Julio 2001 • Año I
#2
Sala de lectura

El hombre ebrio

De Bernard Lecoeur

Nicolás Bousoño

UNSAM EDITA. Serie Tyché. 2014. 102 páginas

"Con palabras de cólera o de amor, la embriaguez sorprende"[1]; así inicia Bernard Lecoeur su trabajo y nos sorprende, nos fuerza a detenernos, a apreciar sus palabras, a paladearlas y a descubrir en ellas sus matices.

Lo dice de entrada: no es un libro para lectores apurados. Tanto su perspectiva como su estilo –justamente destacados por Damasia Amadeo de Freda en el excelente prólogo del volumen- constituyen una toma de posición, una intervención ante los "fantasmas ordinarios"[2] con que en nuestra época se abordan los fenómenos que producen las drogas y el alcohol.

Estos "Estudios sobre toxicomanía y alcoholismo" tienen algo de clásico; evocan los "Estudios sobre el amor" de Ortega y Gasset, casi como si fueran la otra cara de la moneda. Si para Ortega el amor es un fructífero movimiento hacia lo Otro, Lecoeur ubica en la satisfacción tóxica "...un goce fabricado, monótono, sin postergación,... goce de lo Mismo"[3].

Cada uno de los estudios constituye una unidad, y al mismo tiempo se continúan en una interrogación precisa: "...a partir de la experiencia de la cura analítica, ¿Es posible dar un estatuto a la embriaguez? Y si ese fuera el caso ¿Cuál sería?"[4].

Su camino va a dejar de lado tanto la función de ascesis que la filosofía y la religión atribuían a la embriaguez, como el reduccionismo de la ciencia -que la rebaja al término de intoxicación química- para seguir los pasos de Freud e intentar ubicar la lógica que la determina como fenómeno de discurso, como estado subjetivo en nuestra época.

Así, el texto parte de las referencias freudianas clásicas del matrimonio feliz del bebedor con la botella para ir -recorriendo los conceptos de Lacan y de la Orientación Lacaniana de J.-A. Miller- hacia la construcción del partenaire del hombre ebrio. Trazando un recorrido sutil, delicado, en el que los conceptos se entraman, se renuevan y van cerniendo una clínica del fenómeno de la embriaguez como "desaparición calculada del sujeto"[5], como cortocircuito de la operación de separación que deja al sujeto sometido a la voz del Otro del cálculo.

Un libro para saborear, un libro para trabajar, un libro de una actualidad y una riqueza indudables.

NOTAS

  1. Lecoeur, B. "El hombre ebrio", UNSAM Edita, Bs. As. 2014, pág. 15
  2. Ídem.
  3. Ídem, pág. 22.
  4. Ídem, pág. 15.
  5. Ídem, pág. 98
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