Mayo 2003 • Año II
#7
Sala de lectura

Síntomas sin inconsciente de una época sin deseo

De Marco Focchi

Andrea Brunstein

Tres Haches, Buenos Aires, 2012.

 

El autor nos invita a introducirnos en el libro de esta manera: "La mejor premisa de la que se puede partir es ver cómo las temáticas encontradas en la clínica psicoanalítica a menudo se reconducen a problemas de orden social"

Este nuevo libro de Marco Focchi es un libro claro de psicoanálisis y actual. Aborda de un modo simple y directo conceptos de psicoanálisis clásico, interrogándolos y confrontándolos, con suma rigurosidad, a partir de ciertos fenómenos que caracterizan los atolladeros de nuestra actualidad.

Ubica así al sujeto de nuestra época como un ser acomodado a las normas y a "lo normal", tras lo cual busca conformarse. Introducido en un discurso cientificista, donde el síntoma es más una disfunción orgánica a solucionar o un trastorno a "corregir" que algo que al sujeto lo interroga.

Nos sumerge así en una interrogación profunda sobre el sujeto de la actualidad pero también sobre el psicoanálisis mismo, ya que el autor lo pone en cuestión y lo problematiza.

A modo de comentario me gustaría abordar algunas cuestiones. Focchi interroga y se introduce en la época implicado en el discurso desde su posición de analista. El título del libro es Síntomas sin inconsciente de una época sin deseo. Pero, ¿qué nos dice cuando habla de "síntomas sin inconsciente…"? Destaca, precisamente, que el sujeto contemporáneo está atravesado por un discurso cientificista, apoyado en la medicalización. Es a partir de allí que la cuestión no radica tanto en que los síntomas sean "nuevos", incluso puede decirse que son los mismos de siempre, que no hay nuevos síntomas, lo que es diferente -y este es un punto crucial del planteo del autor- es la relación del sujeto a su síntoma.

Anteriormente éste, ante un síntoma, se preguntaba por una verdad, suponía que había algo a interrogar, que quería decir algo. Hoy, por el contrario, la pregunta que llega a los consultorios es por la "normalidad". Los síntomas están catalogados, etiquetados bajo un nombre y el sujeto los vive como una disfuncionalidad que hay que normalizar. No hay una pregunta por el inconsciente sino un intento de volver a la norma.

En un psicoanálisis, al final de su análisis, el analizante se identifica al síntoma; el sujeto actual, nos dice Focchi, se identifica a la norma. Mientras la identificación al síntoma lo lleva a lo más singular de sí, la identificación a la norma lo diluye en la universalidad.

Lo mismo sucede con el deseo, lo cual es señalado en la segunda parte del título: "…de un sujeto sin deseo". Una de las vertientes que toma el texto es la sexualidad, señalando que, en la actualidad, es vivida como un parámetro de autoevaluación o de autoestima, también ahí se produce la pregunta por la normalidad y es por esa vía que se aleja al sujeto de las vertientes del deseo. El autor nos pone en tema de cierta prensa amarilla en donde las preguntas que se formulan las personas que acuden a ese tipo de prensa son a partir de la norma, la interrogación está puesta en si se "es" o "no" parte de un parámetro de normalidad cuantitativa en la frecuencia de las relaciones y cantidades. Entonces, nos dice el autor, aquel que intenta identificarse a un universal, sin ninguna interrogación de sí, es un sujeto con una disminución en su deseo.

La pregunta latente que atraviesa el libro es, por lo tanto, cuál es el lugar para el psicoanálisis en esta coyuntura. Estamos en un momento histórico para éste, en el que se van manteniendo los objetivos de la clínica pero cambian las modalidades para alcanzarlos, la oferta es la misma pero varían las demandas que se formulan, el planteo de Focchi es entonces que el psicoanálisis tiene que estar a la altura del momento y no dejarle espacio a las psicoterapias.

Hace una apuesta: el psicoanálisis tiene que hacer lazos, tiene que salir de la elite para llegar a más gente y para eso tiene que ser utilitario. La utilidad que propone es la de escuchar al sujeto en su singularidad permitiendo un espacio y generando una espera, utilizando las entrevistas preliminares para intentar lograr cierta interrogación que lo aleje de los ideales marcados por las normas y pueda acceder a una pregunta por su deseo. Para lograr esto hay que dejarse orientar por el síntoma.

Lo dice de esta forma: "Si el síntoma es marca de goce, entonces cada goce es sintomático. En la experiencia analítica tenemos que dar lugar a otro trabajo además del interpretativo, porque no queremos dominar aquel tipo de síntoma, aquel que es marca de goce, sino que queremos sencillamente que deje de ser fuente de sufrimiento…

En tal caso lo que hay que deconstruir son los ideales, no el síntoma. Los ideales son la verdadera fuente del sufrimiento neurótico. Por lo tanto lo que hay que hacer es sacarle potencia a los ideales y no al síntoma."

El libro, de principio a fin, cumple con la premisa inicial, no se aleja de la idea de que las temáticas encontradas en la clínica contemporánea encuentran un soporte en problemas del lazo social. El autor, a través de su lectura, nos introduce no sólo en su clínica, sino también en su reflexión en torno el arte -en donde ubica la inmediatez en la relación al goce-, en la importancia del espectáculo en la actualidad y su relación al poder, en las nuevas familias y las consecuencias que traen en los síntomas clínicos, para terminar interrogándose por el estatuto, en nuestro presente, de la autoridad.

Marco Focchi en este libro no sólo es un observador, toma posición. Nos brinda el encuentro con una autor que opina, que ejerce su palabra, que nos provoca un entusiasmo en la lectura e invita a interrogar nuestra propia clínica.

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