Tercera noche, Comentario: Forclusión generalizada

En la perspectiva de "Todo el mundo es loco, es decir, es delirante",[1] aforismo de Lacan que nos invita a ubicar en nuestra clínica lo universal del delirio y apuntar a los índices que den cuenta de la "forclusión generalizada", estamos concernidos en la lectura de ese "desorden en la juntura más íntima del sentimiento de la vida de un sujeto"[2] que puede hacer de su malestar un motivo de consulta con un analista.

Dejándonos guiar por la brújula de la última enseñanza de Lacan tomada como instrumento, el norte al que señala es al modo de gozar de cada quien. Al sustituir al sujeto por el parlêtre y privilegiar la vía del goce frente a la del significante, nos toca leer con precisión las declinaciones que se desprenden de la inexistencia del Otro que abre a la perspectiva del Uno-Solo.

De lo que se desprende una práctica que apunta al arreglo singular, a aquello que el parlêtre ha encontrado y que le ha permitido mantener "domesticado" ese goce siempre en más, siempre en exceso, que invade, corroe, parasita. El síntoma lleva a cabo esa contención como modo de enlace subjetivo que posee en su singularidad un tono, una espesura y un color particular, sirviendo de empalme entre goce y sentido, real y simbólico, ubicando también que hay un indecible que no pasará por el efecto de significación.

Se trata de una perspectiva clínica fundamental que en sus diversas modulaciones nos lleva a interrogarnos por la actualidad de la práctica psicoanalítica que ejercemos.

¿Qué es lo que oficia de punto de basta frente a la forclusión generalizada, en cada caso, cuando la solución es singular?

¿Cómo se pasa del goce del Uno al Otro del lenguaje frente a la antinomia radical entre el campo del Uno y el campo del Otro?

¿Cómo entendemos lo que vislumbra la afirmación de que el Otro no existe pero funciona en la psicosis y que a su vez eso sirve de modelo y se generaliza?

¿Cómo ubicamos en el parlêtre los índices de las diversas forclusiones más allá de la forclusión del significante del Nombre del Padre?

¿Cómo tiene que operar la interpretación sobre el síntoma cuando se trata de una clínica del goce para desde lo simbólico poder afectar lo real?

Interrogantes que desprendemos de las elucubraciones de los textos de esta Noche y que promueven una orientación clínica precisa.