Abril 2012 • Año XI
#24
Lecturas lacanianas

Notas de lectura del Discurso Psicoanalítico a partir del Discurso Hipermoderno

Paula Kalfus

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Antonio Seguí. Paisaje
1984. Mixta sobre tela 50 x150 cm. Rubbers Internacional ArteBA 2012. Cortesía de ArteBA fundación.

El planteo del matema del discurso hipermoderno es un desarrollo que Jacques-Alain Miller presenta en el Congreso de Comandatuba y que parte del señalamiento de Lacan en Radiofonía[1] respecto del ascenso al cenit social del objeto a por efecto del discurso psicoanalítico. Aunque no solamente… ya que la lectura del estado de nuestra civilización occidental orientada por el plus de gozar más que por los ideales de otrora, como efecto del avance del capitalismo tardío, en todo caso hace converger -y ese es precisamente el planteo de Miller- el matema del discurso hipermoderno con el del discurso psicoanalítico escrito por Lacan en la primera clase de El seminario, El Reverso del Psicoanálisis.

Una consecuencia de este planteo es la de que el discurso psicoanalítico no operaría ya como reverso, es decir, como analizador del discurso que estaría comandando el lazo social en la contemporaneidad. Es decir, para que sirviera a su función de reverso, las letras que lo escriben debieran significar otra cosa, es decir tener otro sentido de lectura al del discurso hipermoderno.

Veamos en primer lugar el sentido de lectura que propone Jacques-Alain Miller para el discurso hipermoderno:[2]

- en el lugar del Agente tenemos el objeto a que "se impone al sujeto sin brújula, lo invita a atravesar las inhibiciones"

- en el lugar del Otro colocamos el matema del $

- en el lugar de la Producción el S1 se lee como evaluación, un saber burocratizado en sustitución del Significante Amo

- por último, en el lugar de la Verdad, el saber asume la forma de un semblante acorde al relativismo al que ese mismo saber es sometido por obra del avance de la Ciencia en su operación incansable de extracción de saber en lo Real

Según el planteo de Jacques-Alain Miller, impotencia e imposibilidad no estarían en juego como tales, sino más bien la dispersión de sus términos haría las veces de lo que no anda. Solamente el psicoanálisis, dice, aseguraría el funcionamiento de ese matema como discurso.

Ahora, bajo esta nueva luz, el sentido de lectura del matema del discurso psicoanalítico también se ve afectado respecto del planteo de Lacan en su Seminario 17:

- en el lugar del Agente, el objeto a, signo de un goce autoerótico del cuerpo propio

- en el lugar del Otro, $, lugar del síntoma, en su vertiente de signo, signo de puntuación del eso falla en escribir la relación sexual. Jacques-Alain Miller va a señalar que precisamente en nuestro tiempo la imposibilidad de la relación sexual velada por el Significante Amo en los viejos tiempos, se ha vuelto evidente

- en el lugar de la Producción tenemos cuatro modalidades de concebir la práctica del psicoanálisis: una primera, fundamentalista, intentará forzar los viejos ideales simbólicos transmitidos por la tradición; una segunda práctica, pasatista, que considera que nada nuevo ocurre y que el inconsciente es eterno; una tercera forma, progresista, que se alinea con el progreso de las ciencias y las falsas ciencias y una cuarta, la praxis lacaniana, que habrá que inventar dice, ya que se trata de sostener en el principio del eso falla, leitmotiv de la última enseñanza de Lacan

- en el lugar de la Verdad –este es un forzamiento de lectura no precisado en la conferencia de Comandatuba- el saber del S2 puede tener el sentido que encuentro en las precisiones que Jacques-Alain Miller deduce en una relación de tensión en relación al avance de la ciencia, respecto de la cual el psicoanálisis se ubica como la praxis que se sostiene en una falla de lo Real, ya que no hay ninguna ingeniería biotecnológica que pueda colmar la imposibilidad de la escritura de la proporción sexual. Por lo que el saber que puede obtenerse al interior de su práctica se asienta en tres rasgos que determinan la elección del objeto sexual de un sujeto: la contingencia del encuentro/s con el goce; la singularidad del modo de gozar que se vuelve necesario a partir de la contingencia inicial y la invención con la que el sujeto ha venido a recubrir tanto la contingencia como la singularidad de su modo de gozar.[3]

Encuentro otra consecuencia que se puede deducir de esta lectura del discurso psicoanalítico, es un cierto avance en la precisión -es la forma que encuentro para decirlo- para cernir la imposibilidad, otra manera de decir lo Real, a la que nos confronta nuestra práctica.

Freud ubicaba la imposibilidad del psicoanálisis -cuando lo equipara a las imposibilidades de educar y de gobernar- en relación a la duración de los tratamientos -ya que en esa época solían ser breves- tanto como a la confrontación con la roca de la castración, que entendía como el rechazo de la posición femenina para ambos sexos.[4]

Lacan formula la imposibilidad del psicoanálisis en la de la escritura de la proporción sexual, pero en lo que respecta a la escritura de los discursos, ésta se va a ubicar en la no relación entre las letras. Es decir que esa no relación la concibe sobre el fondo de la relación –la doble barra que indica la no relación entre los denominadores en los matemas de los discursos.

En lo que entiendo que Miller avanza en Comandatuba es en la escritura misma de la no relación –es un oximoron- ya que ésta es la que sostiene el sentido de lectura de cada una de las letras del discurso psicoanalítico de esa praxis que él plantea en ese momento como a inventar, una praxis basada en el eso falla.

En su entrada sobre el Discurso Psicoanalítico, orientada hacia el próximo Congreso de la AMP El orden simbólico en el Siglo XXI… Graciela Brodsky, avanza en esa dirección. La tesis en la que leo este desarrollo es la que desarrolla sobre el Agente, a su vez sostenida en la hipótesis de que es el objeto a y la deriva pulsional lo que genera el campo del Otro, desplazando la hipótesis de la primera enseñanza de Lacan acerca del Otro como tesoro de los significantes. Ello implica una rectificación en la concepción de la posición del analista en el discurso del que es agente, ya no orientada por el Significante de la Transferencia y la relación entre significantes, sino en la dimensión libidinal de la transferencia.

Si la transferencia se equipara simplemente a su algoritmo, el campo de aplicación del psicoanálisis se restringe a los síntomas clásicos. Si en cambio se toma en cuenta que la pulsión obliga a pasar por el campo del Otro para encontrar sus objetos, es posible aceptar que el objeto a puede bastar para que un sujeto establezca un lazo con el Otro, y que este lazo, no motivado por el sujeto supuesto saber, es decir por la suposición del inconsciente, puede ser suficiente para que el analista, objeto antes que significante, encuentre su lugar en el discurso que lo tiene como agente. [5]

Si consideramos que el síntoma en nuestro discurso, ya no trafica sólo con el sentido, que su hueso, el grano de arena según Freud, es signo de la no relación entre los sexos -Miller lo define en Una fantasía como signo de puntuación- podemos acordar con la cita con la que G. Brodsky concluye su entrada sobre la praxis del psicoanálisis

… es una práctica delirante, "pero es lo mejor de que se dispone actualmente para hacerle tener paciencia a esa incómoda situación de ser hombre". [6]

Ya que si el discurso psicoanalítico es una manera de tratar el goce por medio del dispositivo de conversación S1- S2, cuanto ganamos al introducir la perspectiva del silencio que es lo que precisamente se lee en un signo de puntuación. En todo caso, es la posición inversa a la que un delirio como el de Schreber empuja a que todo sinsentido se anule. ¿Estriba acaso en esta torsión la risa del psicoanalista?[7]

NOTAS

  1. J. Lacan: Radiofonía y Televisión, Ed. Anagrama, Barcelona, 1977
  2. J.-A. Miller: "Una Fantasía" en Revista Lacaniana No. 3.
  3. J.-A. Miller: "El futuro del Micoplasma Laboratorium", XXXVI Jornadas de la ECF, 7.10.2007 (inédito)
  4. S. Freud: "Análisis Terminable e Interminable", Obras Completas, Biblioteca Nueva
  5. G. Brodsky: "Discurso del analista" en Scilicet El orden Simbólico en el Siglo XXI
  6. J. Lacan: "Apertura de la Sección Clínica" en Ornicar?, Petrel, Barcelona, 1981
  7. K. Marx: El Capital, Tomo I, Libro 1, Siglo XXI, 1980
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