Locura y cultura de armas - Newport News -

La escuela elemental Richnek del condado de Newport News, Virginia, Estados Unidos, fue escenario de un hecho sin precedentes: un niño de seis disparó a su maestra Abby Zwerner, de 25 años, hiriéndola gravemente. Inicialmente, la prensa señaló un altercado maestra-alumno que luego desmintió. El jefe de la policía local Steve Drew anunció, en la conferencia de prensa, que no fue un episodio accidental si no intencional y que un alumno de seis años que dispare a su maestra es inédito. La escuela primaria de 550 estudiantes fue evacuada siguiendo el protocolo de seguridad para tiroteos.

El alcalde anunció más cámaras de seguridad en las aulas y más detectores de metales para todos los alumnos, ya que los más pequeños estaban exceptuados por razones obvias. El niño causante del trágico evento sustrajo de su casa una pistola 9 mm comprada legalmente por su madre, la escondió en su mochila, la llevó a su escuela, en medio de la clase la sacó y disparó a quemarropa a su profesora, quien herida le arrebató al niño el arma para evitar, supuestamente, que dañe a otros. La maestra se ocupó de retirar a sus alumnos del aula, cuestión que la convierte en heroína para el alcalde del pueblo. A la vez, el pequeño tirador fue llevado por guardias de seguridad, no sin ofrecer resistencia.

Las autoridades están desconcertadas, se encuentran en un territorio desconocido. La ley de Virginia prohíbe acusar a un niño de seis años como si fuera un adulto. El estudiante podría ser acusado en un tribunal de menores, pero la edad mínima para una sentencia de prisión juvenil es de 11. Sin embargo, la escuela como escenario violento de tiroteos con armas de fuego se ha naturalizado. El corto animado ganador del Oscar 2021, Si algo me pasa, los quiero, relata la historia de una niña que muere en un tiroteo en su escuela, mostrando el dolor y el vacío en sus padres.

Desde hace un par de décadas, tenemos estos episodios en el ámbito escolar; evidentemente, la cultura de armas (the gun-culture) está arraigada en el Otro cultural de Estados Unidos. Sabemos que la segunda enmienda da derechos a los ciudadanos para poseer y portar armas. Son solo tres países los que tienen este derecho: Guatemala, México y Estados Unidos. Los intentos de regular la tenencia fueron resistidos por la RNA (Asociación del Rifle), poderoso lobby, y gran parte de la Cámara de Representantes.

El film Bowling for Columbine: un país en armas(2002), de Michel Moore, narra la masacre de Columbine de 1999, episodio que marca el inicio de tiroteos en el ámbito escolar que continúa hasta la fecha. El subtítulo Un país en armas señala la cultura de armas desde la Segunda Enmienda, de 1791, que habilita a los ciudadanos a poseer y portar armas y el correlato donde cultura se vuelve locura. Es cierto que los lobbies, la RNA, los republicanos, la industria armamentista facilitan estos desbordes pero, sobre todo, la lógica del mercado y sus mandatos de goce convierten las masacres en espectáculos vía redes y medios.

El pequeño ciudadano tiene en jaque a la Justicia que no puede juzgarlo como un adulto, ni siquiera tiene edad para asistir a un tribunal de menores. Por ahora está detenido en un centro médico a la espera de la resolución del juez. Respecto a la responsabilidad, en parte le compete a su madre, quien compró la pistola y no la resguardó del alcance del menor aún estando cargada. Por otra parte, al sistema legal que permite fácilmente obtener un arma sin mucho trámite. Y también al niño que seguramente tiene un grado de responsabilidad e intencionalidad en su acto.

Llama la atención que el altercado de la maestra con el alumno mencionado por el sheriff Drew el viernes 6 de enero de 2023 haya sido desmentido el lunes 9. Un hecho de armas más en las escuelas, pero inédito por el actor. ¿Qué estatuto tiene este evento? Se puede señalar que el menor, además de tener su responsabilidad como sujeto, es síntoma del discurso y la cultura que habita; esta es la vía para un tratamiento posible.

La equivalencia para Lacan entre locura y delirio generalizado hace del discurso de la seguridad, la protección y la defensa una trama que desborda el lazo social. La ruptura del lazo que marca la violencia armada en Estados Unidos, inscripta estadísticamente en la web www.gunviolencearchive.org, indica el revés loco del discurso protector.

Además, hay que decirlo, ya la violencia no está en lugar de la falta de palabra: la violencia es parte del aparato mediático de la industria del entretenimiento.