Un amor, antes y después del padre
Federico Pozzer
En el Seminario 19, Lacan nos dice que: "Lo real puede definirse como lo imposible […] este real, debe ser privilegiado para […] los analistas. Ya que él es el paradigma de lo que pone en tela de juicio lo que puede surgir del lenguaje".[1] Así llegará luego a enunciar en 1976 a "lo real […] sin ley. […]. Lo real no tiene orden".[2] Miller nos presenta a Lacan en su última enseñanza como a Sansón, quien "sacude las columnas del templo del psicoanálisis".[3] Lo real sacude el templo del Padre y eso tendrá consecuencias en el amor.
Freud enunciaba que "todo ser humano adquiere una especificidad para el ejercicio de la vida amorosa […] que se repite".[4] El amor entonces estaría condenado a la repetición de clisés edípicos, un automaton. También Lacan nos dice que "El desfiladero del significante por el cual pasa al ejercicio ese algo que es el amor es muy precisamente ese Nombre del Padre".[5] El amor neurótico se encuentra entonces concentrado en el Padre, condenado a la repetición de lo mismo.
Pero Lacan dirá que en el análisis "la aparente necesidad de la función fálica se descubre no ser más que contingencia. Cesa de no escribirse".[6] En el fin de análisis el falo cesaría de ser una suplencia a la no relación sexual que "no cesa de no escribirse".[7] Ello daría lugar a un consentimiento al imposible de la no relación, manteniéndola "abierta preservando su color de vacío".[8] Entonces, podríamos decir que el "amor real […] surge en el dispositivo analítico".[9] Un amor más allá del significante que representa algo para otro; dado que Lacan nos invita a hacer del amor un signo que "implica un cambio de discurso".[10] Signo que significa algo para alguien y no para otro, una perspectiva singular.
En esa dirección, dirá que el amor implica "la conexidad entre dos saberes en tanto que ellos son irremediablemente distintos".[11] "Irremediablemente" enunciaría un más allá de la mediación fálica y allí "La cuestión del amor se liga así a la de saber".[12] Siendo este saber, "justamente lo que se inventa para suplir algo que quizás solo sea el misterio del dos […] si el amor es apasionante no es pasivo".[13] Siguiendo esta perspectiva, el amor estaría entonces ligado a la invención. Por ello: "Hacer el amor […] es poesía".[14] Hacer, inventar, cada vez. Y, en tanto que "hay posibilidad de […] resonancia […] puede encontrarse a nivel de lo real".[15] Así, el amor tal vez sacuda las columnas y nos haga temblar como el golpe del tambor, al decir de Arthur Rimbaud. Por ello, "Lacan […] se vio llevado a convertir la invención de un amor nuevo, a partir del psicoanálisis, en el equivalente de una invención […] en tanto que determina lo real de manera nueva".[16]
Un nuevo amor más allá del padre resuena con la definición de lo real sin ley, de la mano del "inconsciente […] real",[17] allí donde "hay Uno",[18] sin Otro que, si bien es lógicamente primero respecto del transferencial que lo vuelve charlatán, se encuentra sin embargo al final de la experiencia poniendo en tela de juicio al lenguaje y, desde esa perspectiva, respecto del amor: "No es el amor propio ni es ilusorio. Consiste en ir con mi real al Otro y hacer lazo, con ese irreductible".[19] Hacia allí nos iluminaría Miller al decir que "La dimensión en la que el amor es real es la del encuentro contingente sobre el fondo de lo imposible".[20] Volviendo contingente al falo, se consiente a lo imposible y se abre la contingencia de un nuevo amor, invención y no solo repetición.
* Cartel: Lo real en Lacan
Cartelizantes: Carolina Kohan, Sofía Peralta Ramos, Federico Pozzer, Alejandra Tello, más- uno: M. Angélica Marchesini
Rasgo: El amor real
NOTAS
- Lacan, J., (1971-1972) El Seminario, Libro 19, …o peor, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 40.
- Lacan, J., (1975-1976) El Seminario, Libro 23, El sinthome, Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 135.
- Miller, J.-A., (2006-2007) El ultimísimo Lacan, Buenos Aires, Paidós, 2013, p. 233.
- Freud, S., (1912) "Sobre la dinámica de la transferencia", Obras completas, vol. XVI, Buenos Aires, Amorrortu, 1987, p. 97.
- Lacan, J., (1973-1974) Seminario 21, "Los no incautos yerran", clase del 19 de marzo de 1974. Inédito.
- Lacan, J., (1972-1973) El Seminario, Libro 20, Aun, Buenos Aires, Paidós, 1999, p. 114.
- Ibíd.
- Salman, S.; Assef, J. y Goldemberg, M., "Argumento de las XXVIII Jornadas EOL Sección Córdoba: ¿Esto es amor? Su signo en psicoanálisis", p. 2.
- Marchesini, M. A., "Transferencia y amor en la ultimísima", Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 29, "Más allá del inconsciente", Buenos Aires, EOL-Grama, 2012, p. 62.
- Lacan, J., (1972-1973) El Seminario, Libro 20, Aun, óp. cit., p. 25.
- Lacan, J., (1973-1974) Seminario 21, "Los no incautos yerran", clase del 15 de enero de 1974. Inédito.
- Lacan, J., (1972-1973) El Seminario, Libro 20, Aun, óp. cit., p. 110.
- Lacan, J., (1973-1974) Seminario 21, "Los no incautos yerran", clase del 12 de marzo de 1974. Inédito.
- Lacan, J., (1972-1973) El Seminario, Libro 20, Aun, óp. cit., p. 88.
- Lacan, J., (1975-1976) El Seminario, Libro 23, El sinthome, óp. cit., p. 41.
- Miller, J.-A., (1990-1991) El banquete de los analistas, Buenos Aires, Paidós, 2023, p. 366.
- Miller, J.-A., (2006-2007) El ultimísimo Lacan", óp. cit., p. 18.
- Lacan, J., (1971-1972) El Seminario, Libro 19, …o peor, óp. cit., p. 125.
- Marchesini, M. A., "Transferencia y amor en la ultimísima", Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 29, "Más allá del inconsciente", ó p. cit., p. 66.
- Miller, J.-A., La erótica del tiempo, Buenos Aires, Tres Haches, 2000, p. 41.