Agosto 2006 • Año V
#15
Sala de lectura

Para una izquierda lacaniana…

De Jorge Alemán

Oscar Zack

Grama ediciones, 2009

Quiero comenzar agradeciendo a Alejandra Glaze y a Jorge Alemán por haberme invitado a participar de la presentación de este nuevo libro de Jorge.

La presentación de un libro siempre genera una alegría especial para los que tenemos el hábito de mantener cierto diálogo con la palabra escrita. Pero esta alegría hoy se redobla ya que se trata del libro de un amigo.

El azar hizo que me encontrara con Jorge allá por los años 70 como jóvenes docentes en una cátedra de la entonces llamada Facultad de Filosofía y Letras, en la carrera de Psicología. La materia en cuestión, formada por algunos discípulos de Enrique Pichón Riviere a quien Jorge evoca en el libro, tenía un nombre acorde a las inquietudes e ideales de la época. Se llamaba: Aspectos psicológicos de la organización social, su titular era Luís Tossi, joven médico psiquiatra desaparecido en esos años de terror.} Vaya para él mi homenaje y mi recuerdo en este momento.

Ahora bien, todo acto de presentación promueve, de alguna manera, la introducción de algo nuevo, un objeto, un sujeto, un saber, en el campo del Otro.

La estructura de toda presentación responde a esta lógica.

En esta ocasión se tratará, en función de no abusar del tiempo disponible, de un pequeño comentario del libro más que de una exhaustiva presentación.

Partamos del titulo: Para una izquierda lacaniana. Intervenciones y textos.

Es, a mi entender, un título inquietante, un poco provocador, que para algunos incautos puede sonar a un oxímoron, ya que con la conjunción de dos significantes produce un sintagma que tiene la virtud de hacer confluir dos discursos que no siempre supieron mantener una buen amistad. Se trata del discurso político, en una orientación determinada, y del discurso analítico que abreva en la enseñanza de Lacan. Esta conjunción hace, como señala Alejandra Glaze en la presentación "que este no sea un libro sobre psicoanálisis, ni un libro sobre política, sino sobre política del psicoanálisis, sobre la dimensión política y ética que el discurso del psicoanálisis tiene en la época que nos toca vivir".

Si nos dejamos guiar por las reflexiones que emanan del texto en cuestión se puede captar como el mismo involucra no solo el nivel de lo personal del autor sino que nos conmina de alguna manera a cierta toma de posición respecto de las ideas que de allí surgen. Ideas que, hay que subrayar, intentan inmiscuirse en la realidad de la vida de cada lector. Podrán acusarme de ser un poco exagerado por estas expresiones pero es la manera que tengo de leer lo que Jorge sostiene al decir que "con la expresión izquierda lacaniana intentamos concebir a ese evento real, como el hecho político sobre el que un saber hacer con la política puede dirimirse, resolverse de un modo distinto a como lo hace la actitud conservadora y defensiva que promueve el miedo por aquello desconocido que puede llegar con el acontecimiento. Esto exige también separar, en la medida de lo posible, al psicoanálisis del liberalismo lucido que se concibe a sí mismo como el único remedio infalible para la amenaza totalitaria". Sigue diciendo que "esto también implica indagar qué es una decisión política, especialmente cuando esta no remite al campo del cálculo utilitario de los semblantes, o dicho de otra manera, cuando se trata de una decisión que no está de entrada promovida y amparada por el discurso del amo". Y, para que no queden dudas de lo que estamos subrayando, Jorge encuentra en la figura del guerrero aplicado la referencia para dar cuenta de la posición en la vida de aquel que adhiere a esta orientación, tanto en la política como en la práctica analítica. Por lo tanto ser de izquierda y ser lacaniano genera las condiciones para que a partir de inscribirse el sujeto en este campo trate de encontrar las mejores respuestas para hacerle la contra al malestar de la civilización actual. Entiendo que en esta perspectiva ser de izquierda implica evitar sugestionarse por los cantos de sirenas que se desprenden de las distintas variantes del discurso del amo, y ser lacaniano implica adherir a la única orientación analítica que ofrece una opción materialista que se constituye en una alternativa frente a lo alienante del discurso capitalista. La adhesión a esta conjunción será la que nos provea de las herramientas éticas para tratar de transformar lo transformable de lo real.

Es un llamado al despertar.

Si seguimos transitando sus páginas despojados del pensamiento común que las telarañas ideológicas o fantasmáticas suelen provocarnos, encontramos en el capitulo titulado "Derivas sobre la inserción – desinsercion" una subversiva definición de la miseria que tiene la audacia intelectual de no solo criticar a Marx, sino que encuentra las coordenadas que hacen que la misma no sea solo una cuestión económica, sino que presenta casi una tesis que debería ser tomada en cuenta por los políticos y los economistas al definir que la miseria es estar a solas con la pulsión de muerte en el declive de toda la estructura simbólica. "La verdadera miseria, sostiene Jorge, es el crack, el paco, las diversas drogas; donde los lugares de miseria son lugares de altísima condensación de goce".

"Este es un gran tema para discutir con los teóricos de las ciencias sociales, para discutirlo con humildad, y llegar a saber entonces hasta donde el psicoanálisis puede fecundar una praxis social". (Pág. 34)

En estas palabras Jorge no solo redefine la miseria sino que lanza un desafío. Desafío que sería óptimo que los actores sociales y políticos con responsabilidad recojan el guante para abrir un espacio de reflexión que genere acciones para que de una buena vez se intente hacer frente a este real que amenaza al mundo actual. Seria un intento superador de construcción de un espacio que le haga frente a los falsos semblantes que portan algunos ilusorios humanismos que suponen hacernos creer que intentan dar respuesta a problemas que ni siquiera se animan a plantearse seriamente.

Un breve comentario amerita el texto titulado "El legado de Freud", leído en el Congreso de la AMP en el año 2006, realizado en Roma.

Aún recuerdo el sostenido aplauso con que los oyentes del mismo coronamos este precioso texto. En él Jorge extrae, de manera harto novedosa, un decir acerca del pensamiento político que se desprende de los dichos freudianos. Es un texto donde se proveen las claves en que se soporta, entre otras variables, "la hegemonía cultural del capitalismo tardío", haciendo comparecer, a partir de una vuelta sorprendente, al llamado hombre común, del cual dice que es "siempre mas moral e inmoral de lo que el mismo cree, siempre habla por encima de sus posibilidades, y es hipócrita de modo estructural frente a las exigencias de la civilización". No conforme con esta definición nos presenta, por qué no decirlo, a un Freud de izquierda, a un Freud verdaderamente progresista cuando afirma que "nunca nombró cual sería la civilización mas pertinente para el ser parlante, sí en cambio pudo sostener que si la misma se soporta exclusivamente en la satisfacción de una minoría, y no le ofrece a las mayorías con qué recursos enfrentar las exigencias de la pulsión, esa civilización se vuelve insostenible". Una civilización así no tiene ni merece la expectativa de una existencia duradera".

Para ir concluyendo: en este libro se encuentra, sin lugar a dudas, una transmisión, no de un docente clásico, no de alguien aferrado al discurso universitario. Se trata de la transmisión de un psicoanalista que no ha quedado encorsetado en los rituales de una practica obsesivizada o ceremoniosa.

Es un libro que incomoda, lo cual es una virtud, tanto a los analistas como a los políticos identificados a la infatuación y a la suficiencia.

Jorge Alemán es un rara avis en el campo del psicoanálisis, como lo es también en el campo de la política, es un intelectual con una sobrada formación que le ha permitido constituirse en un pensador de la época, que lo convierte en un protagonista en el campo de la cultura.

Este libro denota el esfuerzo intelectual de ubicar a la enseñanza de Lacan en las antípodas de aquellos que, vestidos con el falso ropaje de un progresismo terapéutico sostenido ya sea en la psicoterapia de grupo o en el psicodrama, le han querido endilgar a Lacan ser un pensador de derecha o ser un pensamiento que induce a una práctica individualista y reaccionaria.

La enseñanza de Lacan, tal como Jorge lo demuestra, nos provee de herramientas inéditas para pensar el hecho social.

La cuestión es la siguiente: El campo de la cultura es un espacio simbólico en el que se manifiestan los intercambios discursivos para la producción de una nueva significación, y que permite instalar en la sociedad nuevas categorías conceptuales para la comprensión y promoción de alternativas superadoras a los impasses que encuentra el hecho social. En esta perspectiva se inscribe este libro.

Para concluir, quienes conocemos a Jorge sabemos de su compromiso tanto con el psicoanálisis como con lo político, por lo que no dudo en concluir que este libro es un nuevo eslabón en la serie de su trabajo que tiene en su horizonte, entre otras cosas, garantizar la perdurabilidad del psicoanálisis, inquietar a los analistas y contribuir a hacer mas ética la practica política.

Muchas gracias.
28-8-09

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