Virtualia va por su número 4, tres la anteceden; es una obviedad, pero da gusto contarla.
Sigue su ritmo, el que ya cobra una continuidad, una secuencia temporal.
Virtualia dispone de un espacio y de un tiempo; es decir, tiene su lugar en este mundo. Y se la reconoce por su nombre.
También se la espera.
Este número ha seguido su curso a pesar que en el mundo se suceden –con una intensidad pasmosa– atentados, guerras, las peores crisis económicas, fenómenos que no son más que efectos de la capacidad destructiva del hombre y de su afán insaciable de poder.
Los artículos freudianos: "De guerra y de muerte", "Porqué la guerra" o el intercambio epistolar Einstein-Freud, actualizan la preocupación por las causas de estas pasiones que llevan indeclinablemente a lo peor.
Desde la perspectiva lacaniana, vale la pena recordar la diferencia entre la ética de las buenas intenciones y la ética de las consecuencias. Si la primera se ubica en la dimensión del yo, de la imagen narcisística y la segunda del objeto a, no permanecemos indiferentes a los efectos de la primera en el escenario mundial que hoy nos toca vivir, apelando a la práctica de la segunda, en tanto responsabilidad de los hombres que ignoran las consecuencias del real en juego.
La historia del psicoanálisis no se sustrae a los avatares del mundo y lleva las marcas de la historia. Es en medio de los surcos de ésta, que nace el concepto de Escuela, acuñado por Lacan en contraposición al de Sociedad, gestado por Freud.
En este número hallaremos una referencia clara al concepto de Escuela en el artículo de Gerardo Maeso, quien plantea la diferencia entre grados y jerarquías y la tensión fértil que genera la oposición AE/AME, en el seno de la misma, fundamentalmente, por las vías de acceso a cada uno de estos nombramientos.
Continuando con la serie de homenajes por el centenario del nacimiento de J. Lacan, presentamos el Coloquio realizado en Barcelona, el cual contó con la participación de destacados colegas de diferentes lugares del mundo. Allí se abordaron temas de candente actualidad para el psicoanálisis: la soledad del psicoanalista y el lugar de la comunidad, la pregunta por "qué es un analista", los obstáculos en la formación y, entre otros, el psicoanálisis como síntoma. La conversación animada por Eric Laurent permite acceder de manera entusiasta al encuentro de los panelistas con la enseñanza de Lacan.
Asimismo, podemos leer una reseña de una conversación llevada a cabo en la sede de la NEL de Miami, con M. H. Brousse, miembro de ECF de París. Aborda temas tales como la respuesta del analista en la cultura, la urgente necesidad de una política en relación a la regulación de los poderes públicos en la práctica psicoanalítica, y esboza algunas posibilidades de respuesta propuestas por el psicoanálisis. Entre estas últimas se refiere a las Cartas a la opinión ilustrada de Jacques-Alain Milller, aparecidas en el transcurso del segundo semestre del pasado año.
Una "salida filosófica" en un caso de psicosis, el caso de Wittgenstein, estudiada con detalle y precisión por Ernesto Sinatra invita a una lectura minuciosa.
Y queremos compartir con ustedes un álbum de recuerdos actualizado, preparado por Beatriz Udenio, en ocasión de los 10 años de la fundación de la EOL. Allí se podrán encontrar las opiniones de numerosos colegas de la Escuela, algunos fundadores, otros de inserción más tardía, algunos que ya no están y que, a pesar de lamentar su ausencia, están presentes por lo que perdura de su escritura o de sus dichos. Evocaciones, comentarios, críticas, sugerencias, deseos… miradas, y discursos de psicoanalistas que siguen apostando al porvenir del psicoanálisis.
No es una ilusión, como se corrobora en este número, una vez más.