Una pregunta sobre el amor y el odio a Ariana Harwicz

La escritura, el acto de escribir, ¿te ha permitido captar, leer, pensar o sentir algo distinto acerca del amor y/o del odio?, ¿te ha posibilitado de algún modo elaborar afectos propios del amor o del odio?

Es más que esto, es un paso más allá, incluso más radical que una colaboración o ayuda en el proceso del trabajo de elaborar y reflexionar el amor, el odio y los afectos. Es más revolucionario.

Ya no recuerdo lo que era sentir amor y odio sin la escritura, por supuesto que existió porque comencé a escribir verdaderamente a los 33 años. Hubo una vida antes, tres décadas de sentimientos diversos sin escritura, aunque con lectura y arte.

Creo que escribir me posibilitó y posibilita la interrelación entre el amor en la vida y el amor en la escritura, el odio en la vida y el odio en la escritura. Esa especie de amalgama indefinida entre la vida y la escritura. Me posibilita pasajes al acto que en la vida no los haría por limites morales, éticos, porque iría presa, porque no soy psicótica, porque justamente ese es el stop que el perverso no tiene, poder autolimitarse, reprimirse. La esfera de la represión del no pasaje al acto: en la violencia, en incendiar una casa, en maltratar a un hijo, en matar o violar a alguien, que muchos ejercen en la vida, yo la ejerzo en la escritura, entonces me posibilita escribir ese doble juego entre pasaje al acto y represión.

Me parece casi inconcebible cualquier sentimiento en la vida por fuera de la escritura, sin la escritura como aliada. La escritura es la aliada de la vida y la vida es la aliada número uno de la escritura.