AÑO XVII
Diciembre
2023
43
Dosier: "Todo el mundo es loco"

Segunda noche: Brújula de la última enseñanza, nuestra práctica y formación hoy

Gabriela Cuomo

Fragmento de El jardín del amor, de Rubens

Uno no se propondrá como meta limitar todas las peculiaridades humanas en favor de una normalidad esquemática, ni demandará que los <analizados a fondo> no registren pasiones ni puedan desarrollar conflictos internos de ninguna índole.
Sigmund Freud[1]

A partir de la invitación del Directorio a trabajar la clase XVII del Curso de J.-A. Miller, Todo el mundo es loco, me propongo transmitirles algunas lecturas e ideas no acabadas alrededor del sintagma que titula el próximo Congreso de la AMP y que Miller postula en esta clase como brújula para guiarnos en la ultimísima enseñanza de Lacan, en nuestra ultimísima práctica,[2] y también ineludiblemente en nuestra formación, abierta siempre a la pregunta ¿qué es un analista?

¿Desde dónde?

Juego un poco con la pregunta que Miller pone a rodar para abordar el aforismo lacaniano. ¿Desde dónde, entonces, y cómo leer esta clase? Decido arrancar por la dialéctica posible que ella mantiene con el conjunto del curso y también con la Presentación del próximo Congreso al cierre de la Gran Conversación 2022 "La mujer no existe".

En ese arco temporal entre 2008 y 2022, recorto los impasses en la civilización que Miller esclarece y a los que se dirige, convocándonos como analistas a intervenir, para que el pensamiento de Lacan no sea sólo una nube, no resulte algo liviano, o un entretenimiento de erudición; sino que entre en el mundo y pueda reestructurar algo de él.[3] En un extremo del arco, la localización del régimen de homogeneidad que se desprende del discurso de la ciencia, y la consecuente dominación de una demanda universal de cuantificación y evaluación que infiltra todos los aspectos de la vida humana y lo social. En el otro extremo, la reivindicación democrática de los estilos de vida, la evaporación de los principios clínicos por la dominación de lo jurídico vía la figura del sujeto de derecho.[4] Si el término ya tan gastado, despatologización, se anuda a la frase lacaniana será, como dice Laurent, para diferenciarnos de la época sosteniendo el real de la clínica como opuesto a todo universal simplista. Nuestra vía, dice, es singularizar todo conservando el horizonte del tipo clínico.[5]

Pero Miller afirma en 2022 que el aforismo de 1978 encierra más y tal vez algo distinto que una validación de la despatologización. Y que se trata de seguir a Lacan en el contexto de la frase y su crítica a la enseñanza, para extraer de allí las consecuencias que encierra. Voy a volver sobre eso más adelante.

Una práctica orientada al lugar de Ya-Nadie: goce, verdad, locura

"Todo el mundo es loco, es decir, es delirante" es una frase inorientable, dice Miller. Se corresponde con ese tiempo del temblor de enseñanza en el que Lacan se propone acabar con lo simbólico que embrolla siempre al parlêtre en su relación con el lenguaje. Embrollo frente al cual la elección se plantea entre debilidad y delirio/locura. También, siguiendo la clase del 4 de mayo en "El Uno solo",es posible situar la consonancia del "Todo el mundo es loco…" con el privilegio otorgado por Lacan al síntoma como respuesta de la ex-sistencia del Uno, como acontecimiento y testimonio, cada vez, de un goce que excede toda dialéctica y semántica. Un real que se viste, más o menos amistosamente, con verdades variables y siempre mentirosas. La escucha-lectura del analista circula entre la semántica y el Uno, podríamos decir también entre lo que abona al inconsciente transferencial y lo que permanece desabonado de él.[6]

Entiendo entonces que, si se trata de poner nuestra práctica al compás de esta era, sin nostalgia y sin amargura,[7] será a partir de un psicoanálisis ordenado no por las formaciones del inconsciente, sino por los acontecimientos de goce, y por los desplazamientos del goce que el encuentro con un analista pueda engendrar. Una clínica acontecimiento, la nombra Miller.

En las últimas páginas del curso avanza por esa vía: "[…] la posición del analista, […] no consiste solamente en toquetear lo significante y en interpretar, sino también en apuntar de entrada y verificar que el sujeto está ligado al goce, está inscripto en el goce, se desprende del goce y que fabrica con las diversas maldiciones que lo afectan los medios para sustentar ese goce".[8] Quizás las consultas de hoy nos confrontan muy a menudo con sujetos que no logran poner en forma el extravío de su relación con lalengua ni fabricar sustentos, que en su varidad, vuelvan soportable el goce.

En la clase que nos reúne, el lugar de Ya-Nadie es retomado desde el escrito lacaniano sobre el informe de Lagache para abordar el campo del sujeto tachado en su relación natal con el goce. Gabriel Racki lo trabajó en una Noche del 2022. Los remito a su texto en Virtualia #42 y traigo de allí un pasaje que sitúa la subversión en juego en esa fórmula: "No solo eso habla más allá del yo del enunciado, sino que eso goza desde un ser que no está en el mar de lo nombrable".[9] Desde ahí entonces "la frase <todo el mundo es loco> apunta a eso que, como analista, se trata de escuchar en lo que se enuncia de la boca del paciente, lo que se vocifera del lugar de Ya-Nadie".[10]

Una práctica sin valor, que excluye la dominación

La crítica a la enseñanza que rodea al aforismo de Lacan involucra la formación del analista. El discurso analítico no es materia de enseñanza. Excluye la dominación y no se articula a lo universal en tanto toma uno por uno a los sujetos desparejos. Como dice Freud, a cada uno en su extravagancia, locura, desvío sexual.[11] A diferencia de los demás discursos, el analítico no organiza un mundo, más bien señala la disarmonía irreductible en relación con el goce. No tiene pretensión a la verdad. Pero reconociéndola como semblante muestra y demuestra su varidad en cada parlêtre. El discurso analítico, en tanto práctica del psicoanálisis, no se enseña, está sujeto a lo que se obtiene del control y del propio análisis.

En ese punto depende de la relación que cada practicante sostiene, como analizante, con ese lugar de Ya-Nadie. No es posible ahorrarse esa experiencia. Como sostiene Miller en el texto "¿Cómo rebelarse?",se espera del analista que haya aislado su imposible de soportar y esté lo suficientemente "advertido de la relatividad de lo imposible de soportar, es el de cada uno y cada persona con el suyo".[12] Advertido para no dejarse engullir por ninguna voluntad de dominio y sostenerse en la inhumanidad[13] que le concierne en su acto.

Para cerrar la presentación decidí tomarme de un caso, y de los efectos de rectificación en la posición del analista, extraídos de la instancia del control.

Se trata de un sujeto que habita casi permanentemente ese desarreglo en la juntura íntima del sentimiento de la vida. Llegó a verme habiendo salido recientemente de una internación psiquiátrica y se presentaba bajo ciertas formas desorganizadas y delirantes de tipo paranoide y místico. No buscaba un analista y en ese momento, yo sabía mucho menos que ahora de qué iba eso que llamamos práctica del psicoanálisis. Enunciaba sus padecimientos y perjuicios soportados (en lo familiar, laboral y amoroso) hasta que un día se presentó para decirme que súbitamente había comprendido todo y tenía ya su lugar asignado en un plan divino, para abocarse a investigar los misterios del universo y los desórdenes de la humanidad. Por lo tanto, me dijo, ya no necesitaba mi ayuda. Sostener entonces la oferta de la transferencia produjo, fuera de todo cálculo, la apertura de un nuevo tiempo en los encuentros que sosteníamos.

La misión transitó por momentos de errancia y descompensación que han requerido la apelación a otros dispositivos y recursos de cuidado. Pero el espacio de la transferencia con uno solo mantiene su lugar recortado de esos otros recorridos.

La investigación divina, y su concomitante ideación paranoide, no lo salvaba de los momentos de ruina y derrumbe, del cuerpo y del mundo. Tampoco de la cercanía con los pasajes al acto. Y de períodos extensos de aplanamiento afectivo y desvitalización. Preocupada por los bordes riesgosos de su aplanamiento, superviso. En lo que digo del caso se destaca y desliza mi interés por sacar al sujeto de su apatía, de su abulia. El señalamiento en el control localiza que quizás, en ese momento, la inhibición tiene la función de detener cierta fuga desorganizada de lo delirante.

Advertí entonces cuánto de mi empeño por curar seguía infiltrando mi práctica. Constaté también que la piedad[14] puede vestirse con múltiples ropajes.

A lo largo del tratamiento posible, la ideación delirante fue perdiendo vigor y el sujeto empezó a ocuparse de lo que podríamos llamar su proyecto de vida: estudiar, trabajar, armarse el cuerpo para poder armar una familia. Los encuentros con la analista se volvieron entonces una conversación alrededor de los obstáculos que su proyecto encuentra para realizarse. De esa conversación quedan palabras, frases, que el sujeto recorta y enmarca como brújula en su camino.

Llego a otra supervisión con la inquietud por la persistencia de ciertos pensamientos sonorizados que lo empujan al acto en algunas coordenadas de drama subjetivo.

¿Qué más puedo hacer? fue la pregunta formalizada en ese control. Nada para hacer. Está la transferencia, quedó resonando de esa instancia. Extraer las consecuencias de ese control me llevó tiempo. Como afirma Lacan "La buena voluntad del analizante nunca encuentra nada peor que la resistencia del analista".[15] Tardé en advertir el valor de algunas palabras extraídas por el sujeto de nuestras conversaciones analíticas, palabras que operaban como recurso auxiliar frente a los bordes forclusivos de su existencia.

Finalizo con una cita de la última clase de Todo el mundo es loco: "Todo el mundo está en su mundo, es decir, en aquello que su síntoma fomenta, con esto nos las arreglamos como podemos para entendernos e intentamos caminar juntos".[16]

6 de julio de 2023

BIBLIOGRAFÍA

  • Miller, J.-A., "Todo el mundo es loco. AMP 2024", Revista Lacaniana de Psicoanális, n.º 32, Buenos Aires, EOL-Grama, diciembre 2022.
  • Miller, J.-A., (2007-2008) Todo el mundo es loco, Buenos Aires, Paidós, 2023.
  • Miller, J.-A., (2006-2007) El ultimísimo Lacan, Buenos Aires, Paidós, 2014.

NOTAS

  1. Freud, S., (1937) "Análisis terminable e interminable", Obras completas, vol. XXIII, Buenos Aires, Amorrortu, Buenos Aires, 2006, p. 251.
  2. Miller, J.-A., Todo el mundo es loco, Buenos Aires, Paidós, 2023, p. 315.
  3. Miller, J.-A., (2007-2008) Todo el mundo es loco, óp. cit., p. 87.
  4. Miller, J.-A., "Todo el mundo es loco. AMP 2024", Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 32, Buenos Aires, EOL-Grama, 2022, pp. 16-17.
  5. Laurent, E., "La despatologización neuro del autismo y la nuestra", Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 32, óp. cit., p. 157.
  6. Retomo aquí los intercambios de la Noche Preparatoria del 12 de mayo hacia el XI Enapol y también los desarrollos de Luis Tudanca en el texto de orientación "De abonados y desabonados". Recuperado en https://enapol.com/xi/portfolio-items/de-abonados-y-desabonados/?portfolioCats=147
  7. Miller, J.-A., "Todo el mundo es loco. AMP 2024", óp. cit., p. 17.
  8. Miller, J.-A., (2007-2008) Todo el mundo es loco, óp. cit.,p. 335.
  9. Racki, G., "La segunda metáfora paterna: entre ya nadie, vacío y misterio", Dosier: "Clínica universal del delirio", Virtualia, n.º 42, mayo 2023. Recuperado en https://www.revistavirtualia.com/articulos/953/dosier-clinica-universal-del-delirio/segunda-noche-la-segunda-metafora-paterna-entre-ya-nadie-vacio-y-misterio
  10. Miller, J.-A., (2007-2008) Todo el mundo es loco, óp. cit., p. 333.
  11. Freud, S., (1924) "Neurosis y psicosis", Obras completas, vol. XIX, óp. cit., p. 158.
  12. Miller, J.-A., "¿Cómo rebelarse?", Bitácora lacaniana, n.º 8, Buenos Aires, Grama, 2019, p. 18.
  13. Miller, J.-A., (2007-2008) Todo el mundo es loco, óp. cit.,p. 334.
  14. Ibíd., p. 335.
  15. Lacan, J., "El seminario, libro 24. L'insu que sait de l'une-bévue s'aile à mourre", Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 30, Buenos Aires, EOL-Grama, noviembre 2021, p. 14.
  16. Miller, J.-A., (2007-2008) Todo el mundo es loco, óp. cit.,p. 342.