Julio 2003 • Año II
#8
Los principios de la práctica

La poiesis analítica

Esthela Solano-Suárez

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Aurora
Madera, pintura.
Diana Chorne

Para precisar la relación entre verdad y saber hacer, E. Solano retoma la pregunta de Lacan en su Seminario El Sinthoma: ¿hay imposibilidad de que la verdad devenga un producto del saber hacer? A partir de un texto de Heidegger, se centra en la poiesis, en su doble estatuto de creación y producción, para llegar a plantear que el corazón de la problemática de la interpretación en la experiencia analítica, pone por delante la vertiente fundamental de la poética y la deja referida a la techné.

Una frase del Seminario El Sínthoma retuvo nuestra atención pues sorprende por su fulgor, haciendo valer la agudeza del enigma.

En efecto, en la lección del 18 de noviembre de 1975 [1] Lacan enuncia la cuestión siguiente:"¿Hay imposibilidad de que la verdad devenga un producto del saber hacer?"

Y responde: "No", y añade: "Pero entonces ella tan solo podrá ser medio-dicha..."

Ahora bien, la pregunta planteada por Lacan y la respuesta que da nos indican, por una parte, que no es imposible que la verdad venga al lugar del producto de un saber hacer, y, por otra parte, que su estatuto de producto, de ninguna manera comporta que la verdad pueda decirse toda, en la medida en que su consistencia es la del medio-decir.

Dicho esto, tan sólo podemos constatar que el enigma que nos es planteado en esta frase en vez de disiparse se opacifica aun más. En efecto, si hay producto, procedente de un saber hacer, ¿de qué saber hacer se trata? Para avanzar un poco más, es necesario tomar en cuenta que en el curso de esta lección del 18 de noviembre, Lacan anuncia el tema que le ocupará ese año: el arte de Joyce a título de sínthoma, ya que es "por su arte, su arte que es siempre algo que, a lo largo de los tiempos, nos viene como procedente del artesano", que Joyce construye una suplencia a título de sínthoma.

Un poco más abajo Lacan enuncia una nueva pregunta. Ella nos orienta sobre la cuestión que le ocupa a través del cuestionamiento sobre el arte; esta es, por una parte, la cuestión del síntoma y, por otra, la cuestión de la interpretación analítica como punto de horizonte pragmático, cuyo objetivo no es otro que la verdad del síntoma: "anuncio ahora lo que va a ser este año mi interrogación sobre el arte – ¿en qué el artificio puede tocar expresamente lo que se presenta en un primer momento como síntoma?- ¿En qué el arte, lo artesanal, puede desbaratar lo que se impone del síntoma, a saber, lo que yo he hecho figurar en mis tetraedros como la verdad?".

Con el fin de seguir a Lacan en esta perspectiva, subrayemos que en esta lección lo que Lacan entiende como arte es lo que "a lo largo de los tiempos, nos viene como procedente del artesano" Si tenemos en cuenta esta observación, entonces podemos considerar que "el saber hacer" del que se trata en la producción de la verdad – en tanto que ella es "lo que se impone del síntoma" – es propio del artesano o de lo artesanal.

Un texto de Heidegger sobre "La cuestión de la técnica" [2] vino a traernos alguna luz sobre esta cuestión.

Si nos dejamos conducir por el autor a través de su cuestionamiento, entonces podemos seguirle en su modo de hacer, el cual consiste en "trabajar un camino, construirle" Así, es fácil dejarnos guiar por Heidegger siguiendo paso a paso su cuestionamiento. Es obligado constatar que avanza operando una especie de apertura, de brecha, para trazar "un camino del pensamiento", el cual nos conduce propiamente "a través del lenguaje" Se trata entonces de una especie de travesía semántica, buscando un acceso hacia "la esencia de la técnica", es decir, buscando propiamente aislar la "quididad", en tanto que ella "responde a la cuestión que concierne a la esencia".

Así, siguiendo a Heidegger a través de su búsqueda del quid de la técnica, avanzamos con él por el camino que abre a través del lenguaje, en espera de poder captar mejor "el algo que, a lo largo de los tiempos, nos viene como procedente del artesano", según el dicho de Lacan evocado anteriormente.

El primer paso de Heidegger consiste en cuestionar lo que primero aparece como siendo el carácter instrumental de la técnica, el cual comporta que sean utilizados medios para la obtención de ciertos fines. Ahora bien, ya que se trata de medios y de fines, estamos en el ámbito de los efectos, los cuales se producen como consecuencia de lo que opera. En ese sentido, el ámbito del instrumento a tomar en cuenta es el de la causalidad. Y dado que la causalidad puede "esconder en la oscuridad lo que ella es", es necesario para Heidegger cuestionar lo que llamamos "la causa".

Por ese hecho, el paso que se impone es el de recordar que desde hace tiempo el uso del termino "causa" ha tomado el sentido de considerar "la causa como lo que opera" en la obtención de los resultados y de los efectos. Al respecto, lo que nombramos "causa" proviene de "causa, casus referido al verbo cadere, caer, y significa lo que hace que algo en el resultado "cae" (toca en suerte) de una u otra manera".

Sin embargo, habría que atravesar la inflexión dada por los Romanos al campo semántico de la causalidad, a fin de captar el ámbito del pensamiento griego, donde el campo de la causalidad no tiene nada en común con lo que se impuso desde hace mucho como siendo del orden de "el operar y el efectuar".

En efecto, Heidegger nos conduce "hacia el sentido primero de lo que se llamo más tarde "causalidad". En ese sentido, nos recuerda que "causa" se decía en los griegos "aition", en el sentido de "lo que responde por otra cosa" Vuelve, en consecuencia, a la doctrina de las cuatro causas de Aristóteles, la causa materialis, la causa formalis, la causa finalis y la causa eficiens, y señala que las cuatro causas aristotélicas son modos, solidarios entre ellos, del "acto del que respondemos", véase de "la aition".

Ahora bien, para conseguir cernir el sentido de la "aition" en los griegos, es necesario separarse del sentido que toma para nosotros hoy "el acto del que respondemos", en tanto que "incumplimiento", sobre la vertiente moral o bien, sobre otra vertiente, en el sentido de una especie de "operación". Nada mas extraño al pensamiento griego donde "aition", en el sentido del "acto del que respondemos", se refiere fundamentalmente al "hacer venir". Se trata entonces de un "hacer venir" cuya característica es la de "dejar llegar en la presencia, lo que aun no está presente".

En este momento de su reflexión, Heidegger nos lleva a una frase del Banquete (205 b) donde Platón da una definición del acto creativo: "Sin ninguna duda, en efecto, lo que, por lo que sea, es causa de su pasaje de la no-existencia a la existencia, es, en todos los casos, una creación" [3] Presentamos de golpe la traducción de este texto según la versión de Leon Robin, pues la versión dada por la traducción de Andre Preau que comporta el paso por la traducción del texto alemán de la traducción dada por Heidegger del texto griego, la hace más compleja: "Todo hacer-venir para ese –cualquiera que sea – que pasa y se avanza del no-presente a la presencia, es pro-ducción".

Constatamos entonces dos traducciones posibles de "poiesis" como "producción" o como "creación". Y bien, de poiesis deriva "poi etis", que es el artesano, el creador o el poeta.

Así, la técnica, en tanto que "techné", participa de la "poiesis", pues ella comporta una producción, la cual se ejerce en el registro del "apofánticos" que es un "hacer aparecer" en el sentido del desvelamiento. De esta manera Heidegger llega a cernir la esencia de la técnica, cuyo quid no se encuentra en otro lugar que en el ámbito del desvelamiento de la verdad.

También, Heidegger señala al pasar que ya en los griegos asistimos a una remodelación del sentido de la techné puesto que hasta Platón, la palabra "techné" está siempre asociada a "episteme", en la medida en que el saber es considerado como un modo de desvelamiento; y luego, a partir de Aristóteles (Ética a Nicómano, VI, Cáp. 3 y 4) "episteme" y "techné" se encuentran disjuntas.

Retengamos, entonces, de este recorrido a través del cual Heidegger nos ha conducido, que la técnica es un modo de desvelamiento, es decir, de aleteia, término que ha sido traducido por los Romanos como "veritas". De esta manera, Heidegger consigue dar razón de la esencia de la técnica, ya que la technédesignaba el desvelamiento que produce la verdad en el destello de lo que parece, y en ese sentido techné designa la producción de lo verdadero en lo bello. Pero si el nombre propio del desvelamiento es el de poiesis, entonces la poesía, la cosa poética, concluye Heidegger, "penetra todo arte, todo acto por el cual el ser esencial es desvelado en lo Bello".

Para volver a nuestra cuestión del principio, podemos concebir que a partir de este recorrido es fácil captar que el arte como poiesis es "lo que, a lo largo de los tiempos, nos viene como procedente del artesano" es decir, poietis, cuyo acto - aition – se refiere al apofanticos, que es el "hacer aparecer" donde se despliega la dimensión de la aleteiaen tanto que verdad.

Podemos captar el alcance y la importancia de esta cuestión, la cual nos conduce al corazón de la problemática que plantea la interpretación en la experiencia analítica, poniendo por delante la vertiente fundamental de la poética por donde la interpretación estaría referida a la techné.

Una perspectiva apasionante se abre ante nosotros, que complejiza más la pregunta en la que tomábamos nuestro punto de partida. Para ello, llegados a este punto, sólo podemos constatar que no hemos hecho otra cosa que depositar en el camino algunas piedras blancas con el fin de volver sobre esta cuestión en el próximo número de Papers.

Traducción: Carmen Cuñat

NOTAS

  1. Lacan, Jacques, Le sinthome, Ornicar? n° 6.
  2. Heidegger, Martin, "La question de la technique", in Essais et Conférences, tel Gallimard 1999, págs. 9 a 48.
  3. Platon, Le Banquet, Bibliothèque de la Pléiade, Vol. I, pág. 739.
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