Septiembre 2017 • Año XVI
#33
Cuerpos

Road movie: del inconsciente a lo real

Nora Cappelletti

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Interior amarillo
Oleo sobre lienzo - 120 cm x 130 cm
Año 2015

"Road movie: del inconsciente a lo real" podría ser el modo de nombrar la travesía de un análisis que llega al final.

Y el pase, como la puesta a prueba de la "hystorización" del mismo, siguiendo a Lacan en el "Prefacio…" [1]

Respecto del final y de su puesta a prueba en el pase, me interesa intentar dilucidar lo que Miller define como "más allá del pase" en "El Ser y el Uno". [2]

Para esto tomaré algunos puntos de los testimonios presentados por Graciela Brodsky (G.B.) y Leonardo Gorostiza (L.G.).

1- En relación al pase establecido por Lacan, donde se trataría de que el pasante de cuenta de lo que logró hacer con la falta en ser a la que accede, en el más allá del pase, el sujeto deberá dar cuenta del encuentro con el agujero. Acá podríamos situar la dimensión que Lacan [3] retoma de Freud en relación al ombligo del sueño: lo Unerkannt, lo no reconocido, en tanto Lacan lo plantea como agujero, límite del análisis, y afín con lo real. Ubica lo Unerkannt en relación a la represión primordial: allí donde no habría nada más para extraer.

Lo que hace a la consistencia de lo real es un punto de opacidad: punto infranqueable, punto imposible. Modo de afirmar que lo real no se toca en el análisis, sino que se demuestra.

Miller plantea en la clase 5 de "El Ser y el Uno" que "lo real que se demuestra" marcaría la definición de "un nuevo pase". Y sostiene que el modelo de lo real, para Lacan, sería la formalización matemática, nivel donde "eso no quiere decir nada". [4] Considero que el testimonio de G. B. ubica claramente este punto al señalar como se presentó para ella el final del análisis: el encuentro con lo innombrable, lo imposible de saber; la palabra inexistente; "el nombre que falta en el mar de los nombres propios". [5]

2- Retomando lo planteado por Miller respecto de las "anfibologías de lo real" [6] podríamos situar otro modo de presentar lo real, en tanto aquello que resiste a la estructura, como un puro Hay, Existe. En este punto, señala Miller que se trata de "habitar" la prueba del pase ‒del que habla Lacan en la Proposición‒ [7] de un modo distinto, como un "más allá del pase": Más allá de los avatares del ser, existe un "Hay": Hay Uno, los restos sintomáticos que Freud destaca en "Análisis terminable e interminable". [8] Reducido el Otro de la verdad, el Otro del significante, el sujeto se confronta a la soledad del Uno. El Otro que se presenta al sujeto en el más allá del pase es el Otro del cuerpo, que no responde al deseo sino a su propio goce. Se tratará, entonces, de que el sujeto pueda dar cuenta no sólo de lo que hay, sino qué hace con eso, con lo que no se modifica. En el testimonio de L.G. podríamos ubicar este punto en lo que se presenta para él a partir del sueño de la pieza que no puede repararse y no hay otra pieza para reemplazarla. [9]

Surge entonces un nuevo uso para la misma pieza: usarla al revés. Se subraya aquí lo incurable del síntoma.

Quizás este punto del más allá del pase está también, de algún modo, anticipado por Lacan en el Seminario 11 cuando se preguntaba: "¿Cómo puede un sujeto que ha atravesado el fantasma radical vivir la pulsión? Este es el más allá del análisis y nunca ha sido abordado". [10]

3- En relación al punto anterior, una dimensión que se destaca respecto de lo que se espera del testimonio del pasante en el más allá del pase, es la articulación de la hystoria con la satisfacción que se obtiene al final. Punto subrayado, a su vez, por Lacan en el "Prefacio…" "la satisfacción que marca el fin del análisis". [11] G.B. subraya en su testimonio la satisfacción de hacerse oír, y destaca, también, un "lazo mucho más lúcido con el partenaire". [12]

Marca así una nueva alianza con lo que estuvo siempre, obteniendo de eso una satisfacción.

4- El "más allá del pase" se ubica en la perspectiva de la muy última enseñanza de Lacan, donde el goce es pensado en tanto acontecimiento de cuerpo. Se trata del "goce como tal", por fuera de la maquinaria edípica, marcado por el régimen del goce femenino. [13]

L.G. sitúa el encuentro con la dimensión de lo femenino en el sueño donde frente a la lógica del todo: ‒el mismo tratamiento de quimioterapia para todos‒, él se dirige a una mujer para expresar su malestar porque no se toma en cuenta lo singular de cada uno. Esto abrirá la perspectiva del sinthome, lo que se vislumbra en el significante nuevo, sin representación: el-calzador-sin-medida, en tanto "lo que no calza, lo sin medida", articulado al fuera de medida de lo femenino, frente a la locura masculina (el calzar todo con todo). Se ubica allí un goce imposible de negativizar: lo que del falo se conecta con lo "inconmensurable de la feminidad". [14]

Podríamos establecer una diferencia (diferencia que muestra los "dispersos descabalados", con que Lacan nombra a quienes testimonian del final de análisis) [15] respecto de lo que en G. B. fue el encuentro con la palabra inexistente, con lo intraducible, lo cual ubica como respuesta a su trauma infantil: el goce cuyo exceso marcó contingentemente su cuerpo (en la escena pos fiesta: risa padres-llanto) existe, pero no podrá nombrarlo, "no hay nombre para situar el goce como tal". El final del análisis la enfrenta, así, al goce femenino que había sido rechazado ‒subraya‒ "encarnizadamente"… [16]

5- El más allá del pase implicaría el pasaje de la "ontología de Lacan" [17], dominada por la noción del ser y la falta en ser (donde se inscribe el deseo, el Otro) a la existencia…Decir pasaje implica el paso necesario por los avatares del sentido del ser, para lograr vislumbrar en su horizonte que existe un Hay, existe el primado del Uno Más allá de la falta en ser persiste la existencia, donde se desinfla la ficción del deseo sostenido en su relación al Otro (L.G.: El sueño donde es fotografiado mirando la hendija de una mujer ‒lapsus al decir "cópula" en lugar de "cúpula"‒ permite dilucidar la pulsión que había sido soportada y velada por el fantasma). [18]

Así, articulado al punto anterior, más allá de la resolución del deseo, el analizante tendrá que vérselas con el goce que persiste. [19]

6- El goce repetitivo que Miller llama "de la adicción", es el sínthoma en tanto sólo guarda relación con el significante Uno, con el S1 solo, el que introduce el disturbio del goce; cuya repetición "conmemora la irrupción del goce inolvidable"; [20] aquel a partir del cual se arma el "programa de goce" del sujeto (G.B. y L.G. testimonian del encuentro contingente con lo que fue el acontecimiento traumático para cada uno, y las respuestas singulares en relación al mismo).

El cuerpo cumple así las funciones de S2, el cuerpo será el Otro de ese S1. Esto orienta la experiencia analítica en relación al "goce opaco al sentido", al Uno del goce. [21] Que lo real sea sin ley ‒sostiene Miller‒ (en tanto no se enmarca en las leyes de lo simbólico, del significante) no implica que sea sin causa: la causa de lo real, en la experiencia analítica, es la conjunción del Uno y del goce. Así, en el más allá del pase, se descubre el más allá de la semántica del síntoma: la pura reiteración del Uno del goce. La raíz del síntoma es así, un puro acontecimiento del cuerpo: acontecimiento singular, único, con valor de traumatismo.

7- Entonces, hay de lo Uno implica que más allá del de-ser, existe el síntoma como acontecimiento de cuerpo. La consecuencia de esto es No hay relación sexual: es el Uno el que marca el primado del goce en el cuerpo. [22]

Se tratará, en el más allá del pase, de la asunción de ese Uno que itera sin sentido, en el sínthoma. Sostiene Miller: "simplemente, hay un después".

Habiendo terminado con el Otro, persiste el Hay de lo Uno. Esto implica: no hay dos, es decir, no hay relación sexual, e implica también: hay el cuerpo. El cuerpo en tanto es el Otro del significante Uno. [23]

Más allá del pase se despeja la existencia: el encuentro con un goce que se mantiene por fuera del sentido. Un resto que no pertenece al registro del efecto de sentido, del Ser, sino al registro del Hay, de la existencia.

Pero también ‒y articulado a esto‒ el significante hace agujero, el cual viene a reemplazar la función edípica y todo el campo de las significaciones. [24] En este punto se da existencia al puro No Hay. (Articulación con el desarrollo del punto 1).

Para concluir:

El encuentro con el agujero, con lo que No Hay, cuando se logró reducir la cuestión del Otro, pone en juego la cuestión del Uno solo, e implica el ajuste del sujeto al Hay, al goce que no se deja negativizar. [25]

Lo real del síntoma a alcanzar ‒destetado del sentido‒ es la pura percusión del significante… en el cuerpo: es esto lo que se debería dar cuenta en el pase, en el tiempo del más allá del pase.

Eso sí: luego de haber transitado el "itinerario del inconsciente a lo real"[26]

BIBLIOGRAFÍA

  • Lacan, J.: "Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11", Otros Escritos, Paidós, Bs. As., 2012.
  • Miller, J.-A., Curso de la Orientación lacaniana, "El Ser y el Uno", inédito.
  • Brodsky, G., Seminario: "Dirección de la cura: Conclusiones de la cura", Maestría: Clínica Psicoanalítica, IDAES-UNSAM, Bs. As., 2012, inédito.
  • Brodsky, G., "Desenlace", El orden simbólico en el Siglo XXI, Grama, Bs. As, 2012.
  • Brodsky, G., "La estructura clínica", Lacaniana, Nº 14, Grama, Bs. As., 2013.
  • Gorostiza, L., "La temporalidad y los usos del síntoma", Lacaniana, Nº 13, Grama, Bs. As., 2012.
  • Gorostiza, L.: "Del instante del fantasma al deseo del psicoanalista", Lacaniana, Nº 11, Grama, Bs. As., 2011.

 

NOTAS

  1. Lacan, J.: "Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11", Otros Escritos, Paidós, Bs. As., 2012, p. 601.
  2. Miller, J.-A., Curso de la Orientación lacaniana, "El Ser y el Uno", inédito.
  3. Lacan, J., "Respuesta a una pregunta de Marcel Ritter", A.A.V.V., Estudios de psicosomática, vol. 2, Atuel-CAP, Bs. As., 1994.
  4. Miller, J.-A., clase 6, Curso de la Orientación Lacaniana, "El ser y el Uno", op. cit.,.
  5. Brodsky, G., "Desenlace", El orden simbólico en el Siglo XXI, Grama, Bs. As, 2012, pp.197-199.
  6. Miller, J.-A., clase 3, Curso de la Orientación Lacaniana, "El ser y el Uno", op. cit.
  7. Lacan, J., "Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela", Momentos cruciales de la experiencia analítica, Manantial, Bs. As., 1992, pp.18-19.
  8. Freud, S., "Análisis terminable e interminable", Obras Completas, Vol. XXIII, Amorrortu, Bs. As., 1993, p. 231.
  9. Gorostiza, L., "La temporalidad y los usos del síntoma", Lacaniana, Nº 13, Grama, Bs. As., 2012, p. 65.
  10. Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales, Paidós, Bs. As., 1995, p. 281.
  11. Lacan, J., "Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11", Otros Escritos, op. cit., p. 600.
  12. Brodsky, G., "La estructura clínica", Lacaniana, Nº 14, Grama, Bs. As., 2013, p. 103.
  13. Miller, J.-A., clase 4, Curso de la Orientación Lacaniana, "El Ser y el Uno", op. cit.
  14. Gorostiza, L.: "Del instante del fantasma al deseo del psicoanalista", Lacaniana, Nº 11, Grama, Bs. As., 2011, pp. 114-116.
  15. Lacan, J., "Prefacio…", op. cit., p. 601.
  16. Brodsky, G., "Horror feminae", inédito.
  17. Gorostiza, L., "Del instante del fantasma al deseo del psicoanalista", op. cit., p. 111.
  18. Miller, J.-A., clase 12, Curso de la Orientación Lacaniana, "El Ser y el Uno", op. cit.
  19. Ibíd., clase 13.
  20. Ibíd., clase 7.
  21. Ibíd., clase 8.
  22. Ibíd., clase 12.
  23. Ibíd.
  24. Ibíd., clase 13.
  25. Ibíd., clase 14.
  26. Ibíd., clase 13.
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