AÑO XVII
Diciembre
2023
43
Lazos

Un amor que hace existir una inexistencia

Andrea V. Zelaya

Fragmento de El jardín del amor, de Rubens

El tema del amor es amplio tanto en la obra de Sigmund Freud como en distintos momentos de la enseñanza de Jacques Lacan. El amor moviliza a dramaturgos, cineastas, novelistas, ensayistas, filósofos, artistas y tambien destaco muy especialmente la referencia a Platón que retomó Lacan y que ha inspirado a Jacques-Alain Miller su curso en los años 1998 y 1990 que tituló El banquete de los analistas. Aquí aborda diferentes zonas acerca de las causas, de las consecuencias y efectos de los lazos de los analistas con el discurso analítico e inmersos en la Escuela. En el primer capítulo, especifica un punto crucial en referencia a este lazo de los analistas practicantes con el psicoanálisis a partir del lugar del control y señala que: “… no tiene ningún valor si se limita a pautar sus relaciones del analista aprendiz ‒en la posición de aprendiz‒ con sus pacientes. El control no vale nada si no apunta más allá, esto es, a sus relaciones con el psicoanálisis”.[1]

Sitúa también como consecuencia de esta enseñanza la importancia del lazo entre los analistas en una comunidad analítica. Este punto es el que me intersa remarcar a partir de la función del amor en la Escuela y por ella. ¿De qué amor se trata? ¿Cuál es su funcionalidad? Estas preguntas son las que me permiten plantear de un modo aproximativo la experiencia de Escuela como posición analizante debido a que el discurso analítico, como modo de tratamiento, mantiene como agente el a, el cual orienta y señala su vacío central.

En el lazo entre los analistas se trataría de mantener viva la causa analítica, el fundamento del discurso es hacer lazo social y, como muy bien lo destacó Christiane Albertí, la raíz del mismo es real,[2] pues está causado por una relación de imposibilidad de la proporción sexual, de su escritura a nivel natural. Al entrar en el mundo del lenguaje algo escapa a él, dicha pérdida está estructurada por un vacío constitutivo del sujeto cuya modalidad es manifestar como impotencia lo que lo interpela y divide.

Enel Seminario 20, Lacan plantea que la modalidad estructural del amor cortés funciona de tal manera que es en los obstáculos donde podría existir una verdadera posibilidad: “… es una manera muy refinada de suplir la ausencia de la relación sexual fingiendo que somos nosotros los que la obstaculizamos”.[3]

Lo que enseña el amor cortés es que, si bien vela la imposibilidad de que haya un significante que represente lo real del sexo, muestra, a la vez, el punto de su inaccesibilidad en cuanto a verse realizado en un objeto determinado, es decir, nos muestra la contingencia del objeto sabiendo que el objeto mismo es un agujero; es por este motivo que Lacan menciona que lo que sí hay es un agujero.

Esta estructura devela que lo único que hacemos en el discurso analítico es hablar de amor, y más adelante aclara que hablar del amor es un goce, en tanto goce que falta.

Esta vertiente del amor hace referencia a la castración, de lo que en otro momento y previo al Seminario 20, Lacan enuncia como: “… amar es dar lo que no se tiene a quien no lo es”.[4] El amor vela y muestra a la vez un vacío que hay en el Otro. Se trata del falo como ausencia siendo la castración la que vehiculiza el amor.

No hay relacion sexual: hay un amor

El amor es un modo de solución a la inexistencia de la relación sexual, se sustituye por su existencia, es decir, hay amor y se abre en el mundo por el transfondo de un imposible, de un no hay. El amor suple ese vacío, funciona como su partenaire, su encuentro es contingente, inesperado y allí algo puede escribirse. Lacan otorga importancia a la presencia de lo escrito en la carta de amor, pues se escribe a quien está ausente. Es un modo de crear por el escrito esa inexistencia en el Otro.

Solo puede haber una carta en el lugar en el que hay una ausencia.

¿Cómo se enlazan Escuela y analistas?

Lacan menciona que la mujer tiene relación con la falta del significante del Otro y, por lo tanto, a ella le imposibilita decirla toda en referencia al modo de relación con el falo.

Lo que nos enseña el amor cortés es que, si bien vela la imposibilidad de que haya un significante que represente lo real del sexo, muestra, a la vez, el punto de su inaccesibilidad.

Lacan enfatiza que: “Hay el psicoanálisis y hay la Escuela”. Distingue “… que la Escuela se presenta como una persona moral, es decir, como cualquier otro cuerpo sostenido por personas, físicas ellas y bien presentes”.[5] La Escuela sostiene la ética de dar lugar a la formación de los analistas. En una Escuela el mejor modo es hacer de partenaire tal como define Miller a ese concepto: “… como la relación que no hay”.[6] Se trata de un lazo al saber y al lugar de una verdad donde se preserva un medio decir que deja abierto el interrogante acerca de saber qué es un analista. Si consideramos el movimiento que hace Lacan en el Seminario 21 acerca del amor ubicándolo como “dos medios decires que no se recubren”,[7] esta posición deja abierto no solo el interrogante acerca de qué es un analista, sino que posibilitaría en ese agujero que cada uno encuentre su solución. A la vez, que es en el pase donde un AE testimonia con su decir acerca del pasaje de analizante a analista.

La clave de lectura para sostener un lazo con otro en la Escuela es por medio de un amor que esté constituido por un vacío central, siendo él mismo su causa. Es decir, es un amor que hace producir ese vacío y en la Escuela. Podría extremar su función y nombrar ese amor, como Lacan menciona en el Seminario de la Ética, “el quehacer del alfarero”.

Es un tratamiento donde se vive la pulsión con lazos sin garantías ni condicionamientos que se sustancialicen imaginariamente en el plano del objeto. Es saber leer de un modo distinto lo sintomático en juego, es decir, “conservar su sentido en lo real”[8] y en lo que de ese real hay de vacío. La apuesta sería abrir a las condiciones de posibilidad, generar el terreno fértil para enlazar entre varios una modalidad sintomática a partir de un amor que hace soporte en sí mismo como vacío, tal como Lacan lo define en la clase del Seminario 24.[9]

Dejo planteado un punto de articulación a partir de esta modalidad del amor que se centra en una significación vacía; donde se podría unir Escuela, posición femenina y lugar del analista; donde la presencia en el lazo sea a partir de la ausencia fálica. Cada uno decide cómo transitar su experiencia en la vida de Escuela. Se puede decidir por un amor narcisístico o transitar un amor en el que se favorezcan los lazos en una transferencia de trabajo causada por su experiencia analizante y donde pueda haber un horizonte en relación a un deseo de saber. Este deseo no es sobre algo determinado ni de un saber acumulable, sino que está en su raíz un real y que Lacan define como misterio: “Lo real, diré, es el misterio del cuerpo que habla, es el misterio del inconsciente”.[10] Es un nudo de misterio que hace hablar al inconsciente real en su agujero, punto de “no reconocido”[11] y en un cuerpo de Escuela que habla y cuyo misterio invita a una producción, cada vez y uno por uno.

NOTAS

  1. Miller, J.-A., El banquete de los analistas, Los cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller, Buenos Aires, Paidós, 2000, p. 10.
  2. Alberti, C., FAPOL, Conferencia: “Libertad de expresión. ¿Es la verdad amable?, 25 de junio de 2022 en el marco de la permutación del buró de la FAPOL. Christiane Alberti, presidente de la AMP.
  3. Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aun, Buenos Aires, Paidós, 1981, p. 85.
  4. Lacan, J., El Seminario, Libro 5, Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Paidós, 2005, p. 359.
  5. Lacan, J., “Exhorto a la Escuela. Exhorto del jurado de recepción a la Asamblea antes de su voto, el 25 de enero de 1969”, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 313.
  6. Miller, J.-A., “La teoría del partenaire”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, n.º 19, Buenos Aires, EOL-Grama, 2015, p. 48.
  7. Lacan, J., Seminario 21, “Les Non- dupes Errent o Les Noms Du Père”. Inédito.
  8. Lacan, J., Seminario 24, “L’insu que sait de l’une- bévue s’aile à mourre”, clase del 15 de marzo de 1977, Inédito.
  9. Ibíd.
  10. Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aun, óp. cit., p. 158.
  11. Lacan, J., “Respuesta a una pregunta de Marcel Ritter”, publicado en francés en Letters de l’École freudienne, n.º 18, Journée des cartels. Strasbourg, Introduction aux séance de travail,Andre, 1976. Recuperado en: https://goo.gl/snmdhp