Diciembre 2001 • Año I
#4
Coloquio Jacques Lacan en Barcelona

Coloquio Jacques Lacan 2001

Susana Carro

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Julieta Espósito
Sin título. 2005.
Acrílico sobre lienzo.
35 x 150 cm.

Tuve el honor de asistir al Coloquio Jacques Lacan organizado por nuestra Escuela Lacaniana de Psicoanálisis en el Instituto Francés, los días 9 y 10 de Noviembre, en esta hermosa ciudad de Barcelona, que cuenta en su haber con la huella real de la presencia de Lacan en un congreso celebrado en el año 1958.

En este acto en homenaje a los 100 años del nacimiento de Lacan no se ahorraron esfuerzos para que estuvieran presentes diferentes voces que aportaron su erudición, así como el impacto en sus encuentros con la enseñanza de Lacan. Sin embargo, he de decir que el protagonista central en este acto-homenaje a Lacan ha sido, sin duda, el psicoanálisis y el lugar que gracias a él puede tener hoy, más que en otras épocas, nuestro problemático sujeto contemporáneo.

Desde este Correo quiero hacerles llegar algunas reflexiones que los diversos ponentes de la mesa redonda: "Creación, cultura, síntoma", han podido realizar para los allí presentes y que, sin duda, no trasmitirá la vivacidad y la emoción que algunas palabras allí expuestas lograron arrancar del público, entre los que me encontraba.

A modo de un rápido flash, imaginaros el atractivo de una mesa compuesta por una actriz, un poeta, un escritor, un editor, un traductor, un artista plástico. Les aseguro que fuimos muchos a los que nos entusiasmó no sólo ser destinatarios de estas presentaciones, sino ser receptores de la inédita pasión que los diferentes relatos lograban trasmitir de su encuentro con Lacan, con su escritura, su estilo, su enseñanza y que gracias a este acto se les había convocado extraer de su fuero mas íntimo. En definitiva, el discurso que imperaba en dicha mesa estuvo atravesado por el denominador común de la creación en el encuentro con el efecto que en cada uno de ellos operó la letra de Lacan.

Magda Bosch, en "Estilo de vida", nos recordaba la pregunta que se hizo Lacan cuando introduce la afirmación de que "el estilo es el hombre": ¿qué hombre? Esta interrogación que ha permitido abrir, oradar, y atravesar con su legado todo un siglo nos enseña que en el campo del goce el arte y el síntoma son modos de tratamiento de lo real, donde es el objeto el que responde por la pregunta por el estilo.

Manuel Fernández Blanco enfatizó en "Una poética para lo Real", que todo acto de creación se da sin el auxilio del Otro. Que el neurótico sea un poema del Otro, no quiere decir que el neurótico pueda crear; para crear es necesario dejar de creer. Su prolija exposición intentó cernir la distinción entre ficción cuya matriz es el inconsciente-repetición y la creación cuyos pies se apoyan en lo real, en la dimensión del acto sin rutina.

Blas Matamoro en "Psicoanálisis y Literatura", nos aportó una visión poco estudiada en nuestras habituales reflexiones: "leer a Lacan como escritor". Asimiló al Lacan escritor con la obra de Mallarmé. En su exposición señaló varios aspectos, pero el que más me llamó la atención fue aquel que explica, da luz a lo que para mi siempre ha sido objeto de interrogación.¿Por qué molesta a veces leerlo a Lacan? La exposición de Matamoro permitió entender que Lacan plantea un discurso de la pragmática, es decir, que en Lacan constatamos que en su discurso él produce el objeto, acaricia algo que no está establecido de antemano, sino que lo alcanza en el mismo momento en que el discurso se produce. Además, es un sintaxis que disloca el orden lógico del discurso: la pragmática mallarmista pone en juego la desaparición del sujeto y deja la iniciativa a las palabras. Sin embargo, esta capacidad de ser indiferente al sentido es lo que conduce a que se produzca la invención poética: "El lenguaje cuando es capaz de ser poético, cuando produce alguna otredad significativa es porque alcanza un tensión particular que lo lleva o al sentido pleno, y por lo tanto ahí deja de ser lenguaje, es decir, es música o lo lleva al silencio."

Amalia Rodríguez, en "La pregunta por la causa" realizó con su exposición una invocación a la belleza, a la poesía, a partir de la lectura de un poema de Rubén Darío dirigida a su amigo Edgar Allan Poe en su arribo a la ciudad de la Libertad: Nueva York. Recitar este poema supuso en acto una manera de invitarnos a seguir las huellas de aquellas voces que tienen por función señalarnos que hay caminos diversos que pueden poner barrera al goce feroz que invade nuestra época.

Gracias a todos ellos.

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