Julio 2001 • Año I
#2
Sala de lectura

Comentario de la revista Enlaces 21

De

Blanca Sánchez

(Publicación del Departamento de Estudios psicoanalíticos sobre la familia – Enlaces, Centro de Investigaciones del Instituto Clínico de Buenos Aries, Instituto del Campo Freudiano)
Grama, Buenos Aires, 2015
109 páginas


Enlaces en plural, se escribe y se lee en singular

Hacer un comentario sobre la publicación en la que uno mismo trabaja, exige una mirada éxtima, es decir, una mirada desde el exterior, apuntando a lo más íntimo, o desde el interior, apuntando a lo más extraño, o incluso una mirada desde fuera. Es desde ese punto de vista que intentaré realizar este comentario, adentrándome en ella por esa escalera a la que la primera página nos invita a subir, y es esa misma mirada la que me condujo a pensar el título que propongo: un plural y un singular del que intentaré dar cuenta.


Enlaces en plural

Enlaces, el título de la revista del Departamento de estudios psicoanalíticos sobre la familia,[1] del mismo nombre, se escribe en plural. Alude no solamente al guiño que se puede hacer refiriéndonos a los matrimonios y a los lazos, el primer tema que abordó nuestro grupo de trabajo, sino fundamentalmente a los enlaces entre el psicoanálisis y la cultura que es el sello, la marca, el estilo del trabajo que desarrolla el Departamento y la revista. Hay en esta publicación una fuerte apuesta a los enlaces y la interlocución con autores y lectores de otros campos del saber. Por ello en el índice encontramos a Jorge Majduf con su homenaje a Eduardo Galeano hablándonos de un tiempo de abrazos, hoy atesorados en el corazón de sus amigos, y en la belleza de sus letras. Por ello también, otro acontecimiento de la cultura, la Bienal de Performance realizada recientemente en Buenos Aires, tiene su presencia por intermedio de la voz de Jorge Zuzulich y la palabra de Sandra Torlucci, mediada por Nilda Hermann.

Ese lazo entre psicoanálisis y cultura nos conduce también a la presencia del arte en las imágenes que visten a cada número: la gráfica de la revista. Desde los primeros números hemos decidido incluir en ella a artistas argentinos. Este número cuenta, por primera vez en la serie, con fotografías, las de Arturo Aguiar. Ello ameritó una presentación del artista Eduardo Médici, asesor de gráfica de la revista, que nos cuenta quién es, qué hace y cómo lo hace el artista que ilustra estas páginas. El enlace entre el psicoanálisis y la cultura puede hacerse presente de muchas maneras…

Por otra parte, una aspiración que nunca se apaga es la de llegar a lectores no psicoanalistas, hacer que el psicoanálisis tenga así su presencia en la ciudad. Muy lentamente, en singulares casos, lo hemos ido logrando, pero aún así siempre vamos por más.

Si Enlaces es en plural lo es porque apunta a muchos otros enlaces además del arte, la literatura, la filosofía… También abarca el lazo a la Escuela de la Orientación Lacaniana y a la Asociación Mundial de Psicoanálisis, lazo que está muy presente en nuestra revista. Ese "nosotros" que utilizo al hablar de ella, lo incluye no solamente en sus autores y en los acontecimientos de nuestros medio que se hacen presentes, sino también respecto a los lectores. De ahí que Fernando Vitale nos hable del último ENAPOL, "El imperio de las imágenes", con la sonrisa del gato de Chelsire y la Mónica Torres haga su aporte al tema, bajo el título impactante, por cierto, "¿Cuál es tu relación visual ¡Hoy y ahora! ¡Now!"; o que Mariana Gómez haga referencia a un tema planteado para el próximo Congreso de la AMP: el de la pornografía y lo real del goce capturado por la imagen. En sintonía con estos temas tan actuales a los que el psicoanálisis de la orientación lacaniana se aboca hoy día, encontramos también la interpretación de Leonardo Gorostiza, tan precisa y rigurosa como lo es su estilo, en la que ubica un interesante recorrido que iría de "el hombre sin atributos", pasando por "el hombre unidimensional", "el hombre sin vínculos", para llegar a "el hombre sin secretos", relacionado con la transparencia y la violencia, prototipo de la hipermodernidad.

También se hacen presentes otros enlaces, como los del psicoanálisis con los fenómenos de actualidad, que se pueden leer en los artículos de Miquel Bassols y de Osvado Delgado, que conversan con los de Mónica Torres y Alejandra Korek; porque, hay que decirlo, los enlaces son también internos, entre los textos, que tienen su interlocución unos con otros. En este apartado, abocado a abordar el desvarío del goce de nuestro tiempo, Miquel Bassols hace una interesantísima lectura sobre el islamismo y su presencia en España, y su articulación con el superyó, como el nombre del "enemigo interior", esa paradójica figura "del integrista bien integrado en el vínculo social que se pasa por alto la verdad escondida en ese vínculo". Aguda apreciación que podría valer no solamente respeto de los fundamentalismos sino, por qué no, también en la observación de los lazos más simples: la de detenerse en develar la verdad de goce escondida en cada uno de los vínculos que unen a los seres hablantes. Cuestión abordada en el apartado sobre las visicitudes de los lazos, en el que nos detendremos más adelante.

Tampoco falta en estos enlaces el del psicoanálisis y la clínica contemporánea, en esta oportunidad a través de dos franceses: Serge Cottet que aborda el tema de la depresión, dolencia tan extendida en nuestro tiempo, y Eric Laurent, a través de su lectura sobre el empuje a las clasificaciones y la reacción del psicoanálisis y de lo femenino. Paola Cornú, desde Chile, lee las transformaciones del lazo social en la época actual, en un diálogo sobre los lazos sintomáticos con Alejandro Daumas y Leticia Acevedo, ya sea tomando la vertiente de goce encerrada en los lazos, como es el caso del trabajo de Acevedo, ya se abordando tres lazos sintomáticos, como lo hace Dauas, ubicando el lazo entre los psicoanalistas, el lazo entre la literatura y el psicoanálisis, tan propio de esta revista, y el lazo entre el escritor y la ficción que se elige, en la medida en que "cada uno es concernido por su escritura".

Este "diálogo" entre los tres textos respecto del tema de los lazos, alude, enlaza con el tema del seminario del Departamento durante el 2015, "Lazos sintomáticos", presente también en los tres artículos referidos a "ellas y el amor": con sus enredos, como lo aborda Ana Ruth Najles, y con la palabra y el silencio, como lo hacen Eliana Amor y María Leonor Solimano, refiriéndose la primera al film Hable con ella, y la segunda a la diferencia entre la palabra de amor pronunciada y la palabra de amor escrita, la palabra en presencia y la palabra en ausencia del amado, es decir, las cartas de amor.

El enlace entre psicoanálisis y cultura se hace evidente así en todas y en cada una de sus secciones: en ellas encontramos psicoanalistas que, ya sea comentando manifestaciones artísticas recientes como en el texto de Analía Dominguez Neira, o bien dejándose enseñar por el artista, transmiten su singular lectura a través de sus escritos. Elsa Maluenda, por ejemplo, se detiene en una forma de arte visual muy peculiar, el arte callejero, de la mano de la obra de Bansky, Mobile Lovers. Y Louis Amaral Lhuillier, de Brasil, ha extraído de la artista Eli Heil su arte huevo y la relación que este tiene con la vida de la artista, en un entrecruzamiento entre su obra visual y algunas de sus producciones escritas. Tampoco podían faltar en estos enlaces las pantallas, con el texto de Juan Pablo Duarte que se refiere a las series televisivas, y el de Alejandra Crivelli, sobre el filmRelatos Salvajes.

Por supuesto, siguiendo la orientación de Lacan al aplicar el arte al psicoanálisis, no falta tampoco la literatura, ni el teatro, siempre tratando de verificar cómo la práctica de la letra converge con el uso del inconsciente, ya sea en el cruce con la imagen y la puesta en escena, como en el caso del teatro, ya sea a partir de la pura escritura.

Respecto de la escena teatral, Oscar Zack y Carlos Zapata aportan, desde su mirada de espectadores, dos temas interesantes: en el caso de Zack, el tema de la víctima, y las figuras de la víctima y el verdugo, ilustrándolos con la obra de teatro Terrenal. Pequeño misterio ácrata; en el caso de Zapata, a partir de la obra Almas ardientes, el tema de lo femenino. Desde las letras, con Juan Gerardo Ortega, leyendo el fenómeno de la novela la obra La broma infinita, ubicando su particular relación con el discurso capitalista.

Aquí se van perfilando también los enlaces en singular, lo que cada uno tiene con un autor o con una producción en particular. De ahí el comentario de Elsa Maluenda sobre el libro de Eduardo Médici, y las reseñas de Nilda Hermann y Carla Leonardi, aportando su sesgada lectura.

En este camino, de lo plural a lo singular, un relato breve de Victoria Mora, abre una hiancia que hace de nuestra revista el no-todo que presente ser: no-todo psicoanálisis, un poco de ficción, un "esfuerzo de poesía" también.

Así, llegamos a lo más singular de nuestra práctica: el psicoanálisis en intensión y la clínica del pase. Es interesante porque aún en este punto encontramos una vez más el enlace con la cultura de nuestro tiempo. Fabián Fajnwaks, con su texto "La relación entre el Uno y el cuerpo en el pase y en la civilización actual", si bien toma cuestiones referidas a la clínica del pase y del final del análisis, que apuntan a lo más singular de cada uno, hace referencia también a cómo esta clínica se inserta en la civilización del empuje al goce de la pulsión en cortocircuito con la palabra y qué aportes puede realizar.

Ram Mandil, en cambio, extrae del recorrido de su análisis una trilogía, la de debilidad, delirio y duperie, para dar cuenta del modo en que el ser hablante se las arregla con el cuerpo, el goce y la incidencia traumática del significante.

Enlaces, como he dicho más arriba, es no-toda, hay en ella un "de más", un suplemento: las Lecturas on-line. Porque entre los múltiples enlaces que hemos ido deslindando, hay uno más, insoslayable en los tiempos que corren: el enlace con lo virtual. Lejos de plantearnos una oposición entre lo escrito y lo virtual, hemos querido, justamente, enlazarlos. Uno puede hacer un "click" en conceptos y podrá relacionar el texto de Gerardo Battista sobre la pulsión y los restos sintomáticos en Freud, de la Enlaces 21, con el de Mónica Torres "De los síntomas al sinthome", o con el de Joaquien Carrasco "Sobre el sujeto del inconsciente", de las Lecturas on-line. Cada uno de los temas presentes en este número de la revista tienen su "enlace" en las Lecturas on-line: el tema de la depresión se enlaza con el artículo de Eric Laurent "Lucha del psicoanálisis contra la depresión y el aburrimiento"; los desvaríos del goce, con el de Rosa Apartín "Extimidad-Segregación-Racisismo"; las artes visuales, el cine, la televisión, la literatura –con el homenaje a Galeano, de la mano de una psicoanalista, Mónica Lax, y los "Nuevos estilos de vivir la pulsión", que nos transmite Ivana Bristiel–, y aún la clínica de lo no-familiar, tienen su enlace. Y aun las mismas Lecturas on-line tienen también un plus, la música, descompletando de nuevo: no todo palabras, no todo imágenes…

Tal como lo refiere Alejandra Antuña en su editorial, "el delicado arte de hacer una revista", ese acto es una tarea difícil cuando no se quiere "descansar sobre lo ya transitado y establecido". En eso vale el equívoco, pues además de ser un acto, es un arte: el delicado arte de hacer una revista. Y aquí entramos en otro sesgo: en lo singular.


Enlaces se escribe en singular

Antuña también nos recuerda que "cada autor aporta una mirada singular sobre el tema abordado". No vamos a cometer el desafortunado desliza de hacer psicoanálisis aplicado a la obra o al autor, pero como Freud lo subrayó a propósito de Dostoyevski, la temática que el autor elige para escribir tiene íntima relación con su personalidad. Lo que Daumas, como mencionamos anteriormente, refería como lo concernido que cada uno está en su escritura. Cada autor de la revista elige un tema, una obra, un autor que seguramente ha resonado en él, y eso lo ha llevado a pensar, a escribir, a elaborar algo que llevará su sello personal. Lo más singular aparece, y cada uno puede verificarlo, cuando en esa producción de saber aparece, como diría Lacan, el propio pellejo, el propio estilo. En algunos podrá constatarse un poco más, en otros menos. Es lo que cada uno está dispuesto a poner allí en juego.

Nos servirnos del arte sus manifestaciones, de otros discursos provenientes de otras disciplinas, abordamos acontecimientos de nuestro tiempo, pero para todo ello nos servimos de las enseñanzas de Lacan. En ese sentido, Miller ubica nuestra relación con las palabras de Lacan sosteniendo que "somos un poco unos arrendajos vestidos con las plumas del pavo real"[2], con lo cual no dejaremos de ser unos arrendajos. Sin embargo, tal vez no sea tan sencillo dejar de ser unos arrendajos vestidos con las plumas del pavo real, pero sí quizás que cada uno pueda, con esas mismas plumas, armar su cola con su propio estilo. El estilo es definido por Lacan, por ejemplo, en la "Obertura" a sus Escritos a partir de la frase de Buffon "el estilo es el hombre". No concluirá Lacan con una definción del estilo ni por la vía de lo imaginario ni por la vía de lo simbólico. Ni planteándolo como el estilo es el hombre mismo que resuena con el modo bajo el cual se organiza toda una vida alrededor de un fantasma del que no se está advertido en lo más mínimo; ni modulando la frase desde lo simbólico, según la cual el estilo es el hombre al que nos dirigimos, aludiendo a que el emisor recibe del receptor su propio mensaje en forma invertida. Lacan arribará a que el estilo es el objeto, o mejor diceho, "la caída del objeto, reveladora de lo que asísla a la vez como causa de deseo donde el sujeto se eclipsa, y como sujetando al sujeto entre verdad y saber" .[3]. Entonces, el estilo es la caída del objeto tal como surge al final de un análisis, como lo que movilizó lo simbólico y lo imaginario de un sujeto, su vida, su sufrimiento, sus sentimientos, su historia. Es verdad que, con las formulaciones del último Lacan respecto del final de análisis con relación al saber hacer con el síntoma, la idea del estilo deba ampliarse, y suponer que quizás el estilo es el síntoma, el estilo puede también ser el síntoma como modo de gozar de cada uno; quizás el saber hacer que cada quien ha podido construir se pondrá también en juego en su modo de escribir.

Un aporte proveniente de las afueras del campo del psicoanálisis puede enriquecer. Giorgio Agambén, con un concepto de su invención, hace un aporte que puede enriquecer lo que trato de transmitir: el de cualsea. Cualsea es la singularidad desprendida del dilema entre lo inefable del individuo y lo inteligible del universal; cualsea no es lo universal ni el individuo comprendido en una serie, es la singularidad cualsea. No quiere decir que nos tendría sin cuidado cuál sea esa singularidad, sino que cualsea ella, sí importa.[4] Quizás, entonces, en cada escrito, en cada trabajo que leamos en esta revista, algo de esa singularidad cualsea se ponga en juego. Enlaces intentará hacerse eco de ella. Por ello la decisión del Comité de Redacción de que la revista no sea temática apunta justamente a poder alojar no solamente la mirada singular sino el interés singular no solo de escribir sobre un tema, sino de publicar lo escrito. Enlaces se hace receptora, destino final, poubellication de aquello que fue la producción de cada quien, de lo que cada quien quiere desprenderse. Enlaces es eso, es un destino, un destino para la singularidad de un escrito, para la singularidad cualsea ella.


Enlaces se lee en singular

El lector que haya seguido este comentario munido de la revista y su índice, habrá verificado que por momentos fue completamente desordenado, y por momentos siguió el índice al pié de la letra. Enlaces invita a una singular lectura, a la que cada uno desde su más personal interés pueda hacer. Así como lo ilustra este número 21 –que como todas las decenas de la serie inaugura un nuevo diseño–, uno abre la revista, sube una escalera, se adentra en un corredor y abre las puertas, se mete en una habitación que le interesa o sigue de largo, para hacer su propio recorrido, quizás relacionando los textos de un modo diferente del que yo lo he hecho, deteniéndose en aquello que le resuena, lo interroga, lo emociona.

Y al final, a la salida, una última mirada nos devuelve una calavera, como la que cierra este número, objeto vacuo que nos recuerda que más allá del plural de los enlaces, del brillo de las ficciones, de la belleza de las palabras, de las elucubraciones teóricas, sólo queda un resto y la singular aventura de lo que cada uno puede hacer con él: su propia invención. Ojalá Enlaces¸ le ofrezca al lector herramientas para que encuentre su propio modo, su singular lectura, y por qué no también, su singular escritura, la suya y la de ningún otro.

NOTAS

  1. Perteneciente al Centro de Investigaciones del Instituto Clínico de Buenos Aires – Instituto del Campo Freudiano
  2. Miller, J.-A., "Teoría de lalengua", Matemas 1, Buenos Aires, Mantial, 1987.
  3. Lacan, "Obertura", Escritos 1, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 1988, pág. 4.
  4. Agambén, G., La comunidad que viene, Barcelona, Pre-textos, 1996, pág. 42.
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