Psicoanálisis y criminología. Estudios sobre la delincuencia
De Juan Pablo Mollo
Irene Greiser
En su comunicación de 1950, Lacan situaba -con sus límites y alcances- la contribución y las funciones del psicoanálisis en relación con la criminología. De modo diferente pero habiendo sido escrito por un analista, Psicoanálisis y criminología se inscribe en su amplitud como un aporte para todo aquel que esté interesado en el campo de la criminología y aún proviniendo de otras disciplinas como el derecho o la sociología.
En el itinerario explicativo y argumentativo del libro, el autor abunda en referencias y reseñas bibliograficas que trascienden el psicoanálisis para dialogar con algunas teorías sociológicas, antropológicas y filosóficas. Asimismo, el recorrido necesario desde el psicoanálisis va constituyendo una historia de los abordajes clínicos de la delincuencia desde las diferentes escuelas a partir de Freud, desde Viena y Berlín (A. Aichhorn, F. Alexander, P. Blos, K. Friedlander y K. Eissler) hasta Londres y París (D. Winnicott, J. Bowlby, D. Lagache y J. Lacan.). De allí que pueda afirmarse que el contenido del libro mantiene una absoluta pertinencia con el subtítulo: se trata de un verdadero estudio acerca de la delincuencia.
El libro comienza con la siguiente aclaración: Freud no se ha dedicado a la clínica con delincuentes aunque en su obra pueden situarse algunas conceptualizaciones divergentes que se encuentran en El malestar en la cultura, Tótem y Tabú etc. De todas formas, a mi entender, considero primordial la construcción de una pluralidad delictiva efectuada por Mollo a partir del texto de 1916: "Los que delinquen por sentimiento de culpabilidad" ("Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico", en Freud,S.: Obras Completas, Amorrortu Editores, Bs. As., 1995, Vol.14) opúsculo considerado la médula de la criminología psicoanalítica y el origen de varios trabajos pioneros en la materia. Aquí, resumidamente, Freud distingue a los delincuentes referenciados a la ley y la culpa de aquellos donde no se verifican índices de culpabilidad, los cuales son categorizados como "los que se creen justificados en sus actos" y "los que no han desarrollado inhibiciones morales".
Una extensa literatura de la delincuencia juvenil vinculada a la figura del héroe criminal o el criminal "espiritual", -según la denominación del autor- es presentada para ampliar la primera categorización. La figura del héroe criminal de la subcultura ubica a quien no delinque ni por necesidad de castigo ni por sentimiento de culpa sino tan solo para obtener un lugar de prestigio en el Otro. Así, "la delincuencia espiritual no es una patología sino una tradición y un himno al nombre del padre" (Pág. 54).
En el tercer apartado del primer capitulo se encuentra el comentario sobre "Los que no han desarrollado metas ni inhibiciones morales" que propone toda una gama de delitos actuales que dan cuenta de la subjetividad que se mueve por el mandato de goce: el delincuente actual es un "vándalo" –según la expresión de Lipovetsky-: aquel que movido por el imperativo del consumo roba a mano armada. Tomando como referencia los desarrollos últimos de E. Laurent y J. A. Miller, se trata del delincuente que intenta vivir de acuerdo al sistema valorativo capitalista. Sin embargo, en este capitulo se aprecia un deslizamiento que va del psicoanálisis a la sociología, con recorridos que incluyen diversos autores desde E. Durkheim y R. Merton hasta K. Marx y M. Foucault. Desde esta perspectiva, "los nuevos delincuentes, como por ejemplo, el pequeño traficante de drogas o el joven delincuente armado son fabricados por el mercado multinacional capitalista y tienen las mismas ambiciones de éxito, fama, dinero y consumo"(Pág. 59).
Por último, queda también ubicado de manera diferencial al delincuente canalla: "es aquel que sabe que el Otro de la ley es un semblante y no se detiene en la manipulación de los otros en sus acciones de goce ni por ningún ideal" (Pág. 66).
En el segundo capítulo, se abordan categorías tales como psicopatías, caracteropatías y perversión, que en la literatura analítica siempre han quedado asociadas a la delincuencia en tanto se presentaban como "trastornos de sociabilidad" o patologías de la conducta. Mollo presenta tales categorizaciones haciendo un recorrido que parte de la historia de la psiquiatría y pasa luego al psicoanálisis de los años 60. En el medio se estudian y reconstruyen nociones psicoanalíticas de poco uso actual, tales como el carácter neurótico y los impostores.
Finalmente, los últimos capítulos del libro constituyen un abordaje exhaustivo del acto delictivo desde el pasaje al acto y el acting out, en donde no solo incluye los desarrollos del psicoanálisis kleiniano y la enseñanza de Lacan, sino que también reubica a su modo los desarrollos del jurista R. Zaffaroni (clínica de la vulnerabilidad) y del sociólogo D. Matza (teoría del proceso de desviación).
En definitiva, el lector encontrara un estudio profundo de la delincuencia y sus tipologías a partir de la relación que el delincuente tiene no solo con la ley sino también con el mandato de goce. De todos modos considero que es importante aclarar que tratándose de una clínica construida desde el psicoanálisis cada caso es inclasificable; por esto, tales "figuras" establecidas como formas delictivas -según la expresión del autor-, no constituyen diagnósticos ni tipologías clasificatorias, sino orientaciones para pensar la clínica con sujetos delincuentes siempre y cuándo respetemos el uno por uno.
Quedan abiertos una serie de interrogantes, algunos de orden ético respecto a la intervención analítica con sujetos que delinquen y también el modo en que pueden plantearse desde el psicoanálisis categorías tales como "vulnerabilidad" o "sujetos en riesgo" que no son de nuestro discurso. El libro de Juan Pablo nos introduce en ese interesante camino de investigación entre psicoanálisis y criminología.