Marzo 2007 • Año VI
#16
Sala de lectura

Conflicto armado: memoria, trauma y subjetividad

De

NEL-Medellín y La Carreta Editores E.U. Medellín, 2008. 235 p.

Fotografías de Jesús Abad Colorado
Autores: Ángela María Jaramillo.
Psicoanalista Asociada NEL-Medellín. Profesora U.de A. Clara Inés García. Socióloga. Instituto de Estudios Regionales, INER, U. de A. Gerardo Vega Medina. Abogado. Coordinador de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, CNRR Regional Antioquia. Héctor Gallo. Psicoanalista. Miembro de la AMP y de la NEL-Medellín Profesor U.de A. Ma. Orfaley Ortiz. Fundación Gérmen de Paz Humphrey Párraga. Psicoanalista. Asociado a la NEL-Medellín. Fundacion para el Bienestar Humano. Alianza por la Equidad Grupo de Investigación en Violencia Urbana (Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia) Jaime Jaramillo Panesso. Abogado. Comisionado. Miembro de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. CNRR Regional Antioquia. Javier Villa. Psicoanalista. Asociado NEL-Medellín. Coordinador Sección de Salud Mental de Medicina Legal. Medellín. Grupo de Investigación en Justicia Restaurativa U.P.B. Jesús Abad Colorado. Comunicador social. Fotógrafo documental. Jorge Ceballos. Personería Municipal para los DDHH Jorge Iván Zapata. Psicoanalista. Asociado NEL-Medellín. Profesor Maestría en Psicoanálisis. U. de A. José Fernando Velásquez. Director de la NEL-Medellín. Médico Psiquiatra - Psicoanalista Miembro de la AMP y de la NEL-Medellín Juan Alberto Gaviria. Curador y Director de la Galería Centro Colombo Americano. Juan Fernando Pérez. Vicepresidente de la NEL. Analista Miembro de Escuela AME de la A.M.P. y de la NEL Judith Nieto. Filósofa. Asociada de la NEL-Medellín. Profesora de la UIS. Julio González. Profesor Facultad de Derecho U. deA. Lucía González. Directora Museo de Antioquia. Luz María Londoño. Grupo de Interdisciplinario e Interinstitucional sobre Conflictos y Violencia. Investigadora asociada del INER, U. de A. Margarita Múnera. Psicoanalista Asociada a la NEL-Medellín. María Cristina Giraldo. Psicoanalista. Miembro de la AMP y de la NEL-Medellín. Prf. Ude A. Mario E. Ramírez. Psicoanalista. Miembro de la AMP y de la NEL-Medellín. Profesor UdeA. Marlon Cortés. Psicoanalista. Asociado a la NEL-Medellín. Profesor de la Fac. de Educación UdeA. Proyecto de Formación en Atención Psicosocial a Educadores que Atienden a Población Escolar Afectada por el Conflicto Armado- Gobernación de Antioquia y U. de A. Patricia Nieto. Periodista. Prof. Fac de Educación U de A. Sofía Fernández. Psicoanalista Asociada a la NEL-Medellín. Profesora Fundación U. Luis Amigó. Proyecto Corazón Teresita Gaviria U. Caminos de Esperanza. MADRES DE LA CANDELARIA Timisay Monsalve. Antropóloga. Profesora Fac. Ciencias Sociales. U de A Paula Tamayo. Coordinadora psicosocial Programa Dignificar a las Víctimas del Conflicto Armado.

El texto CONFLICTO ARMADO: MEMORIA, TRAUMA Y SUBJETIVIDAD, transcribe la amable conversación en la que se discutieron los problemas generados por el Conflicto armado Colombiano a nivel subjetivo desde diferentes perspectivas, convocada por la Nel Medellín los días 28 y 29 de Marzo de 2008, con la categoría víctima en el centro de la reflexión. El lector encontrará en el libro un equilibrio entre lo testimonial, lo clínico, la dimensión artística, social y la reflexión conceptual y jurídica sobre el conflicto armado, más sus efectos sobre el cuerpo y el ser de las personas afectadas.

Se aportan elementos para cuestionar el concepto de Justicia restaurativa, la llamada "Ley de Justicia y Paz" que se adoptan desde el Estado, los que cuentan entre sus ideales con el hecho de poner en el centro de su acción benéfica a la víctima, a la vez que parecen querer decir que su objetivo es menos castigar al agresor, que obligarlo a restaurar el daño causado. Los medios reales para que esto efectivamente se produzca, más la voluntad política necesaria en estos casos, es lo que no resulta claro de qué manera el Estado se ha comprometido a crearlos. La voluntad política para que en efecto exista verdad, justicia y reparación, es discutible, máxime si se tiene en cuenta que la posición del victimario suele ser también la de presentarse como víctima, otras veces como héroe, defensor de una causa o realizador de un trabajo que el Estado dejó de hacer y por el cual habría que darle agradecimiento en lugar de castigo.

Hay una reflexión sobre el trauma como aquel estado en el cual los humanos quedamos sin respuesta. Se recogen también testimonios de las víctimas, pero desde la posición del psicoanalista, el cual evita identificarse con el horror o con el relato morboso al estilo noticioso. No se trata de que le falte humanidad, sino que por su posición clínica ser el efecto de una construcción que pasa por la experiencia de su análisis personal, ha llegado a integrar en su fuero interno que la mejor manera de ayudarle al que sufre no es llorando con él, sino leyendo respetuosamente el modo como emergen en el discurso sus afecciones más íntimas. El testimonio, si bien se opone al olvido, no rinde tributo a la memoria como historia, ni a la elaboración simbólica del duelo, sino a la reviviscencia como repetición. El olvido, entendido como la operación psíquica que deja intacto el sufrimiento y el anhelo de venganza, no es la vertiente más indicada para un abordaje clínico de las víctimas del conflicto armado porque el olvido deja al sujeto sin elaboración simbólica de lo sucedido. El sentimiento es imposible olvidarlo, pero si se busca tramitarlo mediante un trabajo de elaboración psíquica que le reste carga afectiva y eficacia, habrá transformación del sujeto y un cambio en la inscripción del pasado.

El lector encontrará las bases de la posición psicoanalítica durante las intervenciones con las personas afectadas por la violencia, diferente de la de los psicólogos cognitivo conductuales que se ajusta a los estándares. El analista promueve "la dialectización histórica y semántica de […]"[1] aquellos eventos padecidos de manera absurda, que son vivenciados a través de la verdad del sujeto, la cual no se busca afuera sino en el interior del discurso del sujeto, gracias a una escucha atenta y sin prejuicios anticipados. Y también con los victimarios, donde la culpa es un instrumento psíquico de la formación ética de civilidad y al mismo tiempo un elemento de mortificación por aquello que se deja de hacer en un momento dado.

Un capítulo particular es el que toca con relación al cuerpo, donde se demuestra que en los momentos más álgidos de la guerra se vuelve un territorio de goce, es decir, un lugar en donde cada quien se autoriza a cometer los más viles excesos. Si el cuerpo instrumentalizado es el de la perversión, el aspecto perverso de la guerra consiste en volver los orificios de placer, huecos baldíos que hay que rasgar brutalmente y volverlos inútiles.

Es interesante la recolección de experiencias donde la comunidad se inventa formas simbólicas de tratar con lo real del sufrimiento, formas que perversamente los estándares estatales buscan destruir. En el arte encontramos una manera sublime de volver bello el horror, una representación estética que nos soborna y que los psicoanalistas amamos y respetamos.

NOTAS

* Adaptación del texto de clausura del evento, realizada por Héctor Gallo.

  1. Jacques-Alain Miller, Estructura, historia y desarrollo, Bogotá, Gelbo, 1999, p. 68.
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