El inconsciente que amamos
Ludmila Malischevski
A modo de introducción, voy a servirme de una pequeña anécdota.
Era mayo de 2020, contexto de pandemia y confinamiento absoluto, cuando salí (en las pocas salidas que se podían hacer) al supermercado. Mientras iba caminando por las góndolas donde estaban los rollos de cocina, leo al pasar una marca que me sorprende: "ESTRAGANTE". Sigo caminando y pienso: "Mmm… esa marca de rollos de cocina no la conocía, sí que deben ser absorbentes... Intrigada, vuelvo sobre mis pasos y leo de nuevo la marca en cuestión. Para mi sorpresa decía: "ELEGANTE". Ese lapsus en la lectura hablaba de mí y si bien me inquietó un poco lo que salió a la luz en ese desliz, me produjo risa el equívoco que tuvo para mí el efecto de un chiste. Por supuesto que fue material de análisis. Ahora bien, ¿por qué traigo esta anécdota? Ya que "[…] por entretenida que resulte y aunque esté llena de enseñanzas, la anécdota solo tiene valor si uno se orienta en la estructura".[1]
En principio, porque me permite introducir esa función del inconsciente que constituye la ranura por donde una verdad se aventura a salir a la luz, al menos por un instante, y pone en jaque la intención de significación del yo. Así emerge ese saber no sabido que se desprende de la articulación significante y que es siempre incompleto.
Me refiero a la dimensión del inconsciente que Lacan presenta en el Seminario 11 como discontinuidad, tropiezo, falla, fisura,tomando como modelo el acto fallido, la agudeza, el lapsus. Momento de apertura que él llama pulsación temporal[2] del inconsciente y que pone de relieve que el inconsciente es el primer intérprete. "La interpretación del analista recubre simplemente el hecho de que ya el inconsciente [...] en sus formaciones procede mediante la interpretación. El Otro, el gran Otro, ya está presente cada vez que el inconsciente se abre, por más fugaz que sea esta apertura".[3]
En su curso La fuga del sentido, Jacques-Alain Miller sostiene que este inconsciente es el inconsciente que amamos, el inconsciente del que Freud dio pruebas para nosotros, el que leemos y que da lugar a la interpretación que puede volverse interminable.
El inconsciente es el primer intérprete por el trabajo de cifrado que realiza. En este sentido, es un gran trabajador y trabaja para cifrar el goce. "De ahí la idea de que el inconsciente no hace nada mejor que cifrar, es el artista del ciframiento".[4] Es un saber que vehiculiza un goce y por eso repite siempre lo mismo. Es por ello que la interpretación analítica es secundaria. Miller esclarece esta frase cuando formula la tesis de que es el inconsciente el que interpreta y el analista aprende de él. "Hacer resonar, hacer alusión, sobreentender, hacer silencio, hacer de oráculo, citar, hacer enigma, mediodecir, revelar, [...]. Pero ¿quién maneja esa retórica como si fuera de nacimiento, mientras ustedes se rompen el espinazo para aprender sus rudimentos? ¿Quién sino el inconsciente mismo? Toda la teoría de la interpretación no ha tenido nunca más que un objetivo enseñarles a hablar como el inconsciente.[5]
Pero, si bien en una parte de la práctica la interpretación del analista funciona en el sentido de aportar un S2, en cierto momento es necesario un punto de detención, porque "El saber inconsciente parece capaz de comérselo todo. Ese saber es un tragón".[6] Aquí cobra relieve la "interpretación al revés" que apunta a producir una ruptura entre S1 y S2. En su texto "El inconsciente intérprete", Miller explica que esta forma de intervenir no imita al inconsciente, sino que busca separar al sujeto de su modo habitual de interpretar las cosas y, en consecuencia, de su modalidad de gozar que está ligada a ese modo de interpretar. En efecto, esto supone que el sujeto crea un poco menos en la interpretación del inconsciente.
Sin embargo, Miller advierte, y esto me parece muy importante, que "la formación del analista implica darse cuenta del carácter arbitrario de un modo de interpretar ‒uno, entre otros posibles‒ y respetar el modo de interpretar del Otro. Es fundamental no dominar el modo de interpretar del Otro ya que un modo de interpretar es un modo de gozar, una manera de entender".[7]
Aquí ya no se trata del amor al inconsciente y de seguir ciegamente sus interpretaciones semánticas sino de, una vez esclarecidas, ir al revés. Y por la vía de la interpretación asemántica, del corte, reconducir al sujeto al S1 sobre el cual la neurosis se ha construido.
En otras palabras, el discurso analítico pone a trabajar al sujeto del inconsciente y lo saca de esa pasividad por la cual consiente a ser representado por el significante amo aceptando que el Otro haga y mande. Cuando se produce esta inversión, el sujeto consiente a trabajar en su propia vida y dejar de ser trabajado por el saber inconsciente. De modo que, una vez producidos estos significantes amo, el sujeto puede liberarse de la relación unívoca con ellos y sufrir un poco menos.
BIBLIOGRAFÍA
- Lacan, J., (1964) El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 2010.
- Miller, J.-A., (1989) "Del saber inconsciente a la causa freudiana I", Introducción a la Clínica Lacaniana, Barcelona, ELP-RBA, 2007.
- Miller, J.-A., (1989) "Del saber inconsciente a la causa freudiana II", Introducción a la Clínica Lacaniana, Barcelona, ELP-RBA, 2007.
- Miller, J.-A., (1989-1990) El banquete de los analistas, Buenos Aires, Paidós, 2000.
- Miller, J.-A., (1990) "El triunfo de Jacques Lacan", Introducción a la Clínica Lacaniana, Barcelona, ELP-RBA, 2007.
- Miller, J.-A., (1994) "Sobre la fuga del sentido, Introducción a la Clínica Lacaniana, Barcelona, ELP-RBA, 2007.
- Miller, J.-A., (1995) "El inconsciente intérprete", Introducción a la Clínica Lacaniana, Barcelona, ELP-RBA, 2007.
- Miller, J.-A., [1996] "La interpretación al revés", Entonces: "Sssh…", Barcelona y Buenos Aires, Minilibros-EOLIA, 1996.
- Miller, J.-A., (1995-1996) La fuga del sentido, Buenos Aires, Paidós, 2012.
NOTAS
- Miller, J.-A., (1989-1990) El banquete de los analistas, Buenos Aires, Paidós, 2000, p. 215.
- En este texto no me dedicaré a estudiar el segundo tiempo, el del cierre del inconsciente. Este se encuentra desarrollado en el capítulo 11 del Seminario 11 y en el capítulo 12 del curso de Miller, La fuga de sentido.
- Lacan, J., (1964) El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 2010, p. 136.
- Miller, J.-A., (1994) "Sobre la fuga del sentido", Introducción a la Clínica Lacaniana, Barcelona, ELP-RBA, 2007, pp. 372-373.
- Miller, J.-A., (1996) "La interpretación al revés", Entonces: "Sssh…", Barcelona y Buenos Aires, Minilibros-EOLIA, 1996, pp. 8-9.
- Miller, J.-A., (1989) "Del saber inconsciente a la causa freudiana I", Introducción a la Clínica Lacaniana, óp. cit., p. 213.
- Miller, J.-A., (1995) "El inconsciente intérprete", Introducción a la Clínica Lacaniana, óp. cit., p. 424.