AÑO XVII
Diciembre
2023
43
El órgano de base de la Escuela

Apuesta analizante – una escritura

Florencia Mina

Fragmento de El jardín del amor, de Rubens

Un cartel. Primera apuesta. Nos juntamos a pensar la posición analizante; ¿qué es un analizante?, ¿cuándo alguien que consulta asume esta posición?

Podríamos decir, con Miller, que es preciso que esa palabra ‒analizante‒ se dirija atraída por un Yo no sé: "Esa palabra, debe estar, si me permiten, enamorada de su no saber".[1]

Pero, cómo deslizar ese amor por la palabra dadora de sentido hacia ese amor por la pregunta, lo desconocido; o ¿cómo nombrarlo de otro modo? lo real, digámosle. Jacques-Alain Miller así lo dice en El lugar y el lazo,y nos brinda una brújula: "[…] lo real es lo que está ahí, lo que acaece independientemente de lo que podamos decir".[2] Entonces, allí donde el sujeto viene a hablar, algo puede tropezar y lo que ahí se produce, en esa hiancia, se presenta como un hallazgo. Es entonces que emerge la posibilidad de un saber inédito.

Miller formula en este curso que "lo que permite que haya psicoanálisis es la metida de pata, es que entre las palabras siempre haya metidas de pata posibles, y que el mismo significante, de acuerdo con la ley borgeana, pueda producir en la mentalidad sentidos siempre diferentes".[3]

La última enseñanza de Lacan acerca el psicoanálisis a la poesía, es decir, a un juego con el sentido siempre múltiple del significante ; eso que la poesía explota para ejercer "violencia", como dice Lacan, sobre el uso común de la lengua.

Ante estas primeras formulaciones cabe la pregunta orientada hacia el ENAPOL 2023 "Empezar a analizarse", en relación con cómo se instala la transferencia cuando la época tiende a la desvalorización del saber o, en otros términos, cómo hacer que el sujeto que consulta llegue a formularse una pregunta sobre su modo de gozar.

Por eso es que no existe de buenas a primeras un analizante, deber haber un consentimiento. Miller, en el curso ya citado, señala que si hay una formación en psicoanálisis consiste en que para que se constituya el saber, al menos el saber más preciado, el sujeto debe comenzar por poner algo de su parte. Esto supone una apuesta. Pero ¿bajo qué forma pone el analizante algo de su parte? Podríamos decir, siguiendo los desarrollos de este curso, que se trata de aquello que en psicoanálisis llamamos material, es decir, lo aleatorio de sus dichos. El analizante aporta la materia y el analista la forma; es decir, hay un hacer ajustado, un cálculo frente a cada quien.

La trayectoria analítica no debería ser una trayectoria destinada a la identificación, sino con una trayectoria que asegure un advenimiento del sujeto. En ese viaje, en esa partida de ajedrez,el sentido puede fallar, ser dinamitado, comenzar a circular diferente. Y justo es ahí donde puede irrumpir algo producto de la contingencia, eso que coloca al sujeto frente a un vacío enigmático de significación. Custodiar ese misterio está en relación con la propiedad de lo que llamamos lo vivo.

Para concluir, podríamos decir que lo que quedaría por fuera del cálculo es eso que se escribe. Ahí se escribe: sobre páginas vacías; producto del encuentro, de la contingencia, del amor de transferencia.

* Cartel: ¿A qué llamamos posición analizante?
Integrantes: Yael Norris Ferri, Carolina Amor, Nora Aguirre, César Fonseca, más-uno: Marta Goldenberg
Rasgo: "¿Qué se escribe en un análisis?, ¿Quién?"

NOTAS

  1. Miller, J.-A., (2000-2001) El lugar y el lazo, Buenos Aires, Paidós, 2013, p. 403.
  2. Ibíd., p. 51.
  3. Ibíd., p. 415.