El inconsciente no es un algoritmo
Candela Méndez
La tecnología actual junto a la Big Data sueña el sueño de que todo pueda ser calculado, desde el comportamiento de los mercados, pasando por las tendencias de los electorados, los gustos de una población, las probabilidades de éxito de una cirugía o el tiempo que tarda el colectivo en llegar a la parada.
El cálculo del algoritmo es uno de los modos en que la subjetividad de la época aborda la realidad en un anhelo de certeza y control de los comportamientos de todo lo que le rodea.
La máquina algorítmica hace que el saber de la ciencia -un saber sin sujeto-, se presente como el discurso que otorgaría mágicamente a los seres hablantes las certezas que le faltan. Solo que estamos advertidos de que detrás del culto de la cifra y la datificación se encuentra la dinámica de los mercados y su plusvalía.
ELIZA, la psicoanalista
A mediados de 1960, Joseph Weizenbaum diseñó el primer programa dedicado a explorar la comunicación entre humanos y máquinas. ELIZA ofrecía sus servicios a trabajadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) a través de una red interna de computadoras sin que ellos supieran que, en realidad, estaban chateando con un software. Emulando una psicoanalista de formación rogeriana, se la programó de manera tal que elaborara respuestas automáticas en base a la repetición de los significantes utilizados por sus pacientes.
Así, ELIZA fue una de las primeras "máquinas niño" presagiadas por Turing capaz de imitar a un ser hablante. Una learning machine que mientras interactuaba en red con sus pacientes-usuarios, incorporaba patrones de respuesta particulares que le permitían realizar conversaciones cada vez más realistas que daba la ilusión de ser comprendidos.
Para Eliza, habría el algoritmo de la interpretación. El éxito del experimento quedó certificado cuando Weizenbaum reveló a sus compañeros quien era Eliza. Algunos se negaron a creer que no era una persona empática de carne y hueso, otros, solicitaron seguir con el tratamiento.
Al modo de los chatbots actuales -solo que estos se nutren de conversaciones de cientos de millones de usuarios almacenadas en centro de datos- detrás de cada imagen o texto se moviliza un trabajo significante a partir del cifrado de algoritmos en un "aprendizaje" por contigüidad en el que significante y significado quedan soldados.
Máquinas algorítmicas que cifran en un determinismo unívoco, estandarizado y cerrado a cualquier contingencia. Aplicando de este modo, el cognitivismo a la ingeniería financiera de los mercados.[1]
De cada respuesta, se produce el ciframiento, almacenamiento y cálculo de una huella en dispositivos que hacen del usuario el destinatario de flujos de datos que ajustan y supuestamente predicen sus deseos. Solo que se trata de una huella standard e inequívoca a partir de la cual se proponen imágenes ilusorias de su objeto de deseo. En consecuencia, se relanza una mecánica repetitiva e infernal que desemboca en una hiperconectividad.
Así, los algoritmos parecen gobernar la subjetividad de la época en flujos numéricos acéfalos y fuera de sentido que terminan por tapar lo real.
Son también una memoria-órgano fuera de cuerpo[2] del que cada ser hablante se sirve voluntariamente en función del goce que experimenta. Un aparato de saberes, una máquina para gozar.
Identificando al hombre con la máquina, esta lógica algorítmica que intenta develar al usuario lo que éste no sabe todavía. Trabaja sobre una forma particular de inconsciente. Un inconsciente que sueña con agotar lo real por la cifra y para el cual hay la relación sexual.
Aquí, J.-A. Miller aporta una clave: el prefijo amo es neuro. "Y ahora tenemos que constatarlo, parece irresistible, lo real se volvió neuro-real. Nosotros tenemos que averiguar qué hacer con ese neuro-real".[3]
El inconsciente como máquina de cifrar
El inconsciente de Lacan, aquel que se entiende en el sentido de Freud y que está estructurado como un lenguaje llama al desciframiento por trabajar en un ciframiento en tanto la instancia de la letra es cifra[4].
Lacan llama algoritmo al matema de las dos S superpuestas[5] "Porque define un procedimiento automático que acepta a cualquier signo como dato inicial y lo parte inevitablemente en dos. Opera, y con éxito, (...) no ofrece ninguna solución salvo la continuidad entre S y s"[6] convirtiendo en problemáticos todos los signos.
Si consideramos que este procedimiento da la ley a una serie, entendemos las razones por las cuales trata como algoritmo al grafo del deseo, al falo, al matema del fantasma hasta incluso proponer el algoritmo de la transferencia para el comienzo del análisis.
Solo que, tratándose del inconsciente, no hay algoritmo del desciframiento y menos aún de la interpretación, tampoco desciframiento de la pulsión.
Para Lacan lo que opera no es sólo la representación significante – materialidad estúpida[7]– sino también la "presencia del objeto[8]. El analista entonces, no queda atornillado a la lengua, sino que encarnará esa parte no simbolizada del goce.
Lo que no se cifra
El ciframiento en el que trabaja el inconsciente no sirve para nada, es del orden del goce. Plantear las cosas de este modo, implica introducirse en una dimensión en la que la palabra no se reduce a su materialidad estúpida sino a su moterialidad, a la percusión de elementos de lalangue tomados aisladamente, de la que el síntoma es su cristalización.
Por ello el sinthome se separa del inconsciente. Es lo más singular, indescifrable, "o mejor dicho, el sinthome es de otro registro que del orden de la cifra"[9]. Y es con lo que contamos para orientarnos por lo real.
NOTAS
- Cancela Ekaitz. Utopías digitales. Imaginar el fin del capitalismo. Prometeo Editorial, 2024, pág.64.
- Laurent Eric. Gozar de Internet, Publicación digital de la ELP, 22 de mayo de 2020 [en línea]. Disponible en https://elp.org.es/gozar-de-internet-conversacion-con-eric-laurent/#:~:text=%-C3%89ric%20Laurent%3A%20Internet%20cambia%20radicalmente,tanto%2C%20a%20todas%20las%20cosas
- Miller, J.-A. Todo el mundo es loco, Paidós, Bs. As., 2015, pág. 142.
- Miller, J.-A.:"Algoritmos del psicoanálisis", Ornicar? 2 : El saber en el psicoanálisis Champ Freudien, Petrel, Barcelona, 1981, pág. 10.
- Lacan J.: Instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud. Escritos 1. Siglo 21 editores, 1988, pág. 476.
- Ibid 4 Miller, J.-A.: "Algoritmos del psicoanálisis", op.cit, pág. 10.
- Miller, J.-A. Google en https://www.wapol.org/es/articulos/TemplateImpresion.asp?intPublicacion=13&intEdicion=2&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=560&intIdiomaArticulo=1
- Lacan, J. :"El sueño de Aristóteles" Revista Lacaniana de Psicoanálisis. Año XIX. Número 34. Publicación de la EOL, Grama ediciones, 2023, pág. 8.
- Miller, J.-A.: El ultimísimo Lacan. Paidós, Bs.As, 2012, pág.141.