Noviembre 2020 • Año XIV
#39
¡CRAC! (Derrumbe, crisis, colapso, hundimiento, crash, estrépito)

“Mientras tanto”

Lorena Buchner

Bajar este artículo en PDF

Ilustración: Ezequiel Sarudiansky
Instagram: @_zek3_

Llegué a Viena siendo un niño de 4 años, desde un pequeño pueblo de Moravia. Tras 78 años de laborioso trabajo tuve que abandonar mi hogar, asistí a la disolución de la Sociedad científica que había fundado, vi destruidas nuestras instituciones, ocupada por los invasores nuestra imprenta, reducidos a pulpa los libros que había publicado, expulsados de sus profesiones a mis hijos.
Sigmund Freud[1]

Quiero ir a casa, pero el hogar es la boca de un tiburón
y nadie dejaría su hogar a no ser que el hogar te persiguiera hasta la costa
a no ser que el hogar te dijera que dejaras lo que no puedas dejar atrás,
aunque sea humano.
Warsar Shire[2]

Los casi 2 millones de Ulises que se dirigen cada año hacia la tierra prometida del Viejo Continente carecen ya de la magnificencia del héroe. Su odisea es silenciosa y se escribe en los confines, a la vez invisible y a plena vista de un mundo que sutilmente los nombra “migrantes” a secas. Paradigma del movimiento perpetuo, al término en boga no lo precede un “e” que aluda al abandono de la Ítaca que se ha vuelto inhóspita, ni un “in” que sitúe punto de llegada alguno en el que la vida se vuelva aún posible. Esta torsión en la nominación, en el contexto de la crisis migratoria estallada en Europa desde 2015, remite así a la dificultad del tratamiento de una imposible selección y nos confronta al real de la acogida.

Freud, en 1938, en su carta al Time and Tide, invitado a tomar la palabra sobre el antisemitismo, se resiste a pronunciarse respecto a la causa política de su exilio. En cambio, “el hombre que se va sin decir palabra”[3] de nuestros días constatará que solo a partir de su testimonio podrá juzgarse su demanda de asilo. Un dictamen determinará si los argumentos proporcionados permiten dar cuenta de un “miedo fundado” por el riesgo que su vida correría en caso de retornar a su país, única condición para obtener el estatuto de refugiado[4] con el que poder permanecer en el país de acogida.

Es a la espera del paso por las instancias administrativas que recibimos, en la institución en la que trabajo en París, a los solicitantes de asilo provenientes en su mayoría de Afganistán y África subsahariana, que aguardan encontrar en el Estado francés un punto de detenimiento en una trayectoria infinita.

 

Una indefinida sucesión de instantes de ver

Podemos ubicar, grosso modo, tres momentos específicos de estos exilios que suponen para el sujeto concernido un encuentro avasallante con lo real.

Hay, primero, el real que precipita el éxodo: la persecución por razones ideológicas, religiosas, étnicas, de orientación sexual, aún más exacerbada en países bajo regímenes opresores (Eritrea) o intervenidos por movimientos fundamentalistas (Afganistán, Somalia). Hay también otro motivo no susceptible de fundar una demanda de asilo: la miseria abyecta de numerosos países africanos. Se hace pues la experiencia de un insoportable que vuelve imposible la vida. Primer instante de ver que concluye en la huida.

Está, en un segundo tiempo, la peregrinación marcada por los largos instantes de ver de arrestos clandestinos en Libia, explotación, abusos, balsas que cruzan el Mediterráneo, campos de refugiados en Grecia, cruces ilegales de fronteras… donde la existencia, puesta a riesgo en cada paso, se coagula en la precariedad extrema.

Pero hay, en tercer lugar, otro encuentro con lo real, aquel de las condiciones de acogida en los países europeos de destino, primero sujeta a un pernicioso fenómeno de ping-pong entre naciones y luego, a la incapacidad de responder al flujo de demandas, tanto en lo administrativo como en materia de hospitalidad. En Francia, solo el 40% de los solicitantes de asilo registrados consigue vivienda;[5] el resto, perece en la insalubridad de campamentos de migrantes superpoblados. En 2019, de las 132 mil solicitudes registradas por el gobierno francés, solo un 27% han obtenido un resultado favorable.[6] La denegación da consistencia, en consecuencia, a una población sin papeles ni derechos, cuyo incierto destino se dibuja en ausencia de todo anclaje.

Estos tres grandes momentos dan cuenta así que, lo que el discurso político llama “crisis migratoria” encuentra cada vez como correlato subjetivo la más radical Hilflosigkeit, estado de desamparo determinado por el encuentro con un “peligro insuperable”[7] para la conservación de la vida, donde Freud ubicaba la imposibilidad del yo de tramitar un exceso de excitación.[8] En otros términos, en ese desborde está ausente para el sujeto toda orientación en tanto que significante.[9]

 

Hacia un tiempo de comprender

Cuando acogemos a estos sujetos, asediados por el instante de ver y apremiados por alcanzar un momento de concluir, el “mientras tanto” con el que se inscribe su admisión en nuestra institución puede ser, acompañado de la buena manera, la posibilidad de abrir un tiempo de comprender. Frente al asistencialismo que nos convoca a garantizar vivienda temporaria y acompañamiento social, la apuesta es operar en un litoral donde orientarse por el psicoanálisis a nivel de lo social, descompletando cada vez esta demanda para no hacerse eco de la “humanitariería de cumplido”[10] de quien no busca sino sacar al otro de su particularidad.

Lo inédito puede ser entonces que estos solicitantes de asilo encuentren un destinatario de sus palabras distinto al del Otro de la ley que decidirá su destino. “Es a esta víctima conmovedora, evadida por lo demás irresponsable a la que recogemos cuando viene a nosotros”,[11] precisaba Lacan. Se trata aquí de instaurar las condiciones de posibilidad de una conversación donde poder hacer lugar al significante del asilo de quien llega en la radicalidad del desamparo, pero permitiéndole a su vez desalojarse de su identificación de víctima en el discurso. Esto es condición indispensable para abrir un trabajo respecto a los recursos de los que es heredero, con los que inscribir su subjetividad en una constelación significante distinta de la que proviene, dignificando su responsabilidad ante esta elección.

Claro que esta apuesta no es para todos, que nos confrontamos a menudo a una psicopatología gravísima y que, por otra parte, es condición para una conversación una cierta relación a la palabra, no siempre evidente. Pero cuando esto es factible, allí donde las fatalidades que precedieron al exilio, las contingencias del recorrido migratorio y los impases burocráticos del país de acogida vienen a afectar las metáforas esenciales al deseo, se trata pues de ir en otra dirección que la del falso auxilio de una “ortopedia de los déficits sociales”,[12] localizando las vías por la que es posible, aquí y ahora, resituar al sujeto respecto a su deseo de un modo que sea compatible con la vida.

NOTAS

  1. Carta de S. Freud a Lady Rhondda, directora de Time and Tide, publicada en el periódico el 26 de noviembre de 1936, bajo el título “A letter from Freud”.
  2. W. Shire es una poetisa somalí radicada en Inglaterra. Fragmento de su poema “Hogar”, publicado en inglés en la antología The Salt Book of Younger Poets, Salt Publishing, Cambridge, 2011.
  3. En la carta citada, Freud alude a un antiguo dicho francés con el que fundamenta dicha resistencia: “El ruido es para el fatuo, / la queja es para el tonto; / el hombre honesto engañado / se va sin decir palabra”.
  4. Cf. Convención internacional de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados, aprobada en Ginebra en 1951.
  5. Cf. Intervención de Christophe Deltombe, presidente de la cimade, durante la Conversación “Comment traiter l’impossible selection? Le réel de l’accueil des migrants”, organizada por la acf-Idf y el cartel “Figures de l’étranger” en la Maison d’Île-de-France, París, 5 de enero de 2020, inédita.
  6. Cf. “Demandes d’asile”, Ministerio del Interior, República Francesa, 21 de enero de 2020 [en línea]. Consultado en www.immigration.interieur.gouv.fr.
  7. Lacan, J., El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Bs. As., 2007, p. 72.
  8. Cf. Freud, S., “Inhibición, síntoma y angustia”, Obras Completas, Vol. XX, Amorrortu, Bs. As., 1992, pp. 126-130 y 155-157.
  9. Cf. Miller, J.-A., “Introduction à la lecture du Séminaire de l’Angoisse de Jacques Lacan”, La Cause freudienne n° 58, ecf, 2004, p. 72.
  10. Lacan, J., “Televisión”, Otros escritos, Paidós, Bs. As., 2012, p. 560.
  11. Lacan, J., “La agresividad en psicoanálisis”, Escritos 1, Siglo XXI Editores, México, 2009, p. 127.
  12. Alberti, C., Prólogo a Situations subjectives de déprise sociale, Navarin éditeur, París, 2009, p. 6.
El Caldero Online Cuatro+Uno EntreLibros
La Red PAUSA ICdeBA IOM2
EOL Wapol FAPOL Radio Lacan