Deux notes sur l’enfant”.[4]

A 50 años de la escritura de “Nota…” y centrada en la idea del niño como objeto en lo real, mostraré que 1) contextualizar la génesis de la nota reaviva el interés de su aplicación en salud pública y mental; y 2) es posible hacer un uso de la nota para orientarnos frente a las dificultades que la madre angustiada plantea al analista.

 

El niño como objeto abandonado

Si leemos la nota en el contexto de Enfance abandonné vemos que J. Lacan se dirige muy directamente a J. Aubry -retoma sus significantes, discute sus hipótesis-. Más aún, también podemos ver que entre ambos textos hay un diálogo, que se sostiene por la transferencia en tanto que J. Lacan supervisaba su trabajo institucional,[5] en particular con niños enfermos.

Enfance abandonné es una larga investigación que realizó J. Aubry, focalizada en la atención de niños separados de su madre que viven en residencias comunitarias, donde los cuidados materiales se encuentran dentro de lo esperado pero resultan completamente impersonales. Ella verifica que al romperse el lazo afectivo que une a la madre y el niño se corre el riesgo de salvar la vida al precio de una “atrofia definitiva de la personalidad del niño”.[6] Los niños que llegan a la fundación que dirigetraen historias previas: encarcelamiento o internación de uno o de ambos padres, separaciones, madres solas, viviendas insalubres, carencia de domicilio fijo, abandono de uno de sus padres.[7] Esos niños, explica, no pueden amar, ni apegarse, ni soportar ser amados. Incapaces de establecer un lazo afectivo en una edad en que el niño depende enteramente del adulto para su subsistencia, no pudieron, más tarde, servirse de las posibilidades que les fueron ofrecidas.[8] La autora destaca que la carencia temprana de cuidados maternales no sólo es responsable de dificultades subjetivas sino también físicas.[9]

J. Aubry aplica a su práctica un enfoque psicoanalítico y plantea, siguiendo a J. Lacan, que el problema de la carencia de cuidados maternos debe pensarse desde el deseo del que el niño es objeto. Relativiza las carencias económicas al subrayar que en países ricos puede verse con nitidez los efectos devastadores de niños separados de sus madres en institutos o comunidades desde el primer año de vida y hasta los cuatro. De modo que, tampoco las separaciones bien organizadas en las comunidades mejor establecidas tienen éxito en su intento de sustitución de la función de la familia conyugal.[10]

Dado el contexto expuesto antes, podemos entender por qué J.-A. Miller reordena la nota a J. Aubry comenzando por señalar el fracaso de las utopías comunitarias.[11] J. Lacan se refiere a los ensayos de separaciones bien organizadas de algunas comunidades. Aníbal Leserre[12] explica que las experiencias que J. Lacan toma en cuenta son los kibutz en Israel donde los niños vivían separados de sus padres, y otros intentos de crianza de niños separados de sus familias, como consecuencia de grandes guerras, que se hicieron en España, México y Rusia. Pero lo que se demostró con dichas iniciativas es que la constitución subjetiva implica ser objeto de un deseo particularizado (no impersonal) que se apoye en, pero también se diferencie de, la satisfacción de necesidades materiales básicas.[13]

 

El niño como objeto en lo real de la madre

Leemos la “Nota…” como una gran operación de reducción y ordenamiento de la sintomatología infantil según esté relacionada con la pareja parental o se inscriba de forma prevalente en la relación dual madre-hijo. Sin embargo, también podemos servirnos de la relación dual para pensar la clínica del lado materno. Recordemos que, desde el principio hasta el fin de su enseñanza, J. Lacan se interesó por los lazos dilectos que constituyen binomios intrafamiliares y su relación con la locura.[14]

A propósito de los síntomas somáticos de los niños que atiende J. Aubry, Lacan señala su reverso en la relación dual: el lugar al que el síntoma somático del hijo convoca a la madre. Síntoma tan opaco al sentido, si se lo compara con el síntoma relacionado con la pareja, que angustia profundamente a la madre. La dominancia de la identificación con su función, garantiza a la madre un máximo desconocimiento. “El hijo aliena en sí todo acceso posible de la madre a su propia verdad….”[15] J.-A. Miller afirma que la madre angustiada no desea -o desea poco y mal- como mujer[16] (lo que nos reenvía al poco caso que hace de su partenaire).

Muy temprano Lacan indicó el desconocimiento del yo como una locura. Se trata de una identidad que no admite mediación. Afirmarse en ser (la) madre es algo loco y, a veces, una paradójica una solución.[17] Más allá de la psicosis, las madres que mantienen relaciones llamadas duales con sus hijos, no consienten en desnaturalizar su función. Lo femenino no pone en cuestión la maternidad.[18] Cuando lo femenino no divide a la mujer, explica Miller,[19] su deseo queda fijado por el hijo que, como objeto apareciendo en lo real, objeto de su existencia, satura su deseo y se torna angustiante. Y esto es así cualquiera sea la estructura materna: neurótica, perversa o psicótica.[20] (Por eso no se deduce necesariamente de esta relación ni que la madre sea causa de psicosis del hijo, ni que el hijo sea psicótico por estar ligado a ella ocupando el lugar de objeto.)

Una identificación férrea de la madre con su función es un modo rígido de atenerse a un rol, a un semblante, y nuestra ignorancia despierta en ella odio o indignación. La madre angustiada es una figura difícil de ser transformada por la dialéctica del análisis, ya que no admite la necesaria división subjetiva. Es como si la maniobra del analista consistiera en implantar cierta división des-angustiante. Queda abierta la pregunta acerca de si la transferencia es entonces condición de posibilidad de la maniobra o su efecto.

NOTAS

  1. Lacan, J., “Nota sobre el niño”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 393-394.
  2. Miller, J.-A. “El niño, entre la mujer y la madre”, Virtualia#13, 2005. Consultado en: http://www.revistavirtualia.com/ediciones/13
  3. Aubry, J., Enfance abandonné. La carence de soins maternels; Ed. Quebecor, 1983.
  4. Lacan, J., “Deux notes sur l’enfant”, Ornicar? 37, 1986, p.13-14; “Dos notas sobre el niño”, Intervenciones y textos 2, 1988, Manantial, p. 55-57.
  5. Alda, C., “Sobre las funciones del padre y de la madre” en NODVS XI, 2004. Consultado en: http://www.scb-icf.net/nodus/contingut/article.php?art=158&rev=25&pub=1
  6. Aubry, J., Enfance abandonné…,op. cit., p. 24.
  7. Aubry, J., Enfance abandonné…,op. cit., p. 26.
  8. Aubry, J., Enfance abandonné…,op. cit., p. 27.
  9. Aubry, J., Enfance abandonné…,op. cit., p. 30.
  10. Aubry, J., Enfance abandonné…,op. cit., p. 25.
  11. Lacan, J., “Nota sobre el niño”, op. cit., p. 393.
  12. Leserre, A., Cuadernos del ICdeBA. Una lectura de Nota sobre el niño, Grama ediciones, Buenos Aires, 2015, p. 35-36.
  13. Lacan, J., “Nota sobre el niño”, op. cit., p. 393.
  14. Los binomios intrafamiliares pueden combinarse de distintos modos. Véase como Lacan trata el caso de Joyce con su hija Lucía en el seminario que le dedica.
  15. Lacan, J., “Nota sobre el niño”, op. cit., p. 394.
  16. Miller, J.-A., “El niño, entre la mujer y la madre”, op. cit.
  17. Aimée fue el primer ejemplo clínico en este sentido: cuando su hermana la desembaraza de sus deberes como madre y se torna completamente independiente se desencadena con furia su delirio (cf. “Acerca de la causalidad psíquica” en Escritos 1, Siglo Veintiuno editores, México, 1987, pp.159-163). En “Los complejos familiares…” (Otros escritos, op. cit. pp.55-6) Lacan conecta la génesis de la paranoia con un grupo familiar reducido a la madre y a la fratria, grupo “descompletado”, aislado socialmente muy favorable a los delirios de a dos. En “Cuestión preliminar…” (Escritos 2, Siglo Veintiuno editores, México, 1988, p. 516) el caso de la marrana y su madre ejemplifica la locura de un binario afectivo “abierto como tal a cualquier enajenación”.
  18. Se constata que el lazo electivo madre-hijo es compatible con que la madre esté en pareja. Pero habría que captar la insuficiencia de la función de su partenaire -incluso si es el padre del niño- para que, por su deseo, ella se divida, volviéndose otra para sí misma.
  19. Miller, J.-A., “El niño, entre la mujer y la madre”, op. cit.
  20. Lacan, J., “Nota sobre el niño”, op. cit., p. 394.
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