Mayo 2011 • Año X
#22
Coloquio internacional inconsciente y filosofía: Una nueva manera de pensar lo político

Presentación

Laura Suarez

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Foto intervenida de la serie "Paraísos Perdidos II"
de Eduardo Medici

Buen día a todos y muchas gracias por haber venido. Para comenzar quiero agradecer al Colegio de España y al Director Javier de Lucas por su disposición y por haber tenido confianza en mí para la organización de este coloquio. Quiero también expresar un reconocimiento especial a Stephanie Migniot, responsable de las actividades culturales en esta casa y cuya ayuda y paciencia han sido determinantes para que todo esto haya sido posible. Y finalmente, agradecer a José Luis Pardo, Jacques-Alain Miller, Jorge Alemán y Markos Zafiropoulos por su participación y también, en lo que me concierne, por su gentileza y su paciencia con lo que se podría llamar mi lado fuertemente obstinado.

Esta jornada fue concebida desde hace varios meses y responde al deseo de darle lugar a una discusión en torno de un tema que, por más que haya sido abordado desde hace más de un siglo, sigue siendo todavía una fuente de debate y de pensamiento.

Así, la aparición del inconsciente freudiano y su toma en consideración por la filosofía y el pensamiento político, ha supuesto una nueva manera de abordar, no solamente la pertenencia recíproca del sujeto individual y del sujeto colectivo (lo que ha dado lugar a diferentes interpretaciones sobre lo que Hannah Arendt llamaba el espacio que emerge entre los diversos), sino también el « pertenecerse » del sujeto a sí mismo tanto a nivel individual como social.

Este abordaje, esta forma de pensar y de comprender de otra manera, ha pasado – y pasa – por una posición de acusación y de destrucción de las ilusiones y de los males de la humanidad en la que ya Freud mismo se ha situado, una posición a partir de la cual la legibilidad de las cosas del mundo puede ser efectuada a través de lo que no es completamente visible.

La relación entre el inconsciente y la política, entre las pulsiones y las instituciones, parece poner en juego lo que tenemos de más íntimo y de más público, lo que determina nuestros lazos de dependencia hacia el otro del amor y hacia el otro del odio, y lo que, finalmente, define lo insoluble del conflicto de nuestro deseo.

Si como escribió Freud (Nuevas Conferencias de Psicoanálisis, 1933), el psicoanálisis hace irrupción de una manera inesperada desde el mundo psíquico subterráneo hasta la plaza pública, es en este mismo espacio público donde el encuentro entre el discurso psicoanalítico y el discurso filosófico-político adquiere todo su sentido, puesto que si se acepta que ninguna disciplina o sistema de pensamiento puede por sí mismo aportar una imagen completa y necesaria del mundo (Esq. Psicona), es justamente sobre la base de un decir dialogado entre el psicoanálisis y la filosofía, como se puede continuar construyendo, habitando y pensando nuevas concepciones del mundo tan contingentes como sea posible.

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