AÑO XVII
Diciembre
2023
43
Dosier: "Todo el mundo es loco"

Primera noche: Resto de resto

Silvia Salman

Fragmento de El jardín del amor, de Rubens

La fórmula "Todo el mundo es loco", que convoca el Congreso de la AMP, es una invitación de Lacan a leer la clínica de otra manera. Se apoya en una generalización de la ausencia de relación, que predomina en su última enseñanza, haciendo resonar un tipo de universal que hoy tenemos la oportunidad de interrogar. La AMP nos propone explorar el camino que va desde una psicopatología general y sus grandes clasificaciones, al esfuerzo por tratar el síntoma como algo propio, irreductible e inclasificable por naturaleza. No es la desaparición de la clínica, sino otro modo de concebir los disfuncionamientos y arreglos posibles.

¿Cómo dar cuenta del rasgo diferencial de la locura de cada uno? Lo que sigue al sintagma "es decir, delirante", es una brújula, ya que el delirio es un discurso que varía de uno a otro. Si "es delirante" alude al todos, "un delirio", en tanto defensa, remite a una solución para cada uno: puede ser el fantasma o las ideaciones paranoicas, por nombrar solo dos maneras de la pérdida de la realidad que planteó Freud tanto en la psicosis como en la neurosis.

En sus primeros escritos, el fenómeno de la locura se presentaba para Lacan inseparable del problema de la significación. En esos tiempos planteó que los acontecimientos clínicos que el sujeto loco experimenta son vividos íntegramente en el registro del sentido y del sin-sentido. En "Acerca de la causalidad psíquica" ya designa un acento de singularidad[1] que se encuentra contenido en esas significaciones originales que el campo del lenguaje propicia, sean alucinaciones, intuiciones, delirios o alusiones, todas ellas contienen un signo que concierne de un modo sin igual a cada loco.

Me interesa explorar junto a ustedes, este "acento de singularidad". A simple vista, puede presentarse en tensión con el universal que propone Lacan, pero sin embargo ‒veremos‒ es acorde a la generalización de la locura. El título del capítulo 15 que nos han propuesto trabajar nos entrega una orientación: "El goce opaco del síntoma",[2] un sintagma que también requiere elaborarse para poder captar los indicios de cómo se presenta en la práctica analítica.

La previa en Buenos Aires

Este capítulo comienza con los comentarios de Miller sobre su visita a Buenos Aires en ocasión del Congreso de la AMP 2008 sobre "Los objetos a en la experiencia analítica". En ese marco, dictó una conferencia "sin título" en el teatro Coliseo para 1700 personas. Regresa conmovido por tal recepción después de siete años de ausencia en el país… lo que me llamó la atención de su comentario es que varias veces dice que allí ‒en Buenos Aires‒ no habló de lo que les iba a hablar ese día en esta clase. Efectivamente, solo al final de las dos horas de su intervención en el Coliseo y, refiriéndose al modo en que Lacan se dirige a sus alumnos al final de su enseñanza, menciona la opacidad del síntoma y la ciencia de lo real que hubiera querido para poder dar cuenta de ese goce opaco. Además, comenta que después del Seminario "Momento de concluir", Lacan casi no hablaba y solo dibujaba nudos.

Hacia el final de la conferencia menciona la transparencia del fantasma que se obtiene en el Pase (en el capítulo 15 hay varias alusiones a la "Proposición…"), aclarando que Lacan nunca dijo que se iba más allá de lo fantasmático en cuanto a lo transparente, y que esta transparencia no impide que una opacidad permanezca a nivel del síntoma. Finalmente, la conferencia concluye: "[…] estamos hechos de la madera de nuestros síntomas".[3] Preciosa expresión que sirve para nombrar una materialidad única, íntima y sólida a la vez. Y fundamentalmente, opaca.

¿Cómo abordar esta opacidad del goce del síntoma sin hacer de ella una noche cerrada?

Voy a tomar dos referencias de Lacan de épocas diferentes para aproximarnos.

La relación opaca con la pulsión

En el último capítulo del Seminario 11, Lacan concluye el trabajo alrededor del deseo del analista planteando algunas cuestiones con relación al final del análisis: "[…] después de la ubicación del sujeto respecto de a, la experiencia del fantasma fundamental deviene la pulsión. ¿Qué deviene entonces quien ha experimentado esa relación opaca con el origen, con la pulsión? [...]. Actualmente, solo puede ser abordado a nivel del analista […]"[4]

Una vez atravesado el fantasma, su axioma se vuelve transparente, sin embargo, la relación con la pulsión permanece opaca. Si leemos lo opaco como fuera de sentido, se capta la función de defensa que tiene el fantasma para el sujeto. Pero al final, sin el velo de la historia ni la pantalla de la satisfacción sustitutiva, es decir, sin la semántica que le dio un sentido al goce y un marco a la realidad, esa relación permanece ininteligible.

Así Lacan introduce la pregunta por un goce que no puede descifrarse porque ni siquiera es posible cifrar, un goce que no puede decirse, ni escribirse ni leerse y que a esa altura solo puede ser investigado a nivel de la experiencia analítica de los analistas.

¿Acaso pensaba que podría nombrarlo?

Puede ser… recordemos que en este Seminario definía la praxis como el tratamiento de lo real por lo simbólico.

En todo caso, la pregunta de Lacan deja entrever que se trata de una opacidad que no es el origen de nada, aunque sin embargo, está desde siempre, lo que de alguna manera hace resonar la naturaleza del sinthome, o también, la madera del síntoma.

La opacidad sexual

La otra referencia es del Seminario 23, El sinthome, en el capítulo que sigue la pista de Joyce dice: "De esta manera, el conocimiento se muestra desde el principio como es ‒engañoso‒. Por eso, todo debe retomarse al comienzo a partir de la opacidad sexual. Digo opacidad porque, en primer lugar, no nos damos cuenta de que lo sexual no establece de ningún modo ninguna relación […]. Solo hay responsabilidad sexual […]"[5]

Aquí la opacidad se extiende a un punto de imposible sobre lo sexual. Todo lo que pueda decirse sobre eso resulta engañoso y solo expresa el fracaso de la relación. El aforismo "No hay relación sexual", que surge en los años 70, indica una cláusula de imposibilidad que Lacan extrae de la experiencia condicionada por el discurso analítico y que intentó demostrar especialmente en los Seminarios 18, 19 y 20.[6]

Encontramos algunas indicaciones sobre la formación del analista en este sentido, cuando sugiere formarnos en el agujero y el No hay para percatarnos de que lo que se plantea es la pregunta de qué poner allí.[7]

¿Qué poner allí? Los puntos suspensivos de …o peor son un modo de seguir circunscribiendo ese imposible en el cual se concentra lo que en el discurso analítico puede fundarse como real. Se siente la pretensión de un discurso que fuera de lo real.

Por ello, esta referencia concluye con que solo hay responsabilidad sexual. La responsabilidad hace ingresar un modo de responder que podría no ser engañoso o, al menos, no tan engañoso como el conocimiento, el pensamiento o el saber. Una responsabilidad que hunde sus raíces en el propio goce sería un tipo de respuesta que puede aproximarse a ese real.

Esa responsabilidad, ¿podremos ponerla a cuenta de la experiencia analítica?

Resto de resto

La exclusión de sentido fue la pasión de Lacan ‒dice JAM‒ y agrega que la sorpresa viene de que esta exclusión califique el goce del síntoma.[8]

¿Acaso tenemos que contentarnos con la idea, en algún punto simple, de que lo opaco es lo que resiste al desciframiento? De ser así, la reacción terapéutica negativa freudiana y los restos que de allí se desprenden ya localizaban esta opacidad en los años 20.

¿Qué agrega Lacan?

La perspectiva lacaniana del síntoma agrega varias cuestiones, pero en este capítulo y respecto al tema que nos convoca, voy a señalar una en particular: la sustancia del síntoma. Considerar la sustancia del síntoma, es decir de qué está hecho, nos puede servir para seguir los vaivenes de JAM sobre la "resolución del síntoma" que interroga en estas páginas, y esto sobre el fondo de una de las preguntas centrales del psicoanálisis: si el goce es goce sentido o si está excluido del sentido.[9]

"Hablar de goce propio del síntoma en tanto excluye el sentido es llevar a sus extremos lo que Lacan había tocado con el objeto a. Decía resto, pero aún no alcanza para decir aquello de lo que se trata, porque el resto viene de otras cosas que preceden y por lo tanto está condicionado por aquello de lo cual es el resto".[10]

Si el objeto a es el resto de la incidencia de lo simbólico sobre el cuerpo, el goce que condensa sigue dependiendo de la operación significante y como tal forma parte de las suplencias más o menos delirantes según los sentidos gozados que armaron la trama de cada uno.

Mientras que, al goce propio del síntoma que excluye el sentido habría que considerarlo "resto de resto",[11] es decir, una sustancia reacia a la manipulación interpretativa y refractaria a los destellos de la significación. Para aislarlo hay que transitar los rodeos de las vueltas dichas de la lengua analítica. ¿Pero eso significa que solo lo obtenemos al final del análisis? No lo creo, eso opaco que se expresa como acontecimiento de cuerpo se encuentra en la raíz de la repetición y como tal envía signos que es preciso leer.

Fueron necesarios muchos encuentros para poder cernir el sufrimiento que desencadenó la consulta de una joven, finalmente, se trataba de algunas situaciones que pudieron ser nombradas en términos de pérdidas. En una ocasión, al mencionar la separación de su chico, al que amaba profundamente, y que fue provocada por ella misma, le señalo que ella es la que provoca esa pérdida. Unos minutos después un lapsus nos sorprende a ambas, dice: "me provoco la tristeza" (en lugar de "la pérdida"). Ese afecto impregna el cuerpo de la joven y deja entrever un núcleo opaco que tengo en cuenta en la dirección de la cura.

Para concluir diré que en "El ser y el Uno", en la clase del 16 de marzo de 2011, Miller plantea que el goce opaco al sentido se inscribe como el correlato del Uno,[12] es decir, el correlato de un real, un simbólico y un imaginario que se anudan en la lengua propia del análisis de cada uno.

23 de mayo de 2023

NOTAS

  1. Lacan, J., (1946) "Acerca de la causalidad psíquica", Escritos 1, Buenos Aires, Paidós, 2008, p. 166.
  2. Miller, J.-A., (2007-2008) Todo el mundo es loco, Buenos Aires, Paidós, 2017, p. 279.
  3. Miller, J.-A., Conferencia en el Coliseo, 2008. Recuperado en https://www.youtube.com/watch?v=eVgapOyPm-s
  4. Lacan, J., (1964) El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 1986, p. 281.
  5. Lacan, J., (1975-1976) El Seminario, Libro 23, El sinthome, Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 62.
  6. Miller, J.-A., "El porvenir del Mycoplasma laboratorium", El caldero de la Escuela Nueva serie, n.º 6, Buenos Aires, EOL, 2008, p. 9.
  7. Lacan, J., (1971-1972) El Seminario, Libro 19, …o peor, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 227.
  8. Miller, J.-A., (2007-2008) Todo el mundo es loco, óp. cit, p. 284.
  9. Ibíd.,p. 285.
  10. Ibíd.,p. 292.
  11. Miller, J.-A., Conferencia en el Coliseo, 2008. Recuperado en https://www.youtube.com/watch?v=eVgapOyPm-s
  12. Miller, J.-A., (2011) "El ser y el uno", clase del 16 de marzo de 2011. Inédito.