Junio 2015 • Año IV
#30
Consecuencias de la última enseñanza

Presentación Sutilezas analíticas. Consecuencias de la última enseñanza de Lacan

Frida Nemirovsky

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Rosa Basz
Reflejos I - 2014

Frida señala que el término sutileza designa el modo de aprehender lo singular, y es así que ella con su singularidad resalta lo que el lector podrá apreciar cuando tenga el libro entre sus manos. Que la tríada sutileza-saber hacer-singularidad es el eje del curso de Miller, que el goce no es lo real y que lo singular se sitúa en el sinthome, son algunas de las indicaciones clínicas que Frida con su estilo agudo y directo remarca. Y por último una lección de humildad: "ser analista no es analizar a los demás, sino seguir analizandose, seguir siendo analizante." Tal como ella ha sabido demostrarlo hasta el final.

Silvia Salman


1. Sutileza es un término que emplea Freud en un breve texto de 1935, titulado La sutileza de un acto fallido. En su curso Sutilezas analíticas[2] Jaques-Alain Miller afirma que la sutileza no se determina ni se equipara al espíritu geométrico, es su antónimo, y se vale de Pascal para argumentarlo. También enfatiza ese lapsus de Freud para mostrar cómo éste no se sentía disminuido por presentar, tan tardíamente en su elaboración, su propio acto fallido.

Ser analista no es analizar a los demás sino seguir analizándose, seguir siendo analizante, es una lección de humildad; la otra vía sería la infatuación, es decir que el analista creyera estar en regla con su inconsciente; nunca lo estamos. De manera congruente con esto, se podría afirmar que no hay salud mental. Continúa diciendo que ocurre en todo caso que la causa es más lógica que psíquica; lógica que debe entenderse como los efectos de la palabra y del discurso, del logos que ocupa el lugar de lo psíquico. Lacan reconocía en esto el verdadero psicoanálisis, que es el que admite los efectos del lenguaje como la enfermedad intrínseca del ser humano, como ser hablante y como ser hablado, es decir, como parlêtre. Si el psicoanálisis se rige por el discurso del amo se convierte en una pedagogía correctiva. Es verdad que el psicoanálisis tiene efectos terapéuticos, de alivio, en la medida exacta en que reconoce la singularidad del deseo. Esto es congruente con que finalmente se manifieste una verdad. Ciertamente a medida que se elabora la singularidad del sujeto, el análisis exhibe múltiples verdades. La verdad prueba ser variable, pero a través de las coordenadas de la historia se manifiesta una verdad una. Con una causa más lógica que psíquica, como dijimos.

El deseo del analista no se vincula con ninguna pureza; al contrario está enganchado a algo que Lacan no dudaba en llamar cochinada. Hay un matema para eso que es el objeto "a", aunque en la práctica nunca se lo puede deducir, sino que se presenta. En la práctica siempre es una sutileza, que sólo se capta de un vistazo, cuando al cabo de un tiempo para comprender se precipita una certeza que se condensa en un "es eso". Y sin duda no una sóla vez; de modo que mientras ustedes piensen que pertenecen a una categoría de "es eso"deben renunciar a hacer el pase.

2. En el libro que me toca presentar, la primera parte del trabajo del grupo - del cuál Gerardo Arenas es compilador y a quien agradezco la invitación - comenzará tratando las últimas cuestiones que señalaba J.-A. Miller en su curso, esto es, por qué el goce no es lo real, lo singular y lo real, para detenernos un poco en el deseo del analista.

3. El término sutileza designa el modo de aprehender lo singular. La tríada sutileza-saber hacer- singularidad es el eje de este curso de J.-A. Miller.

En el capítulo dos dice que la experiencia analítica se orienta por lo singular y lo hace sin mencionar lo real. Lacan propone que lo real miente y J.-A. Miller responde que el goce no miente. Esta es la primera diferencia entre el goce y lo real.

En los capítulos cuatro y cinco J.-A. Miller explica que Lacan ya no sitúa lo singular en el objeto "a". Lo singular es el sinthome; por lo tanto no toca al analista el lugar de objeto"a", sino el lazo del sinthome. Es el giro de los años setenta lo que lleva a pensar el deseo del analista como más bien el lazo del sinthome. El concepto de sinthome no invalida el objeto "a" pero si "la orientación que le dio origen", J.-A. Miller sostiene que de nada sirve buscar el objeto causa como la verdad del propio goce. Él no dice con esto que se terminó el pase, pero no deja de subrayar un cambio de perspectiva que implica orientarse por lo singular, situado en el sinthome y no ya en el objeto "a", que es un mero vacío, incapaz de capturar la experiencia del goce.

¿Cómo pensar el pase en el nivel del sinthome? Primero como la afirmación de su singularidad. Pese a la afirmación que no hay atravesamiento del fantasma, lo siguiente sería que el pase del sinthome consistiría en narrar una buena hystoria, la hystoria de amor, deseo y goce que posibilitó esta nueva alianza con lo singular. El curso, en mi lectura, es un intento de dar algunas respuestas a estas cuestiones.

4. Asistimos en Sutilezas a un viraje en la teoría y en la clínica; algo de lo que se intenta medir en el libro que se presenta hoy.

Patricio Álvarez se detiene, y yo con él, en una frase de J.-A. Miller: "no hay atravesamiento del fantasma". Esto nos lleva a ubicar que la clínica del sinthome es una clínica plana; no podemos hablar allí de una salida. Aún así, aunque se trate de vueltas dichas, se pueden releer a la luz del sinthome tres modalidades del análisis; un análisis que comienza, un análisis que dura y un análisis que termina.

Ahora bien, J.-A. Miller sitúa en el tiempo uno el síntoma; en el dos la condensación de goce en el objeto "a", y recién en el tres el sinthome. Por ahora digamos que el primer tiempo se llama síntoma y toma la forma de un goce que se repite bajo el modo sufriente. En este tiempo se trata de poner en forma ese goce sufriente y en esa medida ciertos S1 se van recortando pero hacen cadena inmediatamente. Así se sitúa la transferencia, paso obligado por el saber inconsciente, por la creencia en este síntoma, por el hecho de que el inconsciente real consienta en transformarse en inconsciente transferencial, condición inevitable para la posibilidad de un análisis. ¿Podría el sinthome en ese primer tiempo desprenderse de la ley del deseo, de la transferencia, del saber? De ningún modo.

Segundo momento: el análisis que dura, en cuyo centro J.-A. Miller ubica el objeto "a". Los laberintos del deseo van fijándose en una repetición donde se demarca el objeto como condensador de goce. Acá está la distinción, que me parece clave: si J.-A. Miller vuelve a utilizar el objeto"a", al cuál discute y desestima en calidad de concepto que dé cuenta de lo real, es porque en ese período, del análisis que dura, la repetición toma la forma del objeto "a", antecedente del sinthome pero que no es el sinthome, si no - al decir de J.-A. Miller - la jaula del sinthome; porque ese objeto está en íntima relación con el Otro, como ese objeto sostiene la existencia del Otro, no podría situarse el estatus de un goce invariable, en la medida en que el Otro lo hae variar, lo determina. El objeto no puede desprenderse en su funcionamiento en el fantasma de la dimensión del goce del Otro. Por esto, en el seminario …ou pire Lacan sitúa el fantasma como lo que hace existir la relación sexual, como lo que vuelve necesario lo contingente de la irrupción de goce. Y por esto en Aún el fantasma nunca pierde su referencia a la perversión. Ya que sostiene al Otro.

5. Para terminar, no porque no haya otras cuestiones que subrayar, quisiera detenerme un momento más en el comentario de Gabriela Grinbaum, Un goce que se recicla, donde toma elementos de la clínica que me parecen cruciales para la práctica. La clínica del sinthome apunta a restituir ese modo de gozar y J.-A. Miller no descarta el tiempo uno, el tiempo del sentido del síntoma, por lo que puede ser descifrado. En el Seminario 25 Lacan dice que el final del análisis se produce cuando se ha girado dos veces en círculo, es decir cuando se ha reencontrado aquello que nos aprisiona, y ahí sitúa el sinthome. El sinthome funciona. No se puede atravesar ni levantar; se trata, como dice J.-A. Miller, y Gabriela lo subraya, de una reconfiguración. J.-A. Miller elige reconfiguración porque implica que el goce no cobra sentido, sino que este término permite pasar a la satisfacción del sinthome.

NOTAS

  1. Arenas, G. (Comp.), Sutilezas. Consecuencias de la última enseñanza de Lacan, Grama, Bs. As. Argentina, 2013.
  2. Miller, J-A. Sutilezas Analíticas, Paidós, Bs. As. Argentina, 2011.
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