Acción lacaniana en Santa Fe

La red psicoanalítica de asistencia ante la emergencia fue creada por la Sección Santa Fe como respuesta a la inundación que en abril del 2003 cubriera en 48 horas un 60% de la ciudad. Este artículo plantea la orientación hacia lo real que define el particular abordaje que proponen frente a la catástrofe.

"Existe dentro de toda sociedad un orden silencioso, casi imperceptible que cada vez que se despierta produce efectos devastadores y disgregantes, pero al mismo tiempo promueve la aparición de un nuevo orden, totalmente diferente al anterior, efectos difíciles de calcular que constituyen un nuevo orden de cosas". Jean-Pierre Dupuy

Estatuto del fenómeno

Podemos dar cuenta de ello en la catástrofe hídrica ocurrida en los últimos días del mes de abril de 2003 en la ciudad de Santa Fe (República Argentina).

Voy a tomar el desencadenamiento de dicho fenómeno, que fue la inundación de la mayor parte de la ciudad, en el lapso de horas, de sólo 48 horas, la llegada de la masa de agua inundó el 60% de la ciudad, los evacuados llegaron a 130.000; sobre los muertos y desaparecidos todavía no hay certeza, las cifras oficiales hablan de una veintena, pero las cifras extraoficiales hablan de un número mayor.

Se materializó lo impensable, miles de personas perdieron sus casas, sus lugares de referencia, sus pertenencias, algunos también sus hijos, padres y amigos. El agua llegó hasta el techo de las casas en menos de dos horas. En la mayoría de los casos la gente fue sorprendida por el aluvión mientras dormía.

El pánico dictó las respuestas. La ciudad situada en una zona vulnerable, carecía de planes de emergencia y evacuación, de sistemas de alertas tempranas y de población entrenada en simulacros de evacuación.

A nivel social se produjeron efectos devastadores y disgregantes tales como el deambular de muchísima gente, invadida por la desorientación, buscando refugio. La masa cambió su configuración, se deshizo de alguna manera, las relaciones entre los ciudadanos estaban alteradas, hubo una inserción forzosa de parte de lo excluido, se modificó el paisaje, la rutina, las relaciones preexistentes.

Es verdad que había noticias sobre la creciente del Salado, pero nadie imaginó una catástrofe de esta naturaleza, capaz de transformar en un lago a todo el oeste y el sur de la ciudad. Los viejos santafesinos recuerdan los desbordes del Salado en 1973 y los historiadores hablan de la inundación de 1914, pero en ningún caso fue dado contemplar este siniestro espectáculo de las aguas abalanzándose sobre el casco urbano de una ciudad indefensa, golpeando a todos los sectores. El efecto fue el de una ciudad sumergida. Por los barrios inundados sólo se transitaba en canoas o lanchas, y por ese medio los familiares y conocidos de quienes se quedaron en medio del agua enviaban y recibían noticias.

Rodeados de agua, custodiando lo que quedaba y pendientes de la ayuda que llegaba de tierra firme, hubo personas que permanecieron en sus casas, donde el techo era su único piso.

Las voces de los ambientalistas

Para hacer esta tragedia no alcanza con una lluvia extraordinaria. Hacen falta suelos agotados por los monocultivos, una deforestación irracional en toda la cuenca, rutas mal construídas, calentamiento global y falta de circulación de la información científica. Cuando lo cultural no ha respondido, el hombre es abandonado en su vulnerabilidad frente a la naturaleza. Ante la falta de respuesta del ente superior, la fraternidad, desorganizada pero solidaria, suple la ausencia. El desamparo también denuncia la impostura de cargos que no estuvieron a la altura de sus funciones.

El efecto de pánico se produjo de todos modos. Cuando el pánico dicta las reglas, el psicoanálisis tiene poco que hacer, pero aun así tiene algo que descifrar.

Una respuesta particular - La Orientación como concepto

Definir la catástrofe de Santa Fe, señalando en ella el fenómeno social del pánico, es una manera de introducirme a la respuesta que el psicoanálisis esta dispuesto a dar en este tipo de casos.

Respuesta que tiene que ver más con una Orientación que con la identificación.

Orientación que implica considerar que la interpretación del significante no permite decir todo, no es la cumbre de la práctica, sino que conduce a una dimensión de impasse. Orientación que aísla el goce como una apuesta fundamental.

En este caso particular fue la construcción de un dispositivo por parte de un grupo de analistas de la ciudad, congregados en la Orientación Lacaniana. El tratamiento del acontecimiento se concentró en una estrategia que tuvo que ver con dos tiempos: un primer tiempo de convocatoria, el instante de ver definido por Lacan en sus escritos, tiempo en el que la prisa (por la interpretación) no era bienvenida, tiempo en el que guiados por la brújula de la orientación hacia lo real definimos pautas a seguir. En este caso particular, insertarnos en los centros de Evacuados y tomar contacto con el acontecimiento real, tiempo de inserción, tiempo de ver.

El psicoanálisis propone una lectura del acontecimiento que es el reverso de la religión , de la psicología, o de la política de turno quienes se dedican a otorgar sentido, propone descifrar el goce imperante, cifra secreta de cada uno de los afectados. Su propuesta se basa en provocar, de diferentes modos, el surgimiento del inconsciente desde una posición particular. Siguiendo esta orientación es que nos propusimos un segundo tiempo, de escuchar el goce particular de los afectados, en este caso en consultorios especialmente creados para tal fin. Su nombre: red psicoanalítica de asistencia ante la emergencia. La EOL Santa Fe, tuvo su respuesta particular, desde la orientación. El deseo del analista se puso en juego, esta vez de una forma particular, en cada caso, momento de escuchar la soledad absoluta de cada uno frente a la muerte, el acontecimiento que conlleva la pérdida.

La orientación hacia lo real, nos permitió poder armar una respuesta propia a la catástrofe, que no estuviera basada en el asistencialismo, sino en una estructura especifica que desde el psicoanálisis esté a la altura de lo sucedido.

El psicoanálisis, tal como lo plantea Eric Laurent en "El envés del trauma" y siendo consecuentes con la ultima enseñanza de Lacan, no da sentido al trauma sino que va contra ese sentido. Cito a Laurent: "En esta perspectiva, después de un trauma, hay que reinventar Otro que no existe más. Hace falta entonces 'causar' un sujeto para que reencuentre reglas de vida con otro que ha sido perdido. Se inventa un camino nuevo causado por el traumatismo. Es más bien por la vía de lo insensato del fantasma y del síntoma que se traza esta vía. Es por lo que excede a todo 'sentido' posible en la causa libidinal que esta vía es posible".

El lugar del analista, por lo tanto, es el lugar del trauma, de lo insensato ocupa el lugar de la pérdida esencial del objeto. En este sentido Lacan expresó que el analista es traumático.

Reduce, por su formación, el síntoma a su núcleo más próximo que es una contingencia fuera de sentido. El analista es el que empuja a hablar, traumatiza el discurso común para autorizar otro discurso: el del inconsciente. Es el que sabe que el lenguaje en su fondo más íntimo queda fuera de sentido. Por la posición que el analista ocupa, es el garante del surgimiento del inconsciente que emerge siempre en su dimensión de ruptura con el sentido establecido.

Esta es la orientación que nos dimos, la respuesta que el Psicoanálisis dio en la ciudad de Santa Fe, que está dando actualmente. Es un intento de que el psicoanálisis esté a la altura de los acontecimientos, apuesta del psicoanálisis que debe verificarse de aquí en más.