La Red de la EOL y el amor de transferencia
Graciela Lucci
Nuestra contemporaneidad soporta, padece y, en pocas ocasiones, celebra el uso excesivo de las redes, las cuales conforman uno de los poderes hegemónicos del mercado.
El psicoanálisis de la Orientación Lacaniana establece una vez más una diferencia: hablamos de la Red de la EOL, en singular.
La Red de la EOL fue creada hace 25 años por analistas de nuestra escuela, los cuales han apostado a una transmisión clínica en singular, del uno por uno; y a una investigación en movimiento. Son coordenadas que siguen operando en la actualidad.
La Red toma como modelo a la Escuela que, en tanto Escuela, nos brinda una formación permanente y se distancia de un saber cerrado.
En el último encuentro con su maestro François Cheng, Lacan le obsequia una frase, de la cual destaco tres palabras: Vacío Central Eficaz.
Pensamos a la Red como un tejido alrededor de un vacío central eficaz, el cual posibilita articular la transferencia, el amor de transferencia y las dificultades que en ocasiones se presentan con el establecimiento de la misma. Lacan,[1] en el texto "La dirección de la cura y los principios de su poder", se pregunta cuál es la situación actual de la transferencia, y responde que es del orden de "La estrategia de la transferencia". Es a partir de allí, que podremos ilustrar las vicisitudes de la clínica.
Proponemos pensar al amor de transferencia como una estrategia que se presenta, a veces, como una suerte de desafío.
Nos serviremos de una frase muy conocida de Lacan, del Seminario de la angustia, para ilustrar dicho desafío: "cómo se hace entrar el elefante salvaje en el cercado, cómo poner el caballo a dar vueltas en el picadero".[2] Planteo establecido por Lacan, en relación al acting out, muy presente en la clínica contemporánea.
Solamente el amor de transferencia puede provocar el pasaje de "el soy y no pienso", característico de la clínica actual, al "pienso y no soy" de la falta en ser, a partir de la construcción de un lazo al Otro, vía un objeto.
Freud planteaba el amor de transferencia, que como cualquier otro amor, tiene la misma estructura, es decir, una estructura de engaño. En el Seminario 11,[3] Lacan plantea que el amor de transferencia no es la repetición, no es la sombra de algo vivido antes, sino un efecto de engaño que se repite aquí y ahora. Detrás del engaño está el deseo del analista que apunta al deseo del paciente.
El primer capítulo del Seminario La transferencia (1960) lleva como título: "Al principio era el amor", y en la Proposición del 9 de octubre de 1967, plantea que: "Al principio del psicoanálisis está la transferencia"[4]. Podríamos articular las dos frases y enunciar: al principio del psicoanálisis está la transferencia, o sea, el amor.
Pero retomando el Seminario 8, nos interesa subrayar la novedad que introduce Lacan al hablar de transferencia donde hace uso de El banquete de Platón, texto escrito alrededor del año 385; es un discurso que versa sobre el amor. El banquete es una cena con reglas, y cada uno de los participantes sigue un orden para hablar. A partir de él, Lacan trata de elucidar qué es el amor y, a partir de ahí, qué es la transferencia.
Lacan define al amor como "dar lo que no se tiene". El amante está del lado del sujeto del deseo, de la falta en ser, da lo que no tiene. El amado está del lado del tener. La posición de Sócrates refleja que su esencia es vacía, ahuecada. Por ello, Alcibíades le supone en el interior un agalma, un objeto valioso, pero este es su propio objeto allí depositado. El amor vela al objeto.
Subrayamos la importancia que tiene en Sócrates ese vacío, ese hueco que retiene la nada, para ir articulando dicha posición con el deseo del analista. En este momento de la enseñanza, el analista es pensado como un sujeto barrado que retiene el vacío con su deseo.
Lacan conceptualiza el deseo del analista[5] en 1958, en "La dirección de la cura y los principios de su poder", en oposición al concepto de contratransferencia de los posfreudianos y destaca al deseo del analista como una función, vaciada de la persona del analista, hasta el punto de designarla con una X. Dicha función, en tanto X, alude a sostener la incógnita del deseo del Otro, y Lacan agrega que la dirección de la cura no se orienta por el inconsciente del analista, sino por el deseo. Lacan[6] plantea al deseo del analista, como aquello que mantiene a mayor distancia el Ideal del objeto.
A partir del Seminario 17, el analista ya no es el Otro de la palabra, se desplaza a ocupar el lugar de objeto a transformándose en discurso; podemos pensar justamente al discurso analítico como un operador, dice la verdad a medias, transformando el objeto en semblante.
Si existe algo denominado discurso analítico, plantea Lacan en el Seminario 19, se debe a que el analista en cuerpo instala el objeto a en el sitio del semblante, cuya función es localizar un vacío.
Sabemos que es a partir del Seminario 17 (1974) que Lacan hace del objeto a una función lógica, posible de incluirse en los discursos y en particular en el discurso del analista como agente y soporte del mismo.
Hemos ido planteando, a lo largo de este recorrido, un hilo imaginario conector de distintas conceptualizaciones de las cuales se recorta una función similar: desde el hueco y el vacío en el establecimiento de la transferencia en el Seminario 8; el amor de transferencia como engaño; el deseo del analista como una X que sostiene la incógnita del deseo; el cambio de posición del analista: desde sujeto barrado pasando por quedar ubicado en el discurso analítico como objeto causa; hasta el vacío eficaz central. Antecedentes del vacío central que anuda RSI.
Nos interesa pensar en la especificidad del amor de transferencia en la Red de la EOL. Podemos pensarla en sus dos vertientes: la primera es en relación a la conformación de la misma, analistas causados por el amor al psicoanálisis de la Orientación Lacaniana, y a la Escuela. La segunda es en relación a los sujetos que demandan tratamiento, llaman a la Escuela y, en su mayoría, por la transferencia hacia la misma.
Para concluir, resaltamos la importancia de la orientación de la Red de la EOL que, al hacer uso de dicho vacío central como estrategia para el establecimiento del amor de transferencia, apunta a dar una respuesta clínica diferente a otras disciplinas.
NOTAS
- Lacan, J., (1958) "La dirección de la cura y los principios de su poder", Escritos 2, Buenos Aires, Siglo XXI, 1998.
- Lacan, J., (1962-1963) El Seminario, Libro 10, La angustia, clase del 23 de enero de 1963, Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 139.
- Lacan, J., (1964) El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 1999, p. 262.
- Lacan, J., "Proposición del 9 de octubre de 1967", Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 265.
- Lacan, J., (1958) "La dirección de la cura y los principios de su poder", Escritos 2, óp. cit.
- Lacan, J., (1962-1963) El Seminario, Libro 10, La angustia, óp. cit., p. 281.